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Trabajo Colaborativo 2 De Vejez Y Muerte


Enviado por   •  9 de Octubre de 2013  •  3.817 Palabras (16 Páginas)  •  646 Visitas

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ACTIVIDAD: 10

TRABAJO COLABORATIVO 2

TUTORA

MARIA DEL PILAR TRIANA

PARTICIPANTES

LUZ MARINA CARRASCAL

LEIDY JOHANA SEMANATE FRANCO

COD: 29706426

ELY YOHANA MARTINEZ

COD: 30669207

YEIMY LORENA MILLAN LOPEZ

COD: 28542839

CURSO: VEJEZ Y MUERTE COMO ESPACIO DE CONSTRUCCION DE SENTIDO

GRUPO: 250

PROGRAMA: PSICOLOGIA

NOBIEMBRE-2012

INTRODUCCION

Esta actividad nos ayuda a comprender que a través de la historia se ha dicho o se ha creído en muchas cosas, símbolos, tradiciones y ritos ya que la muerte para muchos es un tabú, considero que como seres humanos debemos vivir una vida equilibrada, con una conciencia tranquila de haber hecho las cosas bien para de esta forma no temer a la muerte.

A lo largo de la historia, podemos notar dos posturas frente a la inminencia de la muerte. Una de ellas es el rechazo al proceso de transición a la muerte, que es el sufrimiento; viendo en este pasó un castigo. La segunda postura es una visión ligada a las creencias religiosas de diferentes partes del mundo, siendo la muerte no un castigo, sino un descanso.

Para terminar podemos decir que, lo más adecuado es afrontar la realidad de forma tranquila, para favorecer desde la serenidad, el transcurso de las posibles fases de elaboración y aceptación de la experiencia de vacío y pérdida.

1) leer la novela de Iván ilich de Tolstoi. El grupo escribe el comentario que le suscita la lectura respecto al significado de la muerte desde lo leído; puede complementarse con comentarios personales.

Esta novela nos habla sobre la vida y muerte de un personaje, inspirado en una historia real, llamado Iván Illich. El libro comienza por la muerte de Iván Illich. Éste ha muerto, y todos sus compañeros de trabajo están tristes, pero a la vez contentos, de saber que es otro el que ha muerto, y no ellos. Todo comienza con la visita de Pietri Ivánovich a la casa del difunto, y desde aquí, la novela comienza un viaje al pasado, donde el autor nos contará la vida completa de Iván Illich. El padre de Iván Illich fue Illiá Efímovich Golovín, que hizo su carrera de estudios en San Petersburgo y su oficio fue de consejero privado. Iván fue el segundo de sus tres hijos. El mayor se dedicó al empleo de su padre (era un chico frío y ordenado) y el pequeño fracasó (era un chico muy alocado). Iván era el término medio entre los dos, y era llamado “El Fénix de la familia”. Iván Illich se educó en la Escuela de Jurisprudencia, y después de diez años de estudios, se compró un traje y se fue para ejercer como funcionario para misiones especiales a las órdenes del gobernador (gracias a una carta de recomendación de su padre). En esta etapa de su vida, Iván Illich era un muchacho serio y disciplinado. Así pasó cinco años, hasta que se crearon nuevos organismos y ocupó una plaza como juez de instrucción. Esto le obligó a trasladarse y despedirse de sus amigos y relaciones.

Con esta nueva plaza, más personas estaban en manos de Iván, y con unas palabras selladas en un papel, podía hacer lo que quisiese con ellas. Esto le hacía muy feliz, aunque nunca abusaba de su poder. Iván Illich trabó nuevas amistades, se dejó barba y comenzó a jugar al whist. Iván Illich conoció a Prosodia Fiódorovna. Mijel, a la que solía sacar a bailar cuando podía, y la mujer con la que finalmente se casó. Era una mujer de alta sociedad y, sin duda, Iván sentía verdadero amor por ella. La mujer de Iván Illich se embarazó, comenzó a exigir a su marido que le cuidara y empezó a decirle palabras soeces. Entonces, Iván Illich comenzó a buscar una vida independiente de su esposa, e hizo así del trabajo el centro de su vida. Tres años después, a Iván le nombraron sustituto del fiscal, lo que le unió más al trabajo y le separó de su familia. Nacieron más hijos y la esposa se volvió cada vez más gruñona.

Siete años después, le nombraron fiscal en otra provincia. Allí, su esposa no estaba cómoda y, aunque ganaba más, la vida estaba más cara. Además, murieron dos hijos. Esposo y esposa se aislaron uno del otro, hasta llegar a no hablarse. Para Iván, lo más importante era su cargo, el poder y sus compañeros, pasando así para él todo de forma agradable. Siguieron otros siete años de esta forma, se les murió otro hijo, la hija mayor cumplía dieciséis años y el otro chico, que estudiaba Bachillerato, tenía su futuro incierto. El padre quería que estudiara en la Escuela de Jurisprudencia y la madre quería que ingresara en un gimnasio. Iván esperaba un puesto mejor y rechazó varios traslados. Un señor le quitó una

Plaza buena e Iván riñó con él y con sus superiores, por lo que comenzaron a tratarle con frialdad. A Iván Illich le empezaron a venir deudas y perdió mucho dinero, por lo que en verano se fue a una aldea con su familia y después decidió trasladarse a San Petersburgo para pedir un cargo en otro ministerio, y así ganar 5000 rublos en lugar de 3500 que ganaba ahora, dando además una lección a sus superiores. Justo entonces, la administración hizo un cambio, poniendo a un amigo de Iván en un puesto importante, por lo que el amigo le ascendió, quedando dos grados más alto y con un sueldo de 5000 rublos más 3500 para el traslado.

Su esposa también se alegró, y a él le gustó ver cómo se rebajaron sus superiores. Iván partió solo hacia San Petersburgo y encontró una casa perfecta, comenzando a empapelar la casa y a comprar muebles. Estaba tan contento, que no cesaba de imaginar cómo quedarían todas las salas. Pensaba que le habían quitado quince años de encima, y se sentía un joven lleno de vitalidad y energía.

Finalmente, fueron a vivir todos a la nueva casa, e Iván se preocupaba por todo: por una mancha en el mantel, el cordón roto de una cortina, Iván Illich vivía bien, y se lo pasaba bien en su trabajo, su vida transcurría con normalidad y todos los días cumplía con un horario riguroso. En una ocasión, dieron una fiesta. La mujer tenía ya un plan, e Iván quería encargar tartas y bombones a la pastelería. Al final se encargaron, pero sobraron muchos y la cuenta de la pastelería fue muy alta, por lo que hubo una fuerte discusión. Todos tenían buena salud, aunque Iván Illich se quejaba en ocasiones de un dolor en el costado izquierdo. Iván seguía con su mal humor hacia su esposa, y su relación era casi imposible. A Iván le dolía la parte izquierda del vientre cada vez más, y su mujer le aconsejó ir al médico. Iván

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