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Sobre La Noción De Modernidad Y El Sujeto De La Modernidad". ¿Cómo Es El Hombre Moderno? ¿Qué Características Posee? ¿En Qué Sociedad Está Inmerso?


Enviado por   •  3 de Junio de 2014  •  1.614 Palabras (7 Páginas)  •  496 Visitas

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Ensayo:

“Sobre la noción de modernidad y el sujeto de la modernidad”.

“Sobre la noción de modernidad y el sujeto de la modernidad”.

¿Cómo es el hombre moderno? ¿Qué características posee? ¿En qué sociedad está inmerso?

El propósito de este ensayo será plantear como tema principal un acercamiento sobre la noción de modernidad, el sujeto de la modernidad, las actitudes que éste toma frente a la sociedad de la cual es parte, y como este hombre moderno quiere ir a la par de los demás y no ser una persona enajenada del acelerado ritmo actual de la sociedad, donde el avance tecnológico se ve modificado diariamente y esta persona que vive sumergida bajo en consumismo que la rodea desea tener acceso a la “tecnología de punta” para no quedarse atrás y ser parte “del pasado”.

Pues bien, podemos decir entonces que el hombre del siglo XXI vive sumido en la cotidianeidad, en la costumbre, el consumismo y la rutina.

En el texto de Pérez Soto, (1996), se hace referencia al sujeto moderno como “básicamente un individuo, hombre, adulto productor, padre de familia, ciudadano, escéptico y desconfiado, emprendedor y razonable, individualista, sujeto ante el dinamismo productivo, objeto de "la naturaleza de las cosas", ejemplarmente propietario o, al menos, poseedor medio de bienes que le otorgan algún lugar en el mercado y una cierta presencia social, machista, monógamo con licencia.”

Esta imagen es la que se da en el ciudadano “Credit-Card”, un hombre aparentemente correcto, trabajador, corroído por la rutina, que cada día se levanta para salir al trabajo y luego de esto volver en su auto del año, a su preciado departamento ubicado en un “buen barrio”, sin duda una señal que alude directamente al consumismo obsesivo propio de la modernidad y el impulso tecnológico haciendo un llamado a este hombre moderno a vivir bajo las facilidades del crédito para obtener las cosas materiales que desea y de esta forma ser un hombre “exitoso” bajo la vista de sus pares.

El hombre “Credit-Card”, es el típico profesional joven y ambicioso, cuyo éxito se mide en función de la inagotable capacidad de su billetera al cubrir las necesidades más superfluas, las mismas que son impuestas por un sistema en desequilibrio, que propone a todos sus integrantes sumergirse en el consumo masivo, pues este es el único medio para realizarse como persona; es el resultado global es una sociedad insatisfecha.

Surge el Crédito como “dinero plástico” de gran utilidad para saciar nuestros deseos rápidamente y en pequeñas cómodas cuotas.

Moulián (1997) nos señala que “el crédito permite desarrollar estrategias de mejoramiento de las condiciones de vida, ensayar diferentes modalidades de conquista del confort”.

Las transformaciones tecnológicas y sociales corresponden en la modernidad a la producción económica masiva y consumista, lo que provocará una profunda transformación en el individuo moderno. Este sujeto moderno se caracterizará en mantenerse agonizante en un estilo de vida rápido, caótico, rutinario y consumista, lo cual afecta su condición de vida, sus valores, creencias, relaciones con los demás y por ende con su historia de vida.

Diversos autores han entendido por modernidad a una serie de procesos de cambio en la dimensión cultural, espacio que afecta a la inserción de los sujetos en su ambiente colectivo e individual, lo que se traduce en la indeterminación y búsqueda de un sistema de valores autónomos, en sus creencias y representaciones, en la moral, en lograr una subjetividad autónoma.

De esta manera, uno de los rasgos distintivos de la modernidad es el proceso por el cual las representaciones y creencias que se anclaban en la afirmación de seguridad y valor en un ordenamiento religioso como lo fuera en la época feudal (orden de valores que jerárquicamente colocaba a Dios en el punto máximo de verdad y de autoridad) pasan a ser reemplazados por valores y representaciones nuevas, es decir, fundamentadas en las verdades y las instituciones que los “hombres” son capaces de construir. Este sentimiento de desvinculación con las creencias religiosas, esta suerte de autonomía respecto a la fe, de rebelión o cruda consciencia sobre la incertidumbre el destino humano en contraposición a la idea que solo se puede confiar en el materialismo de las cosas y las representaciones lógicas que la razón humana desarrolla.

Otro punto característico del sujeto moderno es la separación de la moral religiosa versus la moral ética, donde esta última se vuelca sobre la propia conciencia de los actos autodestructivos o nihilista encontrando su fundamento en el propio sujeto, es decir en sus propias acciones, una seguidilla de actos en búsqueda de la autosatisfacción.

Gusdorf (1995) señala que Marx demuestra que la conciencia del sujeto moderno, “… sobre la que se basa toda la seguridad

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