Relaciones Interpersonales
Enviado por kvac • 5 de Diciembre de 2013 • 1.416 Palabras (6 Páginas) • 368 Visitas
LAS RELACIONES INTERPERSONALES
En los últimos años los psicólogos sociales han empezado a centrarse en el amor y en las relaciones íntimas (Hatfield y Rapson, 1993) y también en la representación cognitiva de las relaciones sociales. Dada la importancia que la mayoría de gente otorga a la familia, la amistad, el amor y al matrimonio, podría parecer una meta decisiva de los científicos de la conducta para aprender tanto como sea posible sobre el éxito y el fracaso personal.
Las primeras relaciones interdependientes: Interacciones familiares y amigos íntimos versus soledad
El elemento común en todas las relaciones íntimas es la interdependencia, una asociación interpersonal en la que dos personas influyen en la vida del otro de forma consistente y recíproca, enfocan sus pensamientos y emociones sobre el otro, y se implican regularmente en actividades conjuntas. Esta interdependencia tiene lugar a través de grupos de edad y entre individuos que representan relaciones bastante distintas.
Para los estudiantes (Berscheid, Zinder y Omoto, 1989), la única persona en el mundo a la que se sienten realmente próximas es el novio o la novia, un amigo o un familiar.
Parientes cercanos: todo empieza en la familia
Estilo de apego: la experiencia del niño con su madre. La naturaleza de las relaciones interpersonales de cada persona se establece en la interacción entre el niño y su primera cuidadora, normalmente la madre.
Bowlby (1982) propuso que el modo en que una madre interacciona con su hijo tiene como resultado uno de los tres principales tipos de estilo de apego: o bien seguro o bien uno de los dos estilos inseguros, evasivo y ambivalente basado en si el niño se siente seguro o inseguro en esta relación. En realidad, el niño aprende a confiar y amar a otra persona, a desconfiar y evitar, o una mezcla de los dos.
El estilo de apego se refiere a las diferencias temperamentales causadas por la respuesta afectiva del niño a estas tempranas interacciones; pero se reconoce que también es posible una interacción recíproca, es decir, que las diferencias interiores del temperamento del niño pueden en parte influir en cómo la madre responde a su descendencia.
Hay evidencias de que el apego seguro está asociado a características como el afecto positivo, la empatía, una autoestima elevada y a interacciones nada conflictivas con los iguales y con adultos. Los niños inseguros evitadores son hostiles y distantes en las relaciones sociales, y se resisten a buscar ayuda de adultos cuando se presentan problemas. Los niños inseguros ambivalentes tienen una tendencia tanto a depender de los adultos como a enfadarse con ellos, así como a no estar de acuerdo, no mostrar entusiasmo y a ser insociables.
Hazan y Shaver (1990) establecieron una hipótesis: cuando un adulto entra en una relación, el estilo de apego formado en su infancia determina la naturaleza de esa relación. De estos tres estilos de apego, sólo los individuos seguros parecían capaces de formar unas relaciones largas y duraderas, comprometidas y satisfactorias. Debido a que a un adulto con relaciones íntimas le es posible cambiar su apego personal, el estilo de apego de un niño no significa que el futuro interpersonal de la persona sea imborrable como una grabación en piedra.
Otros aspectos de las relaciones entre padres e hijos. Aunque los estudios sobre el apego subrayan la importancia de las interacciones madre-hijo en la infancia, cómo los padres tratan con los niños más mayores y los adolescentes también son factores decisivos en el desarrollo del aprendizaje sobre las relaciones. Las consecuencias comportamentales de las técnicas específicas para criar niños incluyen la delincuencia y la agresión entre aquellos quienes sus padres son o bien severos, o bien excesivamente indulgentes o inconsistentes.
Cuando los niños se acercan a la adolescencia, los padres suelen ser aprensivos porque temen ser rechazados por los jóvenes rebeldes. Según Flannery y cols. (1993), cuanto más físicamente maduros eran los jóvenes menos positivos y más negativos fueron los afectos expresados por padres e hijos durante sus interacciones, y más conflictiva era la relación. Parece que al llegar la pubertad, la típica relación padre-hijo llega a ser menos agradable.
Sin embargo, la mayoría de adolescentes presentan sentimientos muy positivos sobre sus padres, pese a tener menos sentimientos íntimos y menos dependencia que en la niñez. Un adolescente a quien le agradan sus padres y quien además es una buena persona que corresponde con amor, es feliz
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