TEMA 4 PSICOLOGÍA MOTIVACIÓN UNED
Enviado por rubi86 • 17 de Diciembre de 2013 • 8.973 Palabras (36 Páginas) • 624 Visitas
TEMA 4
LA MOTIVACIÓN EN EL CONTROL DE LA ACCIÓN
1. Introducción
La motivación hacía referencia a reacciones instintivas y, posteriormente, se centró en estudiar ciertos estados internos de necesidad que se activaban ante la aparición de una carencia en el organismo, y que motivaban el comienzo de determinadas conductas cuyo principal objetivo era corregir ese déficit. Para Hull la motivación surgía por la aparición de estados de privación y era el deseo de liberarse de ese estado adverso lo que activaba la conducta.
Conforme se fue avanzando se comienzan a reconocer estados de motivaciones también positivos y no sólo aversivos en cuanto a cubrir una necesidad. Al considerar al hombre poseedor de metas y objetivos, con capacidad para superar dificultades y con un comportamiento dirigido por estímulos externos, se plantea que los seres humanos pueden sentir dolor o frustración y quieren escapar de ello, con lo que se introduce un aspecto nuevo e importante, el estudio de la motivación: las actividades cognitivas que dirigen una conducta hacia determinadas metas en el ser humano. El componente subjetivo de la motivación se corresponde con la apetencia por alguna meta o reforzador, y se considera la motivación humana como una disposición para actuar que lleva a localizar la meta o el objetivo, más que a activar la conducta simplemente.
El componente subjetivo de la motivación va a ocupar un papel central en el estudio de la motivación humana, en cuanto que lleva a actuar de una forma determinada y diferente a una persona y a otra en situaciones semejantes. Pero el valor de incentivo que el sujeto adjudica a los estímulos externos puede determinar en gran medida, su vez, el comportamiento humano.
Vamos a ver otro tipo de motivación en la que no existe un estímulo externo que la provoque y, en este caso, las conductas se desencadenan porque el sujeto desea realizarlas sin más y siente el impulso de hacerlo: las expectativas que se crean frente a las situaciones y cómo el sujeto responde ante ellas. Se profundizará en todas las condiciones del premio que pueden actuar de incentivo para el sujeto según sus expectativas y que afectan a la conducta motivada.
2. La conducta extrínseca e intrínsecamente motivada
La motivación responde a la pregunta del por qué actuamos, dejamos de actuar o seguimos obstinada e incansablemente actuando. Si desconocemos qué nos lleva a funcionar como lo hacemos, difícilmente podremos llegar a desvelar el psiquismo humano. Cuando estamos motivados para hacer algo, no vemos los problemas del camino o, al menos, nos sentimos capaces de superarlos; cuando nos falta esa activación, cualquier cosa nos es imposible de conseguir aunque esté al alcance de nuestra mano. Por medio del aprendizaje se aprende qué respuesta se debe dar en cada momento, pero es a través de la motivación como se obtiene la fuerza para emitir esas respuestas. La motivación dirige la conducta pero también energiza o instiga en el sentido de que la intensifica y, así, conforme estamos más o menos motivados, daremos más respuestas y más rápidas o nos mantendremos más tiempo emitiendo esa respuesta.
Cuando son las características de los estímulos externos lo que determina la dirección de nuestra conducta, hablamos de motivación extrínseca (ME). La motivación regulada por el ambiente es fruto del aprendizaje, ya que aprendemos las consecuencias de nuestras respuestas, de tal forma que los agentes externos según otras expectativas “despiertan” nuestra motivación para realizar o no la conducta. Cuando el sujeto persiste en una conducta sin un estímulo exterior que lo justifique nos estamos refiriendo a la motivación intrínseca (MI), de tal manera que una conducta está intrínsecamente motivada si se realiza en ausencia de alguna contingencia externa aparente.
Se puede decir que existen dos formas de disfrutar de una actividad: de forma extrínseca y de forma intrínseca. Los autores se inclinan a defender que no existe una relación automática entre ambas, sino que son dos dimensiones separadas y la principal diferencia entre ellas se haya en la fuente que energiza la conducta. Intrínsecamente la motivación emana de fuentes internas y extrínsecamente la motivación depende de las expectativas que se crea el sujeto ante los estímulos externos.
El nivel de ambos tipos de motivación que nos lleva a realizar un comportamiento, depende del momento y de la actividad. Se puede afirmar que la misma acción puede estar intrínsecamente motivada para unas personas y extrínsecamente para otras e, incluso, para la misma persona en circunstancias diferentes.
En relación a la ME hay dos conceptos fundamentales, pero sutilmente entrelazados, que conviene distinguir desde el principio: el esfuerzo y el incentivo. Las posturas conductistas defendían que aunque hubiera causas internas que determinaran la conducta, sin lugar a dudas eran las causas externas a la persona las que la producían. Al suavizarse ese planteamiento inicial, se empieza a introducir el concepto de incentivo como el aspecto motivador del reforzador (Hull) en cuanto que “atraía al sujeto o tiraba de él hacia la meta”. La fuerza se encontraba en el estímulo. Posteriormente, desde una perspectiva más cognitiva de las investigaciones sobre aprendizaje animal, la teoría del incentivo desarrollada por Dickinson mantiene que la dirección hacia una meta es fruto de la interacción entre estados emocionales y expectativas cognitivas o, en otras palabras, entre las consecuencias y el valor de éstas en ese momento para el sujeto.
Se considera que el aspecto motivador del incentivo no sólo se halla en el objeto a conseguir, sino también en las expectativas que se crea el propio sujeto acerca de ese objeto; dichas expectativas son las que le llevan a actuar. No sólo un objeto atractivo incitaría a la acción, sino que la manera en que percibiese el sujeto esa atracción sería lo que realmente le llevase a emitir la conducta.
El estudio de la MI ha surgido a contracorriente al conductismo, puesto que defiende que los seres humanos son sustancialmente activos por su propia curiosidad y competencia. Se ha comprobado que además de ser placentero hacer algo porque agrada, la MI correlaciona positivamente con el aprendizaje, el motivo de logro y la percepción de competencia. Además cuando se actúa con una MI elevada los sujetos tienen menor ansiedad. Pero la gente no siempre genera su motivación desde el interior y por eso hay que acudir a causas externas.
3. Motivación extrínseca
Hace referencia a los factores del ambiente que nos llevan a dar una determinada respuesta, a repetirla y, finalmente, adquirirla. La ME surge a partir del valor de incentivo de los estímulos para el sujeto
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