RESUMEN CAPITULO 4. Libro: Técnica De La Entrevista Psicodinamica. De Isabel Diaz Portillo
Enviado por PATSY77 • 15 de Abril de 2015 • 1.347 Palabras (6 Páginas) • 4.527 Visitas
CAPÍTULO IV.
MANEJO TÉCNICO DE ACTITUDES RESISTENCIALES.
Greenson, 1967, señala que “resistencia significa oposición, conjunto de fuerzas que obstruyen los procedimientos y procesos del análisis, estorban la libre asociación, obstaculizan los intentos del paciente por recordar y lograr asimilar insight, que operan sobre su yo razonable y su deseo de cambio. La resistencia puede ser consciente, preconsciente o inconsciente, y expresarse por medio de emociones, actitudes, ideas, impulsos, pensamientos, fantasías o acciones.
Todo tipo de comportamiento puede desempeñar una función resistencia. Incluso la comunicación de material inconsciente, impulsos instintivos, o recuerdos reprimidos.
La oposición más obvia a la entrevista es la de quien acude a ella por la presión de alguna persona. Caso frecuente en niños y adolescentes.
Hay adultos que presentan una resistencia similar a la entrevista que prevén constituirá el primer paso para un tratamiento, que en el fondo temen, porque no desean enfrentarse conciertos aspectos de su conducta y carácter.
El enfermo psicosomático carece frecuentemente de la conciencia de sufrimiento psíquico, necesaria para permitir una primera aproximación fluida y fácil, en términos de entrevista psicodinamica. El sufrimiento físico, consciente, se manifiesta aislado de los conflictos psíquicos que lo producen, gracias al esfuerzo de la represión a través de la somatizacion.
Con algunos entrevistados es suficiente una sola demanda de aclaración para que posteriormente, aporten la explicación buscada, con solo pedirles que hablen más de lo que sienten, piensan, o sucede cuando se enojan, deprimen o se sienten devaluados, sometidos, manipulados, etc., basta una mirada interrogante para que nos aporten el material necesario. En otros casos, especialmente tratándose de pacientes obsesivos, que tratan de evadir la emergencia de afectos a través de relatos pormenorizados de detalles intrascendentes, que les permiten mantener la raya las emociones mientras logran controlarlas mediante el expediente de aislar y fraccionar el material efectivamente significativo.
Sabiendo que el entrevistado evade tanto como puede la comunicación de sus efectos, el entrevistador debería ser capaz de inferirlos y confrontarlo con ellos preguntando. Con este tipo de pacientes es necesario ser especialmente directos, no correspondiendo a sus vaguedades con las formulas habituales “Hábleme más de…” o ¿Qué pasa cuando…? Porque con ellas solo se obtiene una nueva serie de detalles circunstancias e irrelevantes, evasores del afecto temido. La entrevista tiene como meta explorar, y la mejor forma de hacerlo es contemplar lo que sucede cuando el paciente se enfrenta a situaciones que frustran su necesidad de protección neurótica.
Las interrupciones requieren tacto y no deben ser muy frecuentes, para evitar que el paciente se sienta rechazado por un impaciente entrevistador al cual, como la mayoría de la gente, temerá estar aburriendo. Puede adelantarse a lo que cree que podría decir el sujeto al final de sus circunloquios. Mac Kinnon y Michels, 1971, menciona que mas que obsesivos, he encontrado esta conducta en pacientes inseguros y severamente angustiados con respecto a su integridad mental, que la abandonan, en cuanto logra abordarse su temor a enloquecer. Comparten con los obsesivos, aunque por una distinta razón, la necesidad de representar por escrito sus problemas, síntomas y dudas. Retener una hoja de papel la memoria evanescente, la tención dispersa, la claridad de pensamiento, es un diseño tendiente a controlar la angustia que produce la percepción de alteraciones en las funciones antes mencionadas. El obsesivo, cuya función interna está profundamente reprimido, los escritos tienen como finalidad evitar el contacto directo con el interlocutor, al que se lee sobre algo sobre la persona que es el paciente.
Es conveniente durante, toda la primera entrevista, o parte de ella, unirse a la defensa del paciente, utilizando al acompañante para que amplíe o confirme los fragmentos del relato de aquel que parezcan confusos o insuficientes. El silencio es una de las formas más frecuentes o evidentes de resistencia, pero puede ser también señal de elaboración reflexiva de las relaciones o significados nuevos que se encuentran durante la entrevista. La abstinencia de éste permite, bien el surgimiento de la demanda expresa, bien el enojo o la angustia porque la ausencia de preguntas es vivida como rechazo o abandono.
Pacientes inseguros,
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