Remedios naturales para combatir el sentimiento de tristeza
Enviado por hiUDHBIAB • 31 de Octubre de 2014 • Ensayo • 973 Palabras (4 Páginas) • 271 Visitas
Es curioso que por fin me anime a escribir hoy sobre la tristeza. Curiosamente un día en el que me siento alegre. Alegre al azar, sin motivo, como sintiendo un pequeño fulgor interno de algo llamado vida. Así, sin más y siendo tanto.
Hay dos posturas enfrentadas a la hora de hablar de la tristeza: por un lado, la tristeza es algo de lo que huyen las personas por naturaleza, instintivamente, pero cuando esa huida es premeditada parece ser condición ineludible de las personas más simples. De igual modo, por otro, es como si las personas con una inclinación más artística, creativa o con un alto interés por la cultura llegaran a encumbrarla hasta cotas de intelectualismo estético, convirtiéndola en un ente sobrevalorado.
Evitar la tristeza es humano, evidentemente, pero huir de ella es un acto de miedo que dice muy poco de las personas que lo llevan a cabo. Las personas que la afrontan y no escapan de ella son las que tienen más vida por delante, más hambre por vivir cosas. Los remedios naturales para luchar contra ella muchas veces están dentro de nosotros mismos. El primero, por no decir el único, es no tomarse a uno mismo demasiado en serio. Tristeza en modo alguno es sinónimo de pesimismo, al contrario, soy de los que apuesta a que la tristeza sonriente le ganará la partida a la pena y a la amargura. Eso sí, es necesario evitar que la tristeza se convierta en una postura cómoda de desintegración paulatina soportable.
Es un sentimiento difícilmente controlable, pero sí bastante tendente a ser ocultado o mostrado en la intimidad más reducida de uno mismo. No obstante, considero que las personas que no ocultan la tristeza son más bonitas en su conjunto. Esa posibilidad de camuflarla me hace pensar que su némesis, la alegría, posee un poder más invencible al escapar con más facilidad de cualquier mecanismo de control. En cualquier caso, la relación entre ambas facetas es ineludible; tanto es así que, en muchas ocasiones, la tristeza es la resaca de haber conocido la felicidad, al igual que la tristeza es patrimonio exclusivo de quien conoce la alegría. Felicidad, ése sí que es un concepto abstracto, colosal o ridículo dependiendo de en qué boca se escuche. Desde luego, hay tristezas con el suficiente aplomo, entereza y coherencia capaces de reírse de muchas felicidades ajenas convencionales, insustanciales e inconscientes. También considero, por ejemplo, que el cansancio o el aburrimiento son manifestaciones mucho más nocivas que la tristeza. De cualquier forma, tanto la expresión de la alegría como de la tristeza dicen mucho más de una persona que lo que pueda hablar sobre ellas. Realmente, resultan fascinantes los cauces subterráneos de tristeza y de alegría que nos guían intuitivamente hasta el corazón de una persona.
Uno aprende a llevarse bien con su tristeza y aprende, además, a descubrirla en los demás. Hacerse mayor es reconocer
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