Trauma e Histeria, dos conceptos... varias concepciones
Enviado por romma_p • 4 de Junio de 2017 • Monografía • 3.679 Palabras (15 Páginas) • 181 Visitas
Trauma e Histeria, dos conceptos... varias concepciones
Introducción
El presente trabajo pretende abordar un acercamiento a cómo la concepción del trauma ha mutado a lo largo del tiempo, desde un trayecto que atraviesa grandes transformaciones, hasta llegar a la concepción del trauma como causa subyacentes de la histeria, de esta manera se deja atrás las nociones que otorgaban al útero un papel principal en ciertas enfermedades nerviosas, considerando a la histeria como una de estas.
En primer lugar se hará un recorrido en el tiempo para esbozar como era concebido el trauma en el siglo XIX, de la mano de grandes pensadores como Jean-Martin Charcot, Pierre Janet, Sigmund Freud, colocando especial énfasis en cómo el descubrimiento de la sexualidad infantil para este provoca un giro en la concepción de trauma, desempeñando un papel especial en la etiología de la histeria.
En segundo lugar, se intentará aproximarnos a algunos de los diferentes sentidos que la histeria ha tenido a lo largo de la historia, dado que ha variado el lugar ocupado en la sociedad como así también en el ámbito de la medicina.
Para dicho fin he utilizado el texto de Sydenham,T "La afección histérica" publicado en el libro “Historia de la ansiedad”, de Norberto Conti y J. Carlos Stagnaro, el de Briquet, P, "Definición de la histeria" de 1859, publicado en el libro “Historia de la ansiedad”, en los textos de Freud, S. "Estudios sobre la histeria" de 1895 y “La etiología de la histeria” de 1896, y quienes guiarán este recorrido serán: Hacking, Ian, a partir de su elaboración de “El Trauma” en su libro "Rewriting the Soul: Multiple Personality and the Sciences of Memory”, Leys, Ruth a partir de su texto “Freud y el trauma” y Levin Kenneth en “Freud y su primera psicología de las neurosis”.
Desarrollo
- Primera concepciones del trauma :
Hacking en “El trauma” plantea que un modo de explicar la historia del trauma es comenzar por el impacto que tuvo el ferrocarril en el siglo XIX, símbolo épico en la psicologización del trauma. El ferrocarril creó el accidente y así se transformaba los traumas físicos en lesiones psicológicas. La gente siempre tuvo accidentes, pero se empezó a llamar así a partir de la llegada de los accidentes causados por el ferrocarril[1]. ¿Qué relación tiene el accidente de ferrocarril con la concepción de trauma? Hacking nos responde de la siguiente manera “Algunas lesiones eran manifiestas: huesos rotos, mejillas perforadas, piel desgarrada; en suma, el trauma físico tradicional. Sin embargo, sucedía algo más. A pesar de que salían ilesos, algunos pasajeros se quejaban de un dolor terrible, digamos, en la espalda, pocos días más tarde” (Hacking,1995:3). Es decir, los síntomas no parecían corresponderse con ninguna lesión física discernible, no se hallaba el trauma (termino médico para dar cuenta de una lesión orgánica), sin embargo, estas personas que padecían accidentes ferroviarios se comportaban como histéricos. Hacking acerca de la histeria esboza “la idea o el recuerdo del impacto, en vez del impacto físico real, podría producir los efectos. Por ende, un shock psicológico o una idea dolorosa podrían causar histeria” (Hacking,1995:2). Es decir que aquí se reconoce que no es el golpe físico lo traumático, sino el recuerdo del impacto, el afecto ligado a la escena del accidente. Si bien se comenzó tratando de dar explicaciones fisiológicas de la histeria, pronto se comenzó a dar cuenta que no respondían a lesiones corporales.
Podemos ver como la idea de trauma psicológico no nace de la mano de Freud, más bien esta ya circulaba en 1885, a veces con el nombre de trauma moral –traumatisme moral– Es en el contexto de la medicina, que Freud se acerca al término “trauma”, y fue Charcot, el personaje de gran importancia para los posteriores desarrollos freudianos, quien reconocía que la histeria y los trastornos relacionados con ella debían ser causados por alguna anormalidad del sistema nervioso, pero sin embargo, sostenía que estas enfermedades no estaban acompañadas por cambios anatómicos en el cuerpo. Por otra parte, comenzó a concebirse la histeria también en el sexo masculino, ya que muchas de las víctimas de los accidentes eran hombres que días después del accidente presentaban patologías histéricas. De esta manera, Charcot concebía a la histeria como hereditaria pero a su vez podía ser producida por traumas, como ocurría en los accidentes, o también podía ser inducida por sustancias tóxicas” (Hacking,1995:4). Aquí podemos dar cuenta de cómo el trauma comienza a ser pensado como causa central de la histeria, pero... ¿siempre fue así?
- Una breve aproximación a la histeria
"Los más tempranos trabajos sobre la histeria revelan el modo en que la imaginación de los hombres concibe a la histeria, impregna también los estudios al respecto"
Fue Hipócrates quien utilizó por primera vez el término histeria para referirse a un tipo de afección orgánica que afectaba a las mujeres, específicamente al útero, que se desplazaba por el cuerpo provocando desordenes variados y cuya cura era la relación con el sexo opuesto. Durante la Edad Media la influencia religiosa modificó esta concepción, y las histéricas eran consideradas poseídas por el diablo; la caza de brujas tuvo su auge en esta época así como los exorcismos.
A mediados del siglo XVII Thomas Sydenham, luego de analizar los síntomas histéricos e hipocondriacos (considerados el correlativo histérico en el sexo masculino), sostiene que “provienen del desorden o movimiento irregular de los espíritus animales”[2] que afectan tanto a las funciones de los órganos que sobrecargan como a aquellos de los que se retiran, a causa del desequilibrio energético generado. La debilidad de los afectados es el principal factor de tal desacomodación “por este motivo hay mayor número de mujeres atacadas por los vapores que los hombres, pues ellas son naturalmente más delicadas y pues están destinadas a funciones menos penosas; por el contrario, los hombres tienen un cuerpo robusto y vigoroso por estar destinados a grandes y penosos trabajos.”[3] Señala que el tratamiento indicado consiste en primer término en debilitar los espíritus animales causantes del desorden mediante la purga y la sangría, y luego en el fortalecimiento de la sangre de manera que los espíritus fortificados “estén en condiciones de custodiar el orden que conviene a la economía de todo el cuerpo”[4].
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