Temas Selectos del Enfoque Gestalt

Lorena Victoria Esparza Ruiz                                                                              

2 de diciembre de 2016

                                Temas Selectos del Enfoque Gestalt

El Contacto, el origen de la experiencia

Primeramente me es fundamental comprender qué es el contacto y después entonces su relación con la experiencia. Y para ello, antes de plantear un ejemplo en el cual intente explicar con mis palabras lo que entiendo por el concepto señalado, citaré algunos párrafos que considero necesarios para argumentar y apoyar mi descripción de lo que entiendo sobre éste mismo.  

Contacto se refiere a todo movimiento entre un organismo dado y su entorno, es decir, todo movimiento del campo (…) es el fenómeno que precede a toda organización de la experiencia (…) pre consciente, pre emocional (…) la experiencia ha sido contacto y lo será después, ya que es en y para el contacto que la psique podrá existir y presidir experiencias posteriores.

El autor cita a Perls y a Goodman, señalando que éstos desde las primeras palabras de su texto fundador reubicaron la experiencia, al describir que “la experiencia se sitúa en la frontera entre el organismo y el entorno” (PHG, p. 49) Además por otro lado también aclara que “contactar y ser contactado son las acciones que se llevan a cabo en la frontera, y gracias a las cuales el campo se va a diferenciar entre un Yo y en un No Yo” (Robine, p. 10)

Entiendo entonces que en cuanto a lo que es el contacto lo hacemos todo el tiempo mientras seamos un organismo que se relaciona o interactúa con el entorno. Sin embrago, eso no significa que el entorno necesariamente contacte con el organismo.

Por lo tanto, es por eso que en el texto se aclara que el Con-tacto implica un CON Tocar con. Y lo cual nos sugiere que esto implica que cuando se trata de tocar de manera literal en este caso, entiendo entonces que al tocar somos tocados también. Pero igualmente hay aquí una aclaración en cuanto a la experiencia vivida, que es el que no es posible que esto exista cuando no hay un contacto interhumano. Un ejemplo es que aunque yo contacte con la naturaleza, cualquier instrumento y con cualquier objeto o espacio, mi relación de contacto no puede ser mutua porque en este caso por ejemplo los objetos es imposible que experimenten contacto alguno conmigo. De aquí que el autor nos reitere que el contacto es una forma de conciencia, un “saber con” (…) un acto que pone en juego un “con” y un “entre”, la experiencia vivida no puede ser considerada como una experiencia común, ya que el “con” no implica igualdad (…) Todo contacto implica la presencia de la alteridad, es decir del otro. (Robine, p.11)

Entiendo que dentro del proceso terapéutico, el contacto por ambas partes es posible y está presente desde el momento en que se comunica por primera vez el cliente con el terapeuta para pedir una cita. Sin embargo, lo que el autor aquí explica es algo más profundo que tiene que ver con el hecho de conseguir estar “con”, estar el uno con el otro, es justo cuando el organismo logra contactar y experimentar tocando el entorno, tocando al otro que de manera simultánea logre también vivir la experiencia aunque sea ésta de manera diferente.

Contacto como conciencia

Robine (2011) cita nuevamente a Perls y Goodman (PHG, p.39) señalando que “el contacto en sí es posible sin conciencia, pero para ser consciente, el contacto es indispensable”. Una persona que logra contactar debe estar consciente de sus necesidades, de lo que su organismo le pide y reconocer lo que le ocurre cuando contacta con el entorno, identificar su experiencia con lo otro, saber y estar consciente que su relación es con el otro, el cual es completamente diferente a sí mismo. En este tipo de contacto las personas con bajo o casi nada de nivel de consciencia se les puede identificar como confluentes, es decir son sujetos que se pierden en los demás y se despersonalizan, no son capaces de diferenciar lo que opinan o sienten sobre lo que expresan los demás.

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