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Tu Trasero En Salsa


Enviado por   •  20 de Julio de 2014  •  1.471 Palabras (6 Páginas)  •  309 Visitas

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ocurrido. Ella logró escapar de los soldados aprovechando la oscuridad de la noche, pero sus cuatro hijos menores fueron asesinados.

“A las cinco de la tarde me sacaron a mí junto a un grupo de 22 mujeres. Me quedé al final de la fila. Aún le daba el pecho a mi niña. Me la quitaron de los brazos. Cuando llegamos a la casa de Isabel Márquez, pude ver la montaña de los muertos que estaban ametrallando. Las demás mujeres se agarraban unas a otras para gritar y llorar. Me arrodillé acordándome de mis cuatro hijos. En ese momento de media vuelta, me tiré y me metí detrás de un palito (arbusto) de manzana”. (Fragmento del testimonio de Rufina Amaya, “luciérnagas en el mozote”)

Realmente esto es un gran atropello departe de la Fuerza Armada de El Salvador y una injusticia que sigue impune.

Admiro al pueblo del mozote, admiro a El Salvador entero por haber sufrido tantas injusticias. Gracias a los mártires como los jesuitas y Mons. Romero por haber entregado sus a criticar injusticias de los dos bando por que se que los guerrilleros no eran ningunos santos. Quisiera que Coronel Monterrosa estuviera vivo para poder cobrarle todo lo que hizo pero se que el Señor Todo Poderoso ha ajustado cuentas con él.ocurrido. Ella logró escapar de los soldados aprovechando la oscuridad de la noche, pero sus cuatro hijos menores fueron asesinados.

“A las cinco de la tarde me sacaron a mí junto a un grupo de 22 mujeres. Me quedé al final de la fila. Aún le daba el pecho a mi niña. Me la quitaron de los brazos. Cuando llegamos a la casa de Isabel Márquez, pude ver la montaña de los muertos que estaban ametrallando. Las demás mujeres se agarraban unas a otras para gritar y llorar. Me arrodillé acordándome de mis cuatro hijos. En ese momento de media vuelta, me tiré y me metí detrás de un palito (arbusto) de manzana”. (Fragmento del testimonio de Rufina Amaya, “luciérnagas en el mozote”)

Realmente esto es un gran atropello departe de la Fuerza Armada de El Salvador y una injusticia que sigue impune.

Admiro al pueblo del mozote, admiro a El Salvador entero por haber sufrido tantas injusticias. Gracias a los mártires como los jesuitas y Mons. Romero por haber entregado sus a criticar injusticias de los dos bando por que se que los guerrilleros no eran ningunos santos. Quisiera que Coronel Monterrosa estuviera vivo para poder cobrarle todo lo que hizo pero se que el Señor Todo Poderoso ha ajustado cuentas con él.ocurrido. Ella logró escapar de los soldados aprovechando la oscuridad de la noche, pero sus cuatro hijos menores fueron asesinados.

“A las cinco de la tarde me sacaron a mí junto a un grupo de 22 mujeres. Me quedé al final de la fila. Aún le daba el pecho a mi niña. Me la quitaron de los brazos. Cuando llegamos a la casa de Isabel Márquez, pude ver la montaña de los muertos que estaban ametrallando. Las demás mujeres se agarraban unas a otras para gritar y llorar. Me arrodillé acordándome de mis cuatro hijos. En ese momento de media vuelta, me tiré y me metí detrás de un palito (arbusto) de manzana”. (Fragmento del testimonio de Rufina Amaya, “luciérnagas en el mozote”)

Realmente esto es un gran atropello departe de la Fuerza Armada de El Salvador y una injusticia que sigue impune.

Admiro al pueblo del mozote, admiro a El Salvador entero por haber sufrido tantas injusticias. Gracias a los mártires como los jesuitas y Mons. Romero por haber entregado sus a criticar injusticias de los dos bando por que se que los guerrilleros no eran ningunos santos. Quisiera que Coronel Monterrosa estuviera vivo para poder cobrarle todo lo que hizo pero se que el Señor Todo Poderoso ha ajustado cuentas con él.ocurrido. Ella logró escapar de los soldados aprovechando la oscuridad de la noche, pero sus cuatro hijos menores fueron asesinados.

“A las cinco de la tarde me sacaron a mí junto a un grupo de 22 mujeres. Me quedé al final de la fila. Aún le daba el pecho a mi niña. Me la quitaron de los brazos. Cuando llegamos a la casa de Isabel Márquez, pude ver la montaña de los muertos que estaban ametrallando. Las demás mujeres se agarraban unas a otras para gritar y llorar. Me arrodillé acordándome de mis cuatro hijos. En ese momento de media vuelta, me tiré y me metí detrás de un palito (arbusto) de manzana”. (Fragmento

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