La Rueda De La Vida Elizabeth Kubler Ross
Enviado por alinacolli • 19 de Septiembre de 2011 • 2.699 Palabras (11 Páginas) • 12.029 Visitas
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN
FACULTAD DE ENFERMERÍA
UNIDAD TIZIMÍN
UNIDAD DE APRENDIZAJE:
TANATOLOGÍA
TRABAJO:
ENSAYO
LA RUEDA DE LA VIDA (ELISABETH KÜBLER ROSS)
FECHA DE ENTREGA:
5 julio de 2011
INTRODUCCIÓN
El libro de "La rueda de la vida" es una narración, autobiográfica, de la existencia de la doctora Elisabeth Kübler Ross, que se dedicó en su totalidad a comprender a los enfermos terminales y al estudio de la muerte.
La autora Elisabeth Kübler Ross, refleja en las páginas de su libro, parte de sus pensamientos más profundos. Ella desde que era pequeña descubre cuál es su misión, y está destinada a estudiar vida y la muerte, y quiere entender más allá de la importancia de la muerte y por medio del sufrimiento intenta explicar la existencia humana.
Mucho fue lo que ella aprendió de esta experiencias que la llevaron a ser un gran ser humano, y a ser una gran tanatologa, dejándonos muchas enseñanzas acerca del proceso de morir, las etapas del duelo y sus trabajos con las personas moribundas. En este escrito encontrara parte de la vida de la doctora Kübler, además de su proceso en la búsqueda de su misión en el mundo, no le quedaron dudas: de que morir es tan natural como nacer y crecer, pero el materialismo de nuestra cultura ha convencido este último acto de desarrollo en algo aterrador. Cuando ella se sintió más cercana a su propia muerte tras sesenta y dos años de vida, decidió escribir estas memorias para recordar los pasos importantes que han marcado su trayectoria personal y profesional.
LA RUEDA DE LA VIDA
Elisabeth Kübler Ross
Desde su infancia la doctora Elizabeth Kübler Ross pasó por mucho episodios dolorosos, lo cuales tuvieron mucho que ver con lo que fue en su edad adulta, desde pequeña vivió muchos capítulos que marcaron su vida, desde la enfermedad de su hermana que le hizo analizar en cierta parte como es el dolor, hasta la pérdida de su casa en un incendio y de sus más preciados recuerdos en forma de libros, fotografías y otros archivos.
La doctora Kübler nació y se crio en Suiza, puesto que al ser trilliza siempre las vestían igual y todos las confundían hasta su propia madre no podía diferenciarlas, motivo que la impulso a buscar su camino y ser diferente de sus hermanas, al haber nacido pequeña de escasos 900 gramos, se dejo guiar por el decir de que la casualidad no existe, se llega al mundo con una misión, y ella a su corta edad ya la estaba descubriendo.
El mejor regalo que se ha otorgado por parte de Dios es el libre albedrio, las decisiones que se toman en la vida son tan importantes ya que pueden modificar e influir en la de los demás. Sintió tanto amor por la medicina que aun ante la oposición de su padre que quería que desempeñara como contadora en su oficina, estaba decidida a ser médico a costa de todo, y de no haberlo logrado no hubiera podido abrirle los ojos al mundo al afirmar que la muerte es un proceso tan natural como lo es la vida misma.
Al estar en el hospital por una neumonía tuvo una grata experiencia con una niña que estaba hospitalizada con ella, esta niña de piel blanca casi transparente, sabía o al menos presentía que su fin estaba cerca, explico a Elisabeth que allí la esperan ángeles y que su familia se encontraba en ese lugar donde iba a ir así que no tenia temor alguno. Quizá un niño acepte mejor la muerte que un adulto, pero eso lo entendería mas delante con el paso de los años, por el momento le alegraba que su amiguita iba a estar en un lugar mejor.
La primera perdida la sufrió cuando se vio obligada a llevar a la carnicería a su conejito negro “Blackie”, sabía que estaba destinado a ser el almuerzo y que no podía hacer algo para evitarlo pues las ordenes se las había dado su padre. Esa experiencia hizo que tomara fuerzas para enfrentar esa perdida y sentarse a la mesa sin poder derramar ni una lagrima, aunque en el fondo sabia que se estaban comiendo a un ser con el cual había formado un lazo de cariño, esa experiencia le ayudo a ser una mujer fuerte y enfrentarse al mundo.
Poco después una de sus amigas enfermo de meningitis, vio todo el proceso de su enfermedad hasta su muerte, descubrió cual es la importancia de morir a gusto, en casa y con sus seres queridos, pues su amiguita falleció en condiciones poco agradables; con las ventanas cerradas, sin poder admirar la belleza de la naturaleza y el sol. No hay nada mejor para nutrir el espíritu que degustar de la naturaleza, nos carga de energía y tiene cierto poder de sanación, por eso a Kübler Ross le encantaba y era una amante fiel de lo natural.
Años más tarde después de terminar la secundaria, entro a trabajar a un laboratorio de dermatología que se ubicaba en un hospital, para ella el aroma del hospital la hacía sentir como en casa, allí comenzó a extraer muestras por lo que fue su primer contacto con los enfermos de enfermedades venéreas, y se dio cuenta que a pesar de su apariencia eran personas amables, simpáticas y amorosas y no había ni una razón para darle un mal trato como lo hacían en ese hospital, de allí creció a un mas el deseo que sentía por servir a la gente.
No existe mejor cura que el prestar atención, dar cariño, compasión y algunas palabras tranquilizadores, el tener una mano amiga en la que se pueda confiar es lo más importante para un enfermo además es una primera necesidad.
En Polonia los azotes de la guerra ya empezaban a dejar pérdidas humanas y grandes desastres. Elisabeth le hizo la promesa al doctor con el cual trabajaba en el laboratorio que iría a Polonia a brindar ayuda, después de que la guerra terminó, se integro a un grupo de voluntarios y se dirigieron a Francia a reconstruir una aldea que había sedo destruida por los nazis, allí aprendió el valor de trabajar en equipo y a brindar fe y esperanza a las personas afectadas.
A su paso por Polonia, Varsovia y muchas otras ciudades abatidas por la guerra, obtuvo muchas enseñanzas, entre ellas un poco de la profesión médica al ponerse al servicio de la gente herida, daba consultas junto con dos mujeres Hanka y Danka, y aunque no recibía pago alguno, la llenaba la satisfacción de haber hecho algo por aquellas personas, el mejor regalo que recibió fue un pañuelo con tierra polaca vendita, que le regalo una señora a la cual Kübler ayudo cuando su hijo estaba a punto de morir.
Otra gran lección la aprendió en uno de los campos de
...