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TRATAMIENTO PSICOPEDAGOGICO


Enviado por   •  20 de Octubre de 2013  •  9.715 Palabras (39 Páginas)  •  553 Visitas

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Técnicas de evaluación

Las técnicas de evaluación psicopedagógica en deficientes visuales, son prácticamente las mismas que empleamos en videntes, por lo que su descripción puede consultarse en cualquier manual general. Aquí solamente nos detendremos en las peculiaridades metodológicas derivadas de la aplicación a deficientes visuales.

Entrevistas: Supone una situación de recogida de información que, en principio, habremos de considerar subjetiva, de acuerdo a un guión previamente establecido, en el marco de una relación interpersonal, individual o en pequeño grupo (p. ej. Familia, claustro, etc.). Debe seguir un curso previamente establecido, aunque susceptible de acomodarse a las situaciones de cada momento. Además de una recogida de información, es el contexto en el que se establecen las relaciones interpersonales entrevistador-entrevistado, se explica el espacio físico donde nos vamos a mover, y se explicitan el motivo de la entrevista, lo que esperamos de ella, el plan de trabajo futuro y la futura comunicación de los resultados de todo el proceso de evaluación (García Marcos, 1986).

Debemos recoger datos sobre:

- Información general: motivo de la entrevista y expectativas. Datos personales y sociofamiliares. Historia o antecedentes médicos, psicoevolutivos y escolares. Circunstancias y grado de la deficiencia visual. Necesidad y grado de utilización de ayudas ópticas. Relaciones sociales. Autonomía en Orientación y Movilidad (O y M) y Habilidades de Vida Diaria (HVD). Problemas de conducta. Recursos personales. Información y actitudes sobre la deficiencia visual.

- Observación de conductas en el interesado: verbales (verbalismos, etc.) y no verbales (postura, gestos, estereotipias, etc.).

- Observación de conductas en los otros: direccionalidad de la información: protagonismos paternos (hiperprotección o rechazo); actitudes previas; estereotipos; prejuicios; dudas; etc.

Las entrevistas se mantienen con el interesado, su familia y demás agentes implicados en el tema, como el tutor u otros profesores. De estos últimos resulta interesante la información sobre competencia escolar, autonomía y relación social en el contexto escolar.

Existen una serie de peculiaridades a tener en cuenta en el caso de una entrevista a un ciego o deficiente visual: La primera es que en la presentación le ofreceremos nuestro brazo para llevarle al lugar donde se realizará la entrevista. Se le describirá el despacho y se le permitirá que lo explore, de forma que se sitúe en el espacio y, haciéndose una idea del entorno se sienta más cómodo. Algunas personas muestran interés por conocer las características físicas de su interlocutor. Es signo de naturalidad, y favorece la comunicación contestar tales cuestiones.

Una segunda peculiaridad, es que a la hora de la comunicación, debemos abstenernos de utilizar palabras sin sentido referencial. Expresiones como “ahí”, aquí, etc. carecen de sentido referencial y producen desconcierto, por lo que resulta más adecuado decir “junto a”, “delante de ti”, etc. Nuestros gestos debemos apoyarlos con expresiones verbales descriptivas. Usar expresiones como “mira” “cuanto tiempo sin verte” “hasta la vista”, etc. no se interpretan en su sentido literal sino, al igual que hace el vidente, en su sentido contextual. Por tanto deben usarse con naturalidad. Procurar evitar los silencios prolongados. Los momentos que estemos tomando notas o haciendo cualquier cosa que no nos permita seguir la conversación, podemos hacer alguna pregunta abierta o, simplemente comentar lo que estamos haciendo.

A la hora de aplicar las pruebas debemos realizarlas en las mejores condiciones para el sujeto. Esto quiere decir que, a las condiciones habituales de tranquilidad, silencio, calidez, etc. debemos añadir las de iluminación, ayudas ópticas, materiales de lectura y escritura, etc., que el interesado utilice habitualmente o resulten acordes con las necesidades visuales que presente. Le describiremos el entorno inmediato de trabajo así como los materiales a utilizar y le permitiremos la manipulación táctil. La presentación de los ítems deberá ser: a) macrotipos en tinta; b) verbal (leída); o, c) escritura en Braille. Las respuestas pueden darse: a) escribiendo con rotulador; b) oralmente; c) en braille; d) marcando en lápiz en un hoja de respuestas en braille; o e) con un gesto, dependiendo de las posibilidades del sujeto y del tipo de respuesta que se le demande.

Observación: registros. Escalas de valoración: La observación es la técnica más importante de evaluación psicopedagógica. No debe olvidarse que hacer una entrevista, aplicar un test a un adulto, o una escala de desarrollo a un bebé, también son formas de observación, aunque, por razones organizativas o didácticas, no sea este el sentido que le damos habitualmente. No presentan ninguna diferencia con la observación de conductas en alumnos videntes, por lo que remitimos a los textos existentes en esta misma materia. Conviene, eso sí, tomar buena nota de si el sujeto es consciente de la presencia del observador, para no alterar esta circunstancia cuando se repita la observación. La ética de la observación con o sin el consentimiento del observado, dependerá de las circunstancias del caso. Como norma general, el observador no debe valerse de la deficiencia visual del sujeto para pasar inadvertido.

Las anotaciones de lo observado, pueden hacerse en forma de registro, en el que se especifican los detalles de la observación (tiempos, conductas, etc.) o en forma de escalas de valoración, las cuales ofrecen un menú de categorías para evaluar diferentes comportamientos. En cualquiera de los dos casos no existen diferencias metodológicas con las empleadas con los videntes. Lo mismo puede decirse de los registros psicofisiológicos (respuestas dermogalvánicas, electromiográficas, cardiovasculares, etc.) aunque su empleo se circunscribe a determinados problemas comportamentales, más alejados de lo psicopedagógico.

Autoregistros: Conviene mencionar que, con relación a los autoregistros de papel y lápiz, si bien nunca es imposible, su adaptación presenta algunas peculiaridades por cuanto, habitualmente, suelen ser descriptivos o “literarios”, perdiéndose en parte el efecto reforzante que tienen en la población vidente el empleo de tablas, “termómetros”, y otras formas de representación visual. Este inconveniente no existe cuando se trata de autoregistros con dispositivos electrónicos (magnetófonos, dispositivos para el registro de la posición o los movimientos de la cabeza, etc.) aunque ciertamente, tienen un uso poco extendido en la evaluación psicopedagógica.

Test psicométricos: Situación de prueba estandarizada en sus instrucciones y preguntas, sujeto a una interpretación

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