Relexiones
Enviado por lyknkyo • 19 de Septiembre de 2012 • 2.608 Palabras (11 Páginas) • 277 Visitas
Juan 15.5
"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí NADA podéis hacer".
¿Estarías "del lado oscuro de la fuerza" en la saga de la "Guerra de las Galaxias"? Me preguntó bromeando un compañero de trabajo hace un par de días.
El planteamiento no me hizo de momento mucha gracia; pero, luego de pensarlo más detenidamente le comenté: "Sin duda. Sino fuera por Jesucristo, no solo estaría del "lado oscuro de la fuerza" en las películas, sino también en la vida real, porque mi corazón es malo y en consecuencia está continuamente inclinado al mal".
Me sé de memoria algunos versículos de la Biblia; estoy familiarizado con numerosas historias y pasajes bíblicos; continuamente recibo ayuda para comprender mejor las escrituras. Todo eso es bueno. Sin embargo necesito de Jesucristo continuamente, porque de otra manera puedo estacionarme fácilmente en el cajón del enojo, de la queja, del orgullo, de la auto conmiseración, de la insatisfacción, de la duda, de la falta de fe, etcétera y hasta tener pensión vitalicia en estos y otros terribles espacios.
Necesité a Jesús para que me salvara, - y aunque a veces tiendo a olvidarlo o a minimizarlo-, le necesito para seguir adelante día a día en todo momento.
A mis 50 años descubro frecuentemente que no soy "una buena persona" y que mi corazón no se ha regenerado ni en un milímetro cuadrado de su ser.
Juan 8.12
"Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida".
Si no fuera por la gracia y misericordia de Dios continuamente sobre mi vida a través de Jesucristo, sin duda viviría "del lado oscuro de la fuerza".
Isaías 55.8
"Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová".
¿Qué espacio ocupa Dios en nuestros pensamientos?, y ¿Corresponden estos a lo que Él enseña en Su palabra? En innumerables ocasiones los pensamientos que tenemos acerca de Dios, no coinciden con lo que Dios nos enseña acerca de sí mismo en las escrituras, por lo tanto erramos el camino.
Dos posturas son frecuentes al respecto; la primera corresponde a quienes dicen más o menos lo siguiente: "Dios es bueno y no va a mandar a nadie al infierno". La segunda va hacia otro extremo: "Dios no me puede perdonar después de todo lo que he hecho, he dicho o he pensado".
Es interesante ver el contexto de la cita:
Isaías 55:6-7
"Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar".
Dios es bueno y en consecuencia justo, por lo cual hace un llamado para que le busquemos antes que las ideas equivocadas que tenemos acerca de Él ofusquen por completo nuestra mente ; y, al mismo tiempo también alienta a otros a ir a Él confiadamente, porque ciertamente tendrá misericordia y será amplio en perdonar, "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová".
Dios nos dice: "Búscame, llámame, deja tus caminos y pensamientos, vuélvete a mí y tendré de ti misericordia y seré amplio en perdonarte"
Podemos hacer nuestras las palabras del salmista: "Por amor de tu nombre, oh Jehová, Perdonarás también mi pecado, que es grande". (Salmo 25.11)
¿Y cómo es que Dios me puede perdonar? Por amor de su nombre. Porque Él mismo pagó el precio de toda nuestra maldad, perversidad e inmundicia en la cruz del calvario.
1a. Pedro 3.18
"Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios,..".
Jesús ya padeció por nuestros pecados. Jesús ya pagó la cuenta. Jesús es el camino para llevarnos a Dios. Jesús nos extiende Su misericordia. Jesús es amplio en perdonar.
Sal 130:3-4
"JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, Para que seas reverenciado".
La pregunta del salmista es importante: ¿Quién puede levantar la mano y presentarse como justo ante Dios? ¿Quién puede decir que jamás ha pecado? ¿Quién soportaría el que se exhibiera una película que contuviera sus pensamientos de una semana? ¿De un día?
Nadie podemos estar de pie ante Dios con base en nuestras justicias, buenas obras, vida religiosa, filosofías personales, moralidad, etcétera. Sin embargo en Dios hay perdón, para que Él sea reverenciado. Otras versiones dicen "para que sea adorado".
Un comentarista decía: "Mientras los hombres no sean sensibles a la culpa del pecado y dejen todo de inmediato para acudir a Dios; es inútil que tengan esperanzas de algún alivio". Si no hay perdón, entonces prevalece la culpa, la auto conmiseración y la desesperanza. En contra parte; si hay perdón, hay libertad, seguridad y esperanza.
Ahora bien, el versículo nos enseña que el perdón de pecados está ineludiblemente vinculado a la misericordia de Dios, y se recibe solo por fe y no por obras.
En Jesucristo hay perdón. En Jesucristo hay salvación.
Al experimentar el perdón divino en nuestras vidas, no solo vamos a poder, sino que también vamos a querer reverenciarle y adorarle.
Efesios 2.8-9
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe".
Lo contrario:
"Porque por desgracia no sois salvos, a causa de su falta de fe; y esto de vosotros, pues no es don de Dios, sino por obras, porque en ellas vosotros os gloriáis".
Juan 16.22
"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo".
El "evangelio" que predica que Dios nos quiere "prósperos, ricos y con salud", carece por completo de bases bíblicas.
Para todos los que creen en Él, Jesús promete algo en este versículo: "En el mundo tendréis aflicción". No es optativo. Sin embargo también nos llama a tener paz, y no "en donde", o "en qué", sino en "quién": En Jesucristo mismo, ¿porqué? Por que Él venció al mundo.
Nosotros no podemos con muchos de nuestros problemas, temores, y circunstancias adversas que continuamente enfrentamos.
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