Psicologia Del Mexicano
Enviado por olgagracielasanc • 2 de Junio de 2014 • 3.042 Palabras (13 Páginas) • 364 Visitas
“Si bien Toda historia sufre cambios, la raíz de lo que se es permanece, la nuestra solamente se quedó en el cambio, de lo que éramos antes, no queda nada, no permaneció nada”. <<Olga Sánchez>>
Antes de la conquista de los españoles nuestras creencias y cultos religiosos eran por mera adoración con el fin de agradecer a los Dioses la lluvia, el sol, la noche, el alimento, etc. La idiosincrasia del pueblo mexicano no era temer a la muerte y mucho menos el sentimiento de culpa, todo era agradecimiento y una gran folclor ante los sacrificios humanos que conllevaban a la muerte o cuando alguien fallecía, lo más común era escuchar de los hombres más sabios que la persona muerta iba hacia un mejor lugar, un lugar lleno de espiritualidad, inteligencia y luz, acompañado con una actitud regocijante, con dolor pero no con lamento.
Cuando llegan los españoles a territorio mexicano, se aterrorizan al presenciar aquellas formas y actos de adoración hacia los distintos dioses, ya que para ellos, solamente había un Dios al cual se debía de rendir culto y adoración, fue en ese momento de la historia cuando empezó nuestra esclavitud y no solamente en cuestiones políticas, fuimos esclavizados de nuestros propios pensamientos e ideologías, de nuestra manera de vestir, de hablar, de creer y hasta de comportarnos.
En ese momento de nuestra historia, perdimos a “Meshico” y nos convertimos en México, en el México esclavo, en el México reprimido y con una sed insaciable de identidad, en el México que se olvidó de lo que era cuestionar y solamente se hizo un títere para atender las necesidades de otros, olvidándose de sus propias necesidades.
De ahí en adelante, nuestra cultura sufrió múltiples cambios y transformaciones, nos volvimos un México con una lengua castellana, el lenguaje del otro, del conquistador. En sus extremos, empleando esta lengua para servir, humildemente, al patrón.
El mexicano del pasado, el mexicano moderno y el mexicano presente.
Antes de 1953, la cultura en México con respecto a la mujer era limitante, se le veía solamente como la responsable del hogar y con la obligación de mantener un rol de cuidadora solemne y sin poder contradecir absolutamente nada, no tenía voz ni voto y su única función: la de procrear, alimentar y cuidar. El hombre por el contrario, era visto como ese macho proveedor, el que opinaba y tenía la última palabra.
En las familias se les inculcaba que el hombre era el que se preparaba y tenía derecho a estudiar, mientras que el papel de la mujer desde nacimiento era una frase tan conocida y lamentable de: “pobrecita, lo que va a tener que aguantar, por el simple hecho de ser mujer”.
El constante sufrimiento de las madres al quedar embarazadas y pensar que su primogénito fuese mujer, la deshorna y la angustia que les causarían a sus maridos por no haber tenido un machito como hijo primogénito. Desde ahí, la connotación que se le daba a la palabra “machito”, aquel hombre que no se podía rajar ni llorar y mucho menos mostrar sus sentimientos.
Fue entonces que en 1953, la mujer toma la decisión de luchar contra todo estereotipo y hacer valer sus derechos y su voz, una pelea incansable pero afortunadamente exitosa. Por lo menos, se pudo hacer valer la voz y voto de muchas mujeres, aunque continuaban ciertas etiquetas hacia el sexo femenino, con el paso de los años, poco a poco la mujer solemne y abnegada fue valiéndose por sí misma.
Es curioso que a pesar de las modificaciones culturales, hasta la fecha al mexicano desde niño se le enseña a reprimir sus sentimientos con frases como: “los hombres no lloran, las mujeres no opinan, el niño debe jugar con cochecitos y las niñas con muñecas, etc.”
Esto trae consigo un encarcelamiento de emociones, lo que conlleva a una tensión y hacer que el hombre o la mujer mexicana estallen en el momento menos esperado, emergiendo así su cólera agresiva y vengadora con el menor pretexto.
Algo que caracteriza al mexicano es su tendencia al aislamiento y al secreto, a la inseguridad, la timidez y la introversión. El mexicano posee ciertas habilidades y dotes entre ellos; la inteligencia intuitiva y la imaginación concreta, pero el aspecto negativo de todo esto, es que también se caracteriza por abandonar completamente las cosas que no le interesan.
La impasibilidad del mexicano es su defensa ante un mundo hostil, a pesar de que en México sobresale la alegría de las fiestas y el color, no deja de existir el lamento ante las desgracias, en el mexicano existe una necesidad de estar solo, debido a la esperanza que trasciende a su soledad y vive en invisible comunión. Otra razón de su soledad es el evitar la vejación (maltrato o humillación) y así evitar la pérdida de su autenticidad.
Si bien nuestro México ha pasado por muchos cambios sociales, políticos y hasta religiosos, parece que todavía seguimos arrastrando ciertas creencias la cuales nos han sido impuestas y sin derecho de cuestionarlas, seguimos siendo un pueblo de esclavos y apaciguados por los distintos incentivos que nos distraen de la realidad que nos rodea.
Unas de las características del mexicano es la vulnerabilidad ya que suele tomarse las cosas muy a pecho y sus sentimientos suelen ir al extremo, tiene miedo al ridículo por lo tanto evita situaciones en las que pueda caer en él, suele ser introspectivo y escrupuloso, suelen temer a lo desconocido y también a las decisiones que le son exigidas. Además, es incapaz de sacrificar lo más cercano a lo más remoto, un ejemplo podría ser el llegar tarde a una cita debido a que no quiere abandonar una situación en la cual se la pasa bien, es por esto que surge su impuntualidad.
Pero también el mexicano se caracteriza por la pasión de realizar cualquier cosa, además de que suele tener una generosidad irreflexiva, posee una seriedad afectiva a pesar de esto, los extranjeros señalan una capacidad de calor humano que no puede ser igualado.
Y no puede ser igualado por el simple hecho de que somos una cultura que sigue desviviéndose por el otro, solemos llegar a extremos tan abismales con tal de sentirnos identificados y parte de algo, el extranjero tiene un hábito del ahorro y todo el tiempo está trabajando y produciendo, no necesita hacer tanto alarde en fiestas para poder sentir a toda su familia y amigos cerca de él, en cambio; el mexicano se gasta lo que no tiene en fiestas religiosas, comidas, celebraciones, etc. Con tal de ser vistos como los anfitriones del año o los mejores en hacer las grandes pachangas, es insólito ver a una familia que vive al día, hacer los grandes banquetes para las celebraciones religiosas, como si
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