Sociedades Sin Alma
Enviado por DANAMONSALVE • 7 de Marzo de 2012 • 370 Palabras (2 Páginas) • 722 Visitas
xkfjkdjijiekiejeirmaiojrioeservicio, aprovechó sus prendas personales para cazar al vuelo una dote
de setenta mil francos que se le presentaba en la hija de un comerciante de géneros de
punto, enamorada de su tipo. Hombre guapo, fanfarrón, que hacía sonar fuerte sus
espuelas, con unas patillas unidas al bigote, los dedos llenos de sortijas, tenía el sire de un
valentón y la vivacidad desenvuelta de un viajante de comercio. Ya casado, vivió dos o
tres años de la fortuna de su mujer, comiendo bien, levantándose tarde, fumando en
grandes pipas de porcelana, y por la noche no regresaba a casa hasta después de haber
asistido a los espectáculos y frecuentado los cafés. Murió su suegro y dejó poca cosa; el
yerno se indignó y se metió a fabricante, perdió algún dinero, y luego se retiró al campo
donde quiso explotar sus tierras. Pero, como entendía de agricultura tanto como de
fabricante de telas de algodón, montaba sus caballos en lugar de enviarlos a labrar, bebía
la sidra de su cosecha en botellas en vez de venderla por barricas, se comía las más
hermosas aves de su corral y engrasaba sus botas de caza con tocino de sus cerdos, no
tardó nada en darse cuenta de que era mejor abandonar toda especulación.
Por doscientos francos al año, encontró en un pueblo, en los confines del País de
Caux(3), y de la Picardía, para alquilar una especie de vivienda, mitad granja, mitad casa
señorial; y despechado, consumido de pena, envidiando a todo el mundo, se encerró a los
cuarenta y cinco años, asqueado de los hombres, decía, y decidido a vivir en paz.
3. El Pays de Caux se sitúa en la alta Normandía, en el valle bajo del Sena, limitando con la región de
Picardía.
Su mujer, en otro tiempo, había estado loca por él; lo había amado con mil servilismos,
que le apartaron todavía más de ella.
En otra época jovial, expansiva y tan enamorada, se había vuelto, al envejecer, como el
vino destapado que se convierte en vinagre, de humor difícil, chillona y nerviosa. ¡Había
sufrido tanto, sin quejarse, al principio, cuando le veía correr detrás de todas las mozas
del pueblo y regresar de noche de veinte lugares de perdición, hastiado y apestando a
vino! Después, su orgullo se había rebelado. Entonces se calló tragándose la rabia en un
estoicismo mudo que guardó hasta su muerte.
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