TRASTORNO POR CONSUMO DE COCAINA
Enviado por suveidalopez • 10 de Septiembre de 2013 • 983 Palabras (4 Páginas) • 492 Visitas
TRASTORNO POR CONSUMO DE COCAINA
• ADICTO A LA COCAINA
José Martínez García
24 años
Comencé fumando cigarro y bebiendo Alcohol a los 18 con mis compañeros de la preparatoria, Generalmente íbamos a mi casa ya que mis padres nunca estaban, ellos se ocupaban únicamente de sus cosas sin notar que era lo que yo hacía durante el día. Después comenzamos a fumar Marihuana dándonos toques regularmente, pues según todos, es una droga natural, fácil de conseguir que “no es nociva ni adictiva”. Pero, poco tiempo después, para mí, era necesario fumar dos o más veces al día, sobre todo por las noches por que no podía dormir y solo fumando un churro podía descansar. Conforme paso el tiempo, me gradué de la preparatoria, pero el viaje que me inducia la marihuana dejo de ser suficiente. Un día un amigo en una fiesta me comento que si me daba un jalón sabría lo que era realmente un viaje. De esta manera tuve mi primer jalón de cocaína, mientras cursaba la licenciatura en economía. El primer jalón fue el mejor de todos ya que me sentía realmente eufórico, sentía que desbordaba energía y podía hacer de todo con mis sentidos agudizados y mas desinhibido que nunca. Al siguiente día desperté y pensé que esa noche, fue la mejor de las noches que había vivido. Una semana después me encontré nuevamente con mi amigo en un antro para festejar el cumpleaños de mi novia, estaba algo borracho y él me dijo que si quería bajarme la borrachera y aguantar más, me diera un jalón y listo. Que podía perder ya lo había hecho una vez y no paso nada. Fuimos al baño y me di un nuevo jalón, pero debo confesar que en esta ocasión la sensación no fue la misma; de hecho, fue terrible: me entró un nerviosismo, una ansiedad y un miedo terrible; no quería hablar con nadie, no quería que me vieran, así que me fui a casa esperando que el efecto pasara. Días después contacte a la persona que le vendía a mi amigo y acordamos vernos para comprar más droga. Y así nació el hábito, acciones repetidas en circunstancias similares, soledad, oscuridad, ansiedad, inseguridad, dolor, angustia y viajes al país del miedo, del insomnio, de la sed infinita, del no puedo controlar mi vida, del me quiero morir. Fingiendo que todo está bien. Esto se fue haciendo más recurrente. Cada vez que me embriagaba me daba uno o dos jalones según lo necesitará. El nerviosismo en el que entraba no me dejaba concentrarme, no me dejaba escuchar, platicar ni hacer nada. Así, cada noche, al llegar a casa, saludaba a mis padres rápidamente para que no notaran mi ansiedad (De cualquier manera no lo notarían porque seguramente estarían peleando como siempre) subía a mi cuarto, ponía el cerrojo, entraba al baño a darme dos o tres jalones. Y lo que hacía una vez por semana se volvió en una vez al día y después en dos o tres veces por día. Deje de frecuentar a mis amigos, de tener
...