Umberto Eco
Enviado por papalapa123 • 1 de Octubre de 2013 • 5.665 Palabras (23 Páginas) • 675 Visitas
¿En qué creen los que no creen?
Umberto ECO y Carlo Maria MARTINI, ¿En qué creen los que no creen? Un dialogo sobre la ética., Ed. Temas de hoy, Madrid, 2005 [1996], 166 pág.
¿En qué creen los que no creen?
El librito ¿En qué creen los que no creen? es el resultado de un dialogo epistolar entre el Cardenal de Milán, Carlo Maria Martini, y el filósofo de la Universidad de Bolonia, Humberto Eco. Dialogo promovido por la revista “Liberal” y que se publicó trimestralmente de Marzo de 1995 a Marzo de 1996. El libro apareció por vez primera en Italia en 1996 y además comporta la participación de 6 otros pensadores, todos ellos considerados no creyentes (o laicos): 2 filósofos (E. Severino y M. Sgalambro), 2 periodistas (E. Scalfari y I, Montanelli) y 2 políticos (V. Foa y C. Martelli).
Para el análisis del libro procederemos de la siguiente manera: En primer lugar analizaremos la correspondencia entre el cardenal y el filósofo; posteriormente elaboraremos un comentario sobre los temas tratados, y; concluiremos comentado las respuestas de los seis pensadores antes mencionados.
Análisis
El libro consta de ocho cartas (cuatro por cada autor) que abordan cuatro temas distintos. Cada uno de los cuales es propuesto por la persona que inicia la correspondencia. Los tres primeros temas son propuestos por Humberto Eco y el cuarto por Martini. Los temas son:
I. El fin del mundo.
Eco: La obsesión laica por un nuevo Apocalipsis
Martini: La esperanza hace del fin “un fin”
II. El aborto.
Eco: ¿Cuándo comienza la vida humana?
Martini: La vida humana participa de la vida de Dios
III. El sacerdocio de las mujeres.
Eco: Hombres y mujeres según la Iglesia
Martini: La Iglesia no satisface expectativas, celebra misterios.
IV. ¿Cuál es la base de la ética?
Martini: ¿Dónde encuentra el laico la luz del bien?
Eco: Cuando los demás entran en escena, nace la ética.
I. El fin del mundo y la esperanza en el futuro
Carta 1, U. Eco: “La obsesión laica por un nuevo Apocalipsis”
Umberto Eco inicia la correspondencia dirigiéndose respetuosamente por su nombre, y no por el título de Cardenal, a Carlo Maria Martini. Haciendo referencia a la costumbre francesa de dirigirse por su nombre a las personas cuyo “nombre” sólo, dice más que su título. Ejemplo: Jacques Maritain o Claude Lévi-Strauss, es decir personas que se han hecho un nombre independientemente de su título universitario, jerárquico, político etc. Eco recuerda que se trata de “un intercambio de reflexiones entre hombres libres” (p. 14),
Enseguida, recordando que por el año en que se redactó la carta (Marzo de 1995) se está cerca de concluir el segundo milenio, Eco se pregunta sobre la esperanza que anima a cristianos y laicos sobre el termino del milenio y el inicio de uno nuevo. El filósofo recuerda que en el libro del Apocalipsis se nos presentan imágenes escalofriantes que anuncian el fin del mundo y que dichas imágenes ahora pueden verse en “los depósitos nucleares incontrolados e incontrolables, y las lluvias ácidas, y los bosques del Amazonas que desaparecen, y el agujero de ozono, y las migraciones de hordas de desheredados que acuden a llamar, a veces con violencia, a las puertas del bienestar, y el hambre de continentes enteros…” (p. 17). Frente a todo este escenario apocalíptico ¿Cómo se sitúan los creyentes y los no creyentes? O en sus propias palabras: “¿Existe una noción de esperanza (y de propia responsabilidad en relación al mañana) que pueda ser común a creyentes y no creyentes? (p. 20-21).
Eco recuerda que la idea de progreso histórico es propia del cristianismo, antes de que fuera retomada por Hegel o por Marx. Ya que el cristianismo siempre ha tenido una idea, digamos, optimista de la evolución del mundo que se encamina a su fin con el regreso de Cristo y del juicio universal. ¿Con esto Umberto Eco no nos quiere decir que hay un cierto desinterés por parte de los cristianos en la responsabilidad por el mundo, dejándolo todo a la segunda venida de Cristo? Sobre todo cuando escribe: “Ahora quisiera proponer la idea, algo osada, de que el concepto de fin de los tiempos es hoy más propio del mundo laico que del cristiano. O dicho de otro modo, el mundo cristiano hace de ello objeto de meditación, pero se comporta como si lo adecuado fuera proyectarlo en una dimensión que no se mide por el calendario; el mundo laico finge ignorarlo, pero sustancialmente está obsesionado por ello.” (p. 18).
Ante la proximidad de un nuevo milenio ¿Cómo actúan creyentes y no creyentes? Pareciera ser que para Eco los creyentes, confiando en la parusía de Cristo, pueden tener la tendencia de no comprometerse en el tiempo histórico (no medir con el calendario) ya que ellos confían en otra dimensión de lo humano (¿La inmortalidad del alma? ¿La instauración de un cielo nuevo y una tierra nueva que descienda desde arriba?), y los no creyentes están abandonados a sus propias fuerzas ante el riesgo del fin del mundo. De allí la pregunta principal que él dirige al Cardenal Martini. ¿Puede haber una esperanza común frente al fin del mundo entre creyentes y no creyentes?
Carta 2, Carlo M. Martini: La esperanza hace del fin “un fin”
Antes de responder a la pregunta lanzada por Umberto Eco, el cardenal Martini agradece al filósofo su deseo de buscar una reflexión entre hombres libres, manifestándole lo siguiente: “Espero, en todo caso, que se trate de un intercambio fructífero, porque me parece importante poner de relieve con franqueza nuestras preocupaciones comunes y buscar la manera de aclarar nuestras diferencias, sacando a la luz lo que verdaderamente es diferente entre nosotros.” (p. 23).
A continuación Martini recuerda que al término de cada milenio hay temores que surgen con respecto al fin del mundo, y que las amenazas ecológicas de hoy en día han ido sustituyendo a las fantasías del pasado. Con respecto al Apocalipsis de San Juan, capítulo 20, citado por Eco en su anterior carta, Martini recuerda que este libro tal vez recibió influencia de la literatura apocalíptica (apócrifa) de aquellos siglos en la cual hay como una fuga del presente para refugiarse en el futuro. Hay que recordar que fueron textos escritos en tiempos de opresión política, social y religiosa, que tenían una fuerte carga utópica hacia el futuro y una desolada resignación hacia el presente. El Cardenal Martini recuerda que la correcta lectura del libro del Apocalipsis debe realizarse desde la perspectiva cristiana y a la luz de los evangelios. De esta manera el cristiano ve en el fin de la historia no el término de todo sino la plenitud
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