Resumen Elizabeth Kubler Ross
Enviado por poperita • 4 de Diciembre de 2011 • 5.688 Palabras (23 Páginas) • 2.038 Visitas
1
La casualidad no existe
Durante años me ah perseguido la mala reputación. La verdad es que me han acosado personas que me consideran la Señora de la Muerte y del Morir. Yo creo que se equivocan. Siempre digo que la muerte puede ser una de las más grandiosas experiencias de la vida.
Tal vez este, que sin duda seria mi último libro.
Cuando era niña, en Suiza, jamás, ni en mis sueños más locos- y eran realmente muy locos-, habría pronosticado que llegaría a ser la famosa autora de Sobre la muerte y los moribundos.
Creo que la medicina moderna se ha convertido en una especie de profeta que ofrece una vida sin dolor. Lo único que a mi juicio sana verdaderamente es el amor incondicional.
Asi es como siempre eh vivido, mis experiencias me han enseñado que no existen las casualidades en la vida. Las cosas que me ocurrieron tenían que ocurrir.
PRIMERA PARTE /EL RATON
2
EL CAPULLO
El mayor regalo que nos ha hecho dios es un libre albedrio. La primera decisión importante, la tome yo sola, cuando estaba en el sexto año de enseñanza básica, la profesora nos dejo una tarea, teníamos que explicar que queríamos ser cuando fuéramos mayores.
Yo cogí mi lápiz con un entusiasmo poco común. Solo tenía que pensar en una noche anterior, después de la cena.
Desafiando a mi padre, afirme también que quería ejercer la medicina. Mis padres eran una típica pareja conservadora de clase media alta. Pero también tenían un enorme entusiasmo por la vida.
Para mí era una pesadilla ser trilliza, no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Éramos iguales, recibíamos los mismos regalos, las profesoras nos ponían las mismas notas. Era una carga psíquica pesada de llevar.
Siempre me pareció que tenía que esforzarme diez veces más que todos los demás y hacer que era diez veces más para demostrar que era digna de… algo, que merecía vivir.
3
UN ANGEL MORIBUNDO
Tengo todos los recuerdos tempranos de esta época, ambos muy importantes por que contribuyeron a formar a la persona que ahora soy. El primero es mi descubrimiento de un libro ilustrado sobre la vida en una aldea africana. De inmediato me fascinaron los niños de piel morena de las fotos.
Un día me entere de que en el zoológico se había inaugurado una exposición africana y decidí ir a verla. Por esa época recuerdo también haber asistido a un carrera de caballos con mi padre, estuve toda la tarde sentada en la húmeda hierba de la primavera.
Poco después cogí un resfriado el resfriado se convirtió rápidamente en pleuresía y después en neumonía. A la cuatro de la mañana se me disparo aun más la fiebre y mi madre decidió actuar.
Lo siguiente que recuerdo es haber despertado en una habitación desconocida. No había ventanas. Había otra cama en la pecera. Una niña unos dos años mayor que yo, se veía muy frágil y tenía la piel tan blanca y traslucida. Me hacía pensar en un ángel. Nos mirábamos a los ojos durante periodos de tiempo, era nuestra manera de comunicarlos.
Me dijo que su verdadera familia estaba del otro lado esperándola. A la mañana siguiente vi que la cama de mi amiguita estaba vacía, ningún doctor hizo algún comentario sobre su partida. Desde luego nunca eh olvidado a mi amiguita que aparentemente murió solo, pero que estoy segura que estaba atendida por personas de otra dimensión.
4
MICONEJITO NEGRO
L a época de navidad era la mejor del año. Durante todos los días de Navidad nos sentábamos a tejer forros para los colgadores de ropa, a bordar pañuelos y a pensar en nuevos puntos para manteles y pañitos de adorno.
Recogía todo tipo de animales y en el sótano había improvisado un hospital, donde curaba a pajaritos, ranas y culebras lesionadas.
Cada pocos meses me padre preparaba un guiso de conejo para la cena. Cuando comenzaron a multiplicarse los conejos mi padre decidió reducirlos al mínimo.
El único que quedaba era blaqui, mi favorito, estaba gordo parecía una gran bola peludita. Después del desayuno de mi padre me pidió que lleve a blackie al carnicero.
Más tarde contemple a m familia comerse mi conejo. No llore. Mi razonamiento era que no me querían por lo tanto tenía que aprender a ser fuerte y dura.
Cuando estaba en tercer año llego a mi clase una nueva alumna llamada susy. Al cabo de unos meses Susy dejo de asistir a la escuela. Resulto que Susy había contraído meningitis. Nunca olvidare el día en que murió Susy. Me impresiono mucho más la muerte de unos amigos de mi padre. L a muerte le sobrevino después de caer de un manzano y fracturarse el cuello.
A través de esas pocas experiencias comprendí que la muerte es algo que no siempre se puede controlar.
5
FE, esperanza y amor
Tuve suerte en la escuela, mi interés por la literatura y las matemáticas, me convirtieron en uno de esos niños a los que les gusta ir a la escuela. Pero no reaccione así frente a las clases obligatorias y semanales de religión.
Pero el pastor R enseñaba los domingos de un modo que solo inspiraba miedo y culpabilidad. Era un hombre insensible, brutal y rudo.
En lugar de reprocharle en cara su comportamiento cruel y abusivo, los adultos admiraban sus sermones elocuentes y teatrales, pero todos los niños que estábamos sometidos a su tiránico modo de enseñar lo conocíamos mejor.
Antes de llegar a casa me detuve a descansar a la sombra de uno d ellos frondosos árboles que bordeaban un viñedo. Esa era mi iglesia. En ella me cobijaba cuando tenía problemas. En lugar de irme a casa, me metí a gatas en un lugar secreto que había descubierto en los campos de detrás de la casa. Trepe hasta lo más alto de la roca. El sol se filtraba por entre las ramas de los arboles como por las vidrieras de una iglesia. Me sentí más cerca del todopoderoso de lo que jamás me podrían haber acercado los sermones del pastor R.
Para mí no había nada más semejante a Dios ni mas inspirador de fe en algo superior que la vida al aire libre.
En 1939 la maquinaria bélica nazi estaba comenzando a poner en marcha su fuerza destructora.
Mientras tanto odiaba a los nazis, y los odie aun más cuando los soldados suizos confirmaron los rumores de la existencia de los campos de concentración. Cada emisión de noticia de la guerra era para mí un desafío moral. En pleno furor de la guerra aprendimos el significado de la palabra sacrificio. Hubo que reaccionar con los alimentos.
Me enorgullecía saber sobrevivir con alimentos cultivados en casa.
Eva era la fe. Erika la esperanza. Y yo el amor.
En un momento en que el amor parecía ser tan escaso, lo acepte como un regalo, un honor y, por encima
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