Un Caso Común, Nada Especial. Paul Goodman
Enviado por Richypeto • 23 de Enero de 2014 • 553 Palabras (3 Páginas) • 1.461 Visitas
“Un caso común, nada especial”
-Paul Goodman-
“He aquí un joven en un salón de clases. Él no es común. Su cara es bastante plana, pero está sentado en una fila de en medio.”
Goodman, al igual que algunos otros autores bajo la influencia de Fuentes Molinar, nos muestra un caso especial y general a fin de reflexiones sobre nuestro trabajo docente. En tal escrito habla sobre un joven alumno:
Él está en su primer grado universitario, ha estado en salones similares por casi quince años consecutivos, interrumpidos únicamente por vacaciones de verano para jugar. El joven casi nunca se ha propuesto una tarea seriamente. Algunas veces, cuando niño, pensó que estaba haciendo algo importante, pero los adultos lo interrumpieron y se desanimó.
Es brillante para manejar formulas y recordar párrafos. Y en esta universidad, que está orientada hacia el doctorado, ha sobrevivido a pesar de que aquí desertan alrededor de 40 por ciento de los alumnos. Sin embargo, como suele suceder no les gustan los libros ni estudiar. El solo aprende las respuestas y contesta exámenes. Sobra decir que ha olvidado la mayoría de las respuestas que una vez “conoció” lo suficiente para pasar, a veces brillantemente. Ha tenido muy poca experiencia acerca de la sociedad o de las instituciones.
Sus emociones han estado cuidadosamente limitadas por los convencionalismos de sus padres y el conformismo de su pandilla. Cuando la clase se desarrolla con una conferencia, uno no puede interrumpir. Sin embargo quizá el principal obstáculo para la discusión son los otros estudiantes. A su juicio las discusiones son irrelevantes para los exámenes finales y la evaluación y resienten la pérdida de tiempo.
Muy alejada de esta tradición, la universidad no es otra cosa que una fábrica para entrenar aprendices y procesar certificados académicos. Sin embargo, la universidad es un pobre ambiente para entrenar aprendices. La mayor parte del currículum académico, ya sea en enseñanza media o en licenciatura, es abstracto en el mal sentido de la palabra.
El joven respeta a sus maestros y sabe que es una buena escuela, casi una escuela de prestigio, pero no puede dejar de sentirse desilusionado. Tenía la vaga esperanza de que la universidad fuera diferente que la secundaria. No parece darse cuenta de que de todas formas es respetado. Así que, como en la secundaria, la juventud es empujada a su “subcultura” exclusiva, que sólo lo separa aún más de cualquier sentido que la vida académica le pueda dar.
Si nos damos cuenta, Goodman, nos expone un caso presente en las escuelas. Muchas veces pasamos nuestras vidas buscando “alumnos brillantes”, sin entender que en cada niño encontramos a uno, y en ocasiones hasta la mitad de otro. Lo importante será saber guiar y dar un seguimiento y atención adecuada a los mismos. Brincando barreras, si es necesario,
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