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Teorias Teleologicas


Enviado por   •  22 de Octubre de 2013  •  2.656 Palabras (11 Páginas)  •  397 Visitas

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PRINCIPALES TEORÍAS TELEOLÓGICAS

1. La ética aristotélica

El filósofo griego Aristóteles se propuso aclarar el significado de la felicidad para aplicarlo a la práctica en la vida de las personas. Si sabemos lo que es la felicidad, podremos llevar una vida feliz.

La felicidad es la realización de la actividad más propia del ser humano, es decir, del uso de la razón. Por ejemplo, un violín está diseñado para hacer música; si se utilizara para otra cosa, no será feliz. Una persona que no ejerciera la razón tampoco sería feliz porq ue no lograría la máxima perfección de la que es capaz.

Una vez que se comprende que el bien más perfecto es la felicidad, el modo para alcanzarla es mediante la práctica de la virtud moral. Las virtudes morales no son acciones ocasionales, sino hábitos de conducta que son el resultado de una educación y del ejercicio reiterado de nuestros actos.

Una persona virtuosa es aquella que tiene el hábito de elegir siempre conforme al justo medio entre dos extremos, con el fin de orientar su vida manteniendo la tendencia al máximo bien propuesto. El extremo siempre es un vicio, tanto por exceso, como por defecto. Por ejemplo, para tener salud no es conveniente ni comer en exceso ni de forma insuficiente, sino de forma equilibrada.

2. El hedonismo de Epicuro

El fundamento de la ética de los epicúreos se encuentra en la búsqueda del placer y la huida del dolor. A este tipo de teorías se les llama hedonistas debido al término griegohedoné, que significa placer.

El concepto de placer se refiere a la ausencia de molestias que perturben el ánimo y a los placeres de tipo espiritual más que estrictamente material. Los epicúreos consideraban que el hombre prudente sabe administrar razonablemente los placeres con el fin de evitar consecuencias que le causen dolor.

3. La ética cristiana

Los dos grandes pensadores de la ética cristiana son san Agustín y santo Tomás, quienes toman muchas de las ideas de los filósofos griegos.

San Agustín toma la idea del Bien desarrollada por Platón y la adapta a la visión cristiana. Considera que el hombre puede obtener la mayor felicidad mediante la contemplación de la verdad en Dios.

Según santo Tomás, todas las acciones de los hombres deben tender de forma natural a Dios porque es el Bien Supremo. Esa tendencia, llamada providencia, no elimina la libertad humana porque Dios guía a los hombres, no los fuerza a hacer nada en contra de su voluntad. Es libre para elegir el camino de su felicidad.

4. El utilitarismo

El utilitarismo es una teoría ética que surgió en Inglaterra a finales del siglo XVIII desarrollada por Jeremy Bentham y posteriormente por John Stuart Mill. Es una teoría teleológica que considera que el bien es lograr la máxima felicidad posible para el mayor número de seres vivos. Este es el principio de utilidad, según el cual llamamos buenas a aquellas acciones o reglas que incrementan la felicidad general, y consideramos como malas a las que generan infelicidad.

Los antecedentes del utilitarismo se encuentran en la ética de Epicuro, aunque en este caso se trataba de la felicidad del individuo, mientras que los utilitaristas tienen en cuenta la felicidad de toda la colectividad.

El criterio moral de los utilitaristas es hedonista, porque la mayor felicidad es en realidad el mayor placer o el alejamiento de lo que nos produce dolor. Según esto, podría decirse que el utilitarismo es un hedonismo social.

Cuando los utilitaristas hablan de los placeres como finalidad, se refieren a una situación de bienestar psicológico en la que se satisfacen asimismo las necesidades propiamente humanas y, por tanto, las que están relacionadas con la capacidad de razón.

TELEOLOGÍA

DicPC

I. NOCIÓN DE TELEOLOGÍA.

El término teleología proviene de los dos términos griegos Télos (fin, meta, propósito) y Lógos (razón, explicación). Así pues, teleología puede ser traducido como «razón de algo en función de su fin», o «la explicación que se sirve de propósitos o fines». Decir de un suceso, proceso, estructura o totalidad que es un suceso o un proceso teleológico significa dos cosas fundamentalmente: a) que no se trata de un suceso o proceso aleatorio, o que la forma actual de una totalidad o estructura no es (o ha sido) el resultado de sucesos o procesos aleatorios; b) que existe una meta, fin o propósito, inmanente o trascendente al propio suceso, que constituye su /razón, explicación o sentido. En términos de cierta tradición filosófica, esto equivaldría a decir que dicha meta o sentido son la razón de ser del suceso mismo, lo que le justifica en su ser. Como se ve, el carácter teleológico de un suceso se opone a su carácter aleatorio. Sin embargo, de ahí no podemos deducir que teleológico y necesario (en su acepción epistemológica de legaliforme), sean coincidentes. Un suceso es necesario relativamente a un cierto marco de referencia si, dadas ciertas condiciones, es lógicamente imposible que dicho suceso no tenga lugar en la estructura ontológica de dicho marco. No obstante, decir de un suceso que es teleológico relativamente a un marco de referencia, significa que existe una tendencia, propensión, etc. en tal marco a desarrollar ciertas formas o estructuras que ceteris paribus (i.e., manteniendo ciertas variables constantes) tendrán lugar, y respecto a las cuales tal suceso es una fase, etapa o momento de su desarrollo.

Obsérvese, finalmente, que mientras lo necesario es lógicamente incompatible con la indeterminación, lo teleológico es compatible en cierto grado con la indeterminación, aunque un suceso o proceso teleológico no es, en sí mismo y en relación a su fin, indeterminado. De ahí que en ocasiones se haya hablado de distinguir dos tipos de necesidad: la necesidad física y la necesidad teleológica.

Fuera del ámbito ontológico, la teleología se dice de la acción humana y, así, de los denominados proyectos, planes, decisiones futuras, objetivos globales vitales, etc. En este caso, el carácter teleológico de un suceso o acontecimiento (la acción humana) cumple las notas anteriormente mencionadas: la acción teleológica no es la acción arbitraria, la que responde a intenciones momentáneas, a caprichos o deseos del momento sin ninguna articulación superior; por el contrario, responde a una intencionalidad (fin), conscientemente explicitada, del agente y articulada generalmente dentro de un sistema teleológico (fines últimos e intermedios) que constituyen su proyecto vital. Ahora bien, para que una acción sea teleológica no es suficiente con que responda a un fin consciente del agente; es preciso también que dicho fin haya sido asumido consciente y críticamente. De otro modo, la

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