Vocabulario (Perspectiva psicopedagógica)

2.10. Vocabulario (Perspectiva psicopedagógica)

"Tu mundo será tan rico como lo sean tus palabras." Godino (2011)

   La reflexión sobre el vocabulario que presenta un texto es fundamental para ayudar a la comprensión del mismo y, por otra parte, para lograr una lectura fluida (descodificación). Los buenos lectores tienen un vocabulario rico y amplio, lo cual contribuye a alcanzar la comprensión del texto y a tener una lectura más veloz. En relación con el recono­cimiento fluido de palabras, se sabe también que además del significado lexical, aquellos niños que invierten menos esfuerzo y recursos cognitivos en la decodificación de palabras disponen de más recursos para la comprensión, y por lo tanto, obtienen mejores resultados.

   Es conocida la reciprocidad existente entre el desarrollo del vocabulario y la comprensión lectora: cada uno tiene un efecto beneficioso sobre el otro. La relación recíproca entre ambos significa que los lectores pueden entrar en círculos virtuosos o viciosos. Con un bagaje de vocabulario limitado, la comprensión puede verse afectada, y limitarse la adquisición de nuevas palabras. En contraposición, aquellos que disponen de mayor vocabulario, tienen mejores posibilidades de comprender textos cada vez más demandantes y así continuar ampliando y enriqueciendo su vocabulario.

   Asimismo, existen diferentes grados de conocimiento de una palabra, que va desde un nivel más superficial hasta uno más profundo. Una persona puede haber escuchado una palabra pero ignorar su significado, o conocer vagamente su significado y la puede ubicar en diferentes contextos, pero cuando se conoce una palabra en profundidad se maneja su sentido literal y/o figurativo, y se puede decodificar y a la vez enriquecer su significación de acuerdo con el contexto. Para alcanzar una adecuada comprensión lectora es fundamental lograr niveles de vocabulario con cierto grado de profundidad, lo cual a su vez permite acceder a textos más complejos. De este modo se ingresa en un círculo virtuoso en el que se enriquece el vocabulario.

   Nuestro Programa está organizado alrededor de cuatro bloques temáticos; esta situación favorece la ampliación y profundización del vocabulario, ya que permite una construcción espiralada y contextualizada en el mismo campo semántico. El resultado es alentador, ya que los niños van incorporando, activando, asociando y volviendo a utilizar el vocabulario específico según el tema de cada bloque.

   Algunas investigaciones han demostrado que los niños pueden interpretar metáforas y comprenderlas a partir de los 6-7 años (Franquart-Declerc et al., 2001), gracias al desarrollo de las habilidades metalingüísticas y al uso cada vez más experto del lenguaje. La metáfora es un elemento inherente al lenguaje. Para poder comprender, los niños tienen que aprender no solo a utilizar el lenguaje literal sino también sus manifestaciones metafóricas.

   Se define a la metáfora como una comparación entre dos términos que aparentemente no guardan ninguna relación. Esta palabra proviene del griego y significa "más allá". Las metáforas nos permiten describir conceptos abstractos o difícilmente expresables de forma literal (Gentner y Bowdle, 2002). Suelen estar compuestas por un primer término conocido como "tópico" y un segundo término conocido como "vehículo". Puede decirse que la interpretación de una metáfora provee infor­mación sobre el tópico a partir del vehículo. En la metáfora "Tus labios son pétalos perfumados", "tus labios" es el tópico y "pétalos perfumados" el vehículo. Así, los términos "pétalos" y "perfumados" hacen referencia a que esos labios llaman la atención, son delicados, tersos y muy agradables.

   Para comprender el significado de una metáfora, es necesario no solo que coincidan ciertas características semánticas comunes, sino también inferir cierta información de los conceptos relativos a éstas. En una metáfora siempre hay información que se debe inferir ya que el vehículo provee información que no es literal. Una inferencia posible relativa al ejemplo mencionado establece que podría tratarse de una observación de un hombre a una mujer de la que está enamorado, y que denota sensualidad. Con el propósito de estimular el pensamiento abstracto y su flexibilización, es importante trabajar con discursos que incluyan metáforas ya a partir de los 7 años. Los niños logran comprender las metáforas y resultan favorables estas tareas, siempre que el tópico y el vehículo que las compongan contengan elementos concretos y conocidos para ellos.

   Por último, retomando la conexión entre vocabulario y comprensión lectora, puede decirse que ésta circula en ambas direcciones, es decir, se retroalimentan permanentemente. Cuando los niños aprenden a decodificar con suficiente autonomía, incorporan nuevo vocabulario a través de la lectura, de la enseñanza directa de los significados y de las inferencias léxicas3 que van realizando mientras van leyendo. De manera que, la cantidad de experiencias de lectura por las que atraviesan los niños en edad escolar temprana será determinante para el consecuente desarrollo del vocabulario. De este modo, también el vocabulario que se irá incorporando con textos más complejos permitirá comprender discursos cada vez más elevados y alcanzar niveles de comprensión lectora de mayor profundidad.

   Enseñar a pensar sobre las palabras es promover la reflexión sobre el lenguaje, es otorgarles la oportunidad a los niños de desarrollar habilidades metalingüísticas.

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PALABRAS VAN, PALABRAS VIENEN / PALABRAS QUE RIMAN /PALABRAS EN FAMILIA/ PALABRAS INTRUSAS / ADIVINA, ADIVINADOR

Objetivo:

• Trabajar la clasificación y/o jerarquización de conceptos, ya que son la estructura sobre la que se apoya el vocabulario, y en consecuencia, el pensamiento.

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