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Resumen-Libro implacable de John Bevere


Enviado por   •  22 de Junio de 2019  •  Informe  •  7.047 Palabras (29 Páginas)  •  1.284 Visitas

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ESTUDIANTE: Juliana Suárez

LIBRO IMPLACABLE DE JOHN BEVERE

CAPÍTULO 1: IMPLACABLE

APLICACIÓN PERSONAL:

Dios me mandó a este mundo para ser una victoriosa guerrera en Cristo, para ser una persona determinada, tenaz y firme en las batallas que se me presenten con fe y armada en el Espíritu.

Jesucristo fue un ejemplo perfecto, humilde e implacable en toda su vida y nos delegó la autoridad para caminar como Él lo hizo, así que no debo conformarme a este mundo sino buscar la plenitud del Reino de Dios de una manera Implacable.

Hay 3 tipos diferentes de personas en esta vida:

  1. - El no creyente: fluye con la corriente, totalmente ajeno a la realidad de querer, querer, querer
  2. - El creyente: debe proseguir, proseguir, proseguir en la lucha de la fe para obtener avance del Reino
  3. - El engañado: esconde su motivo de querer, querer, querer, a través de una apariencia

cristiana y el mal uso de las Escrituras.

Mi meta/objetivo debe ser disfrutar de la vida eterna y terminar bien como Dios planeó para mí, para lograrlo debo enfocarme en ser una persona número 2, una cristiana creyente que nunca desmaye ni se rinda en su camino hacia la meta final de la asignación que Dios me puso aquí en la tierra y para eso, debo asumir una actitud implacable como Jesús.

Para empezar a ser una cristiana/ creyente implacable, es importante aprender a terminar lo que empiezo, así aseguro que mi final será con Dios y me diga “bien hecho, buena sierva y fiel”.

El tener un espíritu implacable implica tener una actitud o postura de decisión, persistencia y rigidez, lo cual significa no ceder. Y para ello, debo trabajar diariamente en mi carácter y en el fortalecimiento de mi fe.

Dios hizo un libro acerca de mí, mi libro de vida detallando su plan/ propósito para mi (mi misión aquí), incluso antes de que yo naciera, como dice el versículo en salmos 139: me viste antes de que naciera, cada día de mi vida estaba registrado en tu libro, cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara.

Esto me hace reflexionar que ya me hizo una mujer vencedora y, por lo tanto, debo enfrentar cualquier situación, dificultad o circunstancia sabiendo que saldré victoriosa porque Dios, conociendo cada lucha, batalla que enfrentaré, me acompañará, ayudará, y respaldará para salir victoriosa de cada una de ellas porque Él es fiel y no me abandonará en el camino y, además, para lo que al hombre es imposible, para Dios no.

En este mundo habrá gente que me desee lo bueno y lo mejor, pero nadie quiere más mi éxito en la vida y tiene los mejores planes para mí que Dios, por ello en Jesús soy una criatura nueva, y el pasado queda atrás.

CAPÍTULO 2: REINAR EN VIDA

APLICACIÓN PERSONAL:

Debo tener siempre presente que para que Dios pueda obrar en mi vida es esencial demostrarle mi fe, es decir, Él va a actuar y moverse sólo a través de la fe que le demuestre. Por ello, mi fe, mi creencia en Dios debe ser implacable aun a pesar de las circunstancias.

Como se sabe, la palabra de Dios es viva y eficaz y permanecerá por siempre, no cambiara. Sus promesas son si y amén.

Debido al sacrificio de Jesús en la cruz, Satanás ya fue derrotado y vencido, y mi destino, mi deber es gobernar en esta vida en el nombre de Jesús.

Aquí es donde, como hija de Dios, debo estar consciente y aprender a ejercer mi derecho a reinar en vida como una reina por el poder de Jesús, al respecto Dios dice: “mucho más reinaran en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia” (Romanos 5:17).

La vida y las circunstancias no me deben gobernar a mí, al contrario, yo debo gobernar sobre ellas. Es una promesa de parte de Dios.

Ahora, para esto es importante que nunca olvide e internalice 2 cosas fundamentales:

  1. Entender que Dios siendo dueño y Señor de la tierra, nos cedió desde un principio, cuando creo a Adán, el control sobre la tierra. Esto se traduce en que estamos encargados de la tierra y en control de nuestras vidas, NO DIOS, como solemos pensar. Él sólo interviene si se lo pedimos y permitimos (libre albedrio).

Si bien es cierto que este control fue arrebatado momentáneamente por Satanás, Jesús lo recuperó nuevamente a través de su sacrificio de la Cruz, por lo que nosotros como seres humanos tenemos nuevamente el control sobre la tierra gracias a Cristo Jesús, el nuevo propietario. Esta autoridad sobre la tierra y nuestras vidas es un regalo permanente e irrevocable de parte de Dios, por lo que es mi responsabilidad ejercer ese control sobre la tierra y mi vida, y que lo haga de forma correcta.

  1. Ahora, ¿qué hace posible el que podamos gobernar y tener control sobre la tierra a través de Jesucristo? La segunda cosa fundamental que no puedo olvidar: El hecho de que como cristiana formo parte del cuerpo de Cristo mientras que Jesús es la cabeza. Es decir, soy una en Cristo, no 2 personas separadas o diferentes. Este es un error de visualización e identificación que cometemos muchas veces los cristianos, y me hace presa fácil del enemigo, y a su vez me impide ejercer ese gobierno y autoridad concedida como debe ser.  Por ello es fundamental internalizar y comprender esta verdad como cristiana.

El hecho de formar parte del cuerpo de Cristo me concede participación de la autoridad que tiene Jesús otorgada a su vez por Dios y, además, me da acceso al poder ilimitado e inmensurable de Dios que sobrepasa cualquier grandeza.

Esto significa que comparto y por lo tanto tengo el mismo gran poder que tiene Jesús concedido por Dios, una verdad que debo comprender, creer e internalizar porque al pensar que sólo Jesucristo tiene ese gran poder, me estoy separando instantáneamente de Él como si fuéramos 2 personas diferentes (una vez más, error que surge de no creer que somos uno en Él).

Como soy parte de Cristo ahora estoy sentada en un lugar de gobierno, autoridad y poder, privilegiadamente en lugares celestiales con Él que me permite reinar de manera suprema como lo hizo Jesús. No hay un sólo demonio, ángel caído o incluso el mismo Satanás que tenga poder o autoridad sobre mí (a menos que yo se la conceda justamente por no apoderarme de ese poder que ahora comparto).

Por eso es importante siempre recordar quien soy en Cristo, y darle a conocer esta verdad a otros que la ignoran para que puedan también reinar en vida.

CAPÍTULO 3: LA FUENTE DE PODER

APLICACIÓN PERSONAL:

La fuente de donde proviene este poder para yo reinar en vida es la “gracia de Dios”. Ahora, si bien es cierto que la “gracia de Dios” implica un regalo inmerecido que Él me otorga que trae consigo la salvación y el perdón de mis pecados, es fundamental que entienda que no se reduce sólo a eso, y por eso es imprescindible tener un completo conocimiento y comprensión en toda su extensión de su definición y función que es: el OTORGAMIENTO DE PODER DE DIOS de forma gratuita que me capacita para ir más allá de mi capacidad natural ya que me proporciona de forma completa y total las cualidades esenciales y características de Jesús para reinar y vivir en la tierra como Él lo hizo, que es como Dios quiere y espera que viva, lo cual es un mandato.

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