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Sexismo: Sé un hombre


Enviado por   •  20 de Abril de 2017  •  Ensayo  •  2.021 Palabras (9 Páginas)  •  223 Visitas

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Vivimos en una cultura occidental donde se les inculca desde temprano a niños, a “ser hombres”, ¿Qué significa esto?  Dejar el sentimentalismo de lado, a crecer con una idea de que ser visto como el débil, “el mariquita”, a los ojos de otros chicos es señal de inferioridad jerárquica, por lo que niños crecen toda la vida probándole a otros niños que; no son niñas o que no son homosexuales.

Lo anterior ocurre al crecer con un ideal de hiper-masculinizacion que no les permite a los jóvenes varones sentirse seguros con su masculinidad, por lo que deben “probarla” todo el tiempo. Los hombres son inculcados con este mensaje, ya sea, a través de la crianza, su entorno, los estilos de educación todos contribuyentes a la idea de que lo femenino es enemigo; por lo que el sentimentalismo, falsamente asociado a niñas y mujeres, es razón por lo que es menos probable que los hombres muestren empatía o vulnerabilidad. En fin, “un hombre de verdad” debe ser varonil, y esa varonilidad es falsamente asociada a determinados sucesos considerados exitosos para un hombre, como la conquista sexual, estabilidad económica, habilidad atlética, entre otros.

El género como constructo social

La mujer es femenina, es sensible, maternal e indefensa. El hombre es varonil, fuerte y protector de la mujer. La mujer no es lo anteriormente mencionado por naturaleza ni tampoco lo es el hombre. Ambos géneros son construidos por la sociedad alimentándose de estereotipos de qué es lo que se asume que debería realizar cada uno.

Si niños y niñas son analizados a temprana edad se verá que ambos son similares; tienen amigos o amigas cercanos/cercanas, ríen a menudo, se enojan a menudo y por sobre todo, lloran a menudo. ¿Pero entonces a qué edad es que llega “la hombría”? ¿A qué edad niñas y niños ponen una pared de género que los separa como bandos enemigos?

Llega una etapa en que los niños están internalizados con que deben probar su hombría para ser hombres y así surge el estatus de niños donde el que “es el más hombre” llega a la cima de la pirámide social.

Estatus entre niños

Un experimento social realizado por la médica estadounidense Ludy Chu en una clase de pre-kinder, surge el llamado “Equipo malvado”, un club para niños y de niños con el propósito de “actuar contra las mujeres”. Con el pasar del tiempo la dinámica de hombres versus mujeres era evidente, y existía una jerarquía entre los varones de la clase; el club tenia reglas de conducta y maneras de tratar; 1. No puedes jugar con las niñas, 2. Tienes que ser malo con las niñas, 3. Si estas con las niñas eres una niña, 4. Solo puedes jugar con los niños. Si las reglas se rompían eres expulsado, y técnicamente hasta dejabas de ser niño. Uno de los niños le dijo a la profesora: “En realidad soy amigo de todas las niñas, me caen bien, pero si el líder del equipo malvado se entera, me expulsara y me quedare sin equipo.

Según cifras de EE.UU, 1 de cada 4 niños sufren de bullying escolar, pero solo el 30% de los acosados se lo notifica a un adulto, esto, principalmente, se debe a la existencia de una jerarquía de dominación, en la que existe una cima donde se encuentran los “fuertes” y “varoniles”, y en el último peldaño de esta se encuentran los debiluchos, “las niñas” y “los gays”

El estigma de lo homosexual

En preescolar los niños establecen una relación entre una salud mental y tener amigos, los amigos son algo fundamental, todos quieren hacer amigos y compartir secretos, cuando se les pregunta a niños pequeños de su mejor amigo dicen que es el mejor, que lo aman incondicionalmente, pero a medida que la adolescencia llega, el lenguaje cambia se desea tener un amigo cercano pero no se sabe cómo, llegan a creer en una cultura que no le da valor a lo que esta “feminizado”; las relaciones, emociones, empatía, entonces lo hombre comienzan a devaluar sus necesidades emocionales y sus deseos relacionales. [pic 5]

Si expresas tus sentimientos como “las chicas lo hacen”, si expresas tus verdaderos sentimientos, entonces “se puede usar en tu contra”. He allí la pérdida de la intimidad, donde se relaciona con la sexualidad; “me siento cercano a él, pero no soy gay”, “el es simpático, pero no soy gay”, “me cae bien, pero no soy gay”. Es una constante ilusión de que toda señal de intimidad será percibida como posible homosexualidad, o sea si eres heterosexual, no te es posible  poseer una intimidad masculina. La situación llega a tal punto que, 1. El refugio para poder sentir es el aislamiento o 2. Simplemente eres privado de sentir en absoluto.

Al hacer una encuesta con una sola pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que lloraste? en niños y niñas en distintas edades (infancia, pubertad, adolescencia), los resultados muestran que las niñas tienen una gran libertad de expresión, las cifras de cuándo fue la última vez que lloraron son permanentes, no importa en qué etapa de su vida estén; ellas lloran por razones tan diversas como que estaban tristes o hasta que se emocionaron con una novela. En cambio, las cifras de los niños son alarmantes, en la infancia (4-8 años) se muestran igual que las niñas, pero a medida que la pubertad (9-12 años) llega los porcentajes comienzan a bajar y en la adolescencia (13-18 años) los hombres callan sus emociones, simplemente no lloran ya que es una humillación dentro del mundo masculino.

Al preguntarles a las niñas que estaban en un grupo cuándo fue la última vez que lloraron, respondían libremente y se preguntaban entre amigas, ¿Por qué lloraste? ¿Sigues triste? ¿Por qué no me contaste? Todas compartían el por qué de su llanto y las demás comprendían las razones  y por sobre todo, daban su apoyo. Al preguntarles a los hombres que estaban en un grupo en cambio, ellos se mostraban firmes, nadie respondía hasta que, al parecer, el líder respondiera y, por supuesto, el que respondía que había llorado hace menos de una semana era condenado, todos se burlaban; “Que erís gay” “Que llorón” “Tan mamón, siempre llora”. También estaban los que después de la burla simplemente respondían “No me acuerdo”.

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