Teoría Psicoanalítica (te amo porque me alimentas)
Enviado por espinavc • 8 de Noviembre de 2016 • Trabajo • 6.373 Palabras (26 Páginas) • 292 Visitas
Antecedentes:
Teoría Psicoanalítica (te amo porque me alimentas)
De acuerdo con Freud, los bebes pequeños son criaturas “orales” que obtienen satisfacción al chupar y llevarse a la boca diversos objetos por lo cual son atraídos por cualquier persona que les proporcione placer oral. En vista de que por lo general son las madres quienes les dan “placer” oral a los bebes al alimentarlos, a Freud le parecía lógico que estas fuesen el objeto primario de seguridad y afecto del bebe, en particular si eran tranquilas y generosas en sus prácticas alimentación.
Teoría Etológica (quizá nací para amar)
La Etología propone que todas las especies, entre ellas el ser humano, nace con varias tendencias innatas de conducta que de alguna manera facilitaron su supervivencia a lo largo de la evolución. Bowlby concluyó que estas conductas innatas facilitan el apego entre el bebé y el cuidador. Se dice inclusive que el apego favorece la adaptación: el cuidador lo protege contra depredadores y otras amenazas naturales, además de garantizar la satisfacción de sus necesidades. Los etólogos afirman que el propósito a largo plazo del apego primario es permitir a los miembros de las generaciones sucesivas vivir lo bastante como para reproducirse, garantizando la supervivencia de la especie.
Experimentos etológicos:
El Etólogo Konrad Lorenz: observó a gansitos recién nacidos quienes tenían la tendencia innata de seguir a su madre (el primer objeto en movimiento que suelen ver al nacer). Lorenz descubrió que los gansitos cuyos huevos fueron criados en una incubadora y que lo vieron a él justo después de romper el cascarón, seguían todos sus movimientos, tal y como si él fuera su madre. Estos descubrimientos sugirieron que el apego está basado en factores determinados biológicamente.
El Psicólogo Henry Harlow: realizó un estudio donde comprobó que el alimento por sí solo no es la base para el Apego. Llevó a cabo una experiencia muy conocida con monos Rhesus. Puso dos monas de alambre, una con mamadera y la otra sin mamadera pero cubierta con un paño peludo. A través de la experiencia se vio que, si bien los monos se alimentaban de la mamadera, se pasaban la mayor parte del tiempo con la mona de alambre peluda, y más aún, cuando había situaciones de angustia o tensión corrían hacia la madre peluda. Entonces, empezó a perfilarse la idea de que había algún motivo de relación que iba más allá de la nutrición y el sexo y que tenía alguna función: la protección.
Estos resultados aunque fueran de animales, contradecían las convicciones del que el vínculo preferido se construye sobre la base de satisfacer solamente las necesidades de hambre y sed.
Teoría del aprendizaje (te amo porque me recompensas)
Por razones muy distintas a los psicoanalistas, los teóricos del aprendizaje también supusieron que el infante se apega a quien lo alimenta y satisface sus necesidades. Pensaban que la alimentación era muy importante por dos razones:
-Primero, produce respuestas positivas en el niño satisfecho (como sonrisas y arrullos) que aumentan el afecto del cuidador.
-Segundo, es una ocasión en la que la madre le ofrece muchas comodidades (como alimento, calor, contacto tierno, vocalización suave, etc.)
Teoría cognoscitiva (para amarte necesito saber que siempre estarás a mi lado)
Los teóricos cognoscitivos señalan que en parte la capacidad para formar apegos depende del desarrollo cognoscitivo. Para que se realice el apego es necesario distinguir los compañeros conocidos de los extraños y reconocer la permanencia de los objetos, por esto no es casualidad que el apego surge de los 7 a los 9 meses de edad (momento en que el niño inicia la cuarta subetapa sensoriomotora, etapa en la cual empieza a buscar y encontrar objetos que vio a alguien escondérselos).
Experimentos cognoscitivos:
Barry Lester y unos colegas administraron a un grupo de niños de 9 meses una prueba de permanencia de objeto antes de exponerlos a una breve separación de su madre, su padre y de un desconocido. Los niños que obtenían puntuaciones altas en la tarea de permanencia (subetapa 4 o más alta) sólo protestaban al ser separados, mientras que los que obtenían puntuaciones más bajas (subetapa 3 o más baja) protestaban poco ante cualquier separación. Sólo los que tenían un desarrollo cognoscitivo avanzado habían formado un apego primario con su madre, lo que significa que en parte el afecto depende del nivel cognoscitivo.
BIBLIOGRAFIA
Bowlby nació el 26 de febrero 1907 en Londres, y murió el 2 de septiembre de 1990. Fue un psicoanalista inglés, notable por su interés en el desarrollo infantil y sus trabajos pioneros en la teoría del apego. Perteneció a una familia de clase media alta, donde ocupó el cuarto puesto de seis hijos, siendo criado por una niñera acorde a la moda tradicional británica de la época. Su padre fue un cirujano de la Casa Real que sufrió una trágica historia personal; perdió a su padre a las cinco años de edad de forma prematura, mientras servía como "corresponsal" en la guerra Anglo-China del Opio. John durante la infancia tan sólo veía a su madre una hora al día después de la "hora del té", aunque durante el verano ella estaba más disponible, esto se debía a que la aristocracia británica, consideraba que la atención parental excesiva resultaba contraproducente para los niños.
La situación se agravaría para Bowlby a los cuatro años, cuando su niñera (su principal cuidadora), se fue de la familia. Aquella separación le marcó profundamente, representando para él " algo tan trágico como la pérdida de la propia madre". A los siete, es llevado a un colegio internado, algo común en niños de su condición social. Sus experiencias le dotaron de una alta sensibilidad ante el sufrimiento infantil y por esto dedicó su vida al estudio de la ansiedad y la angustia de separación. En su trabajo de separación: La ansiedad y la ira, reveló que él consideraba su tiempo en el internado como un momento terrible para él, más tarde dijo: "Yo no enviaría ni a un perro a un internado a los siete años’’. Sin embargo, Bowlby consideraba que los internados podrían ser apropiados para niños de ocho años o más, y dijo a su vez: "Si el niño está desadaptado, puede ser útil para él estar lejos durante un tiempo de las tensiones que le produjeron sus dificultades. También, dijo que el internado tiene la ventaja de preservar los lazos familiares del niño, aunque sea un poco. El niño que va al internado no se siente diferente a los demás niños, y no solo esto, mediante el alivio de los padres durante una parte del año, podría ser posible para algunos de ellos desarrollar actitudes más favorables hacia su niños".
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