Doctrian social de la iglesia
Enviado por yeyu2014 • 10 de Mayo de 2017 • Apuntes • 14.825 Palabras (60 Páginas) • 235 Visitas
UNIDAD 1: LA RAZON DE SER DE LA DSI
¿Qué es la DSI?
Es el modo de ver el mundo a partir del evangelio, como Cristo quiere que lo veamos. Pero no es un conjunto de verdades inalterables, sino que es dinámico, porque es siempre la respuesta doctrinal o valorativa a problemas que varían según la época.
Se llama DSI al conjunto de las declaraciones oficiales del magisterio de Iglesia acerca de las relaciones sociales.
El contenido esencial de la DSI está centrado en el hombre y en su dignidad como persona, buscando el Bien común, solidaridad y subsidiaridad, y contribuir a crear un mundo más cristiano.
- Doctrina: conjunto de enseñanzas.
- Social: es lo que se refiere a las relaciones que se dan entre los seres humanos (familia, educación, trabajo, economía, política, relaciones internacionales).
- Magisterio: es el poder de enseñar confiado por Jesucristo a los Apóstoles y a sus sucesores: el Papa y los Obispos.
LA FORMACION DE UN PATRIMONIO HISTÓRICO
Ambiente socio-cultural: En toda época la doctrina social, con sus principios de reflexión, sus criterios de juicio y sus normas de acción no ha tenido, ni hubiera podido tener otra finalidad que la de iluminar especialmente, partiendo de la fe y de la tradición de la Iglesia, la situación real de la sociedad, sobre todo cuando en ella se ofende la dignidad humana.
En esta perspectiva, dinámica e histórica, resulta que el verdadero carácter de la doctrina social se determina por la correspondencia de sus indicaciones relativas a los problemas de una situación histórica concreta con las exigencias éticas del mensaje evangélico, que requiere una transformación profunda de la persona y de los grupos para obtener una liberación auténtica E integral.
Sin embargo, para la comprensión del desarrollo histórico de la doctrina social es preciso ahondar en el contexto socio-cultural de cada documento y comprender las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales en las que se publicó. En esas diversas circunstancias se puede entonces descubrir mejor la intención pastoral de la Iglesia ante la situación de la sociedad que se examina y la amplitud del problema social.
Los Cambios del Siglo XIX, XX y XXI: de Leon XIII a Benedicto XVI:
- León XIII y La cuestión obrera (1878-1922):
Trata y aplica las enseñanzas del primer concilio del Vaticano (1868-1870).
El contexto de la cuestión obrera es el auge de la revolución industrial (que nace en Inglaterra y se extiende hacia Francia). El sustento de la revolución era el liberalismo (tanto económico como filosófico y político) el cual se encarna posteriormente en el capitalismo.
Se produjeron reacciones sociales contra este sistema individualista (Francia 1848) de las cuales confluyen corrientes: socialistas, anarquistas, católicos, sin que ninguna tenga predominio sobre la otra.
En 1870 el movimiento obrero emergente fue conquistado por el anarquismo y en 1917 por el marxismo.
En este contexto, León XIII escribe Rerum Novarum (cosas nuevas) en la cual:
- Critica al socialismo ateo y los abusos del capitalismo.
- Condena la visión reduccionista que tiene del hombre (tanto social y políticamente),
- Reafirma el derecho a la propiedad privada.
- Cuestiona la concepción totalitaria del poder del estado.
- Defiende la prioridad de la familia basada en el matrimonio del hombre y la mujer.
- Advierte las causas de la opresión, discordia y falta de estímulo del socialismo.
- Defiende el derecho de la Iglesia en defensa de la dignidad de la persona humana.
Principios fundamentales que anuncia: Dignidad en el trabajo, Distribución justa, Propiedad privada, Función social y Derecho de asociación de trabajadores. Estos principios son la base de una nueva legislación social: el derecho laboral.
- Pío XI y las ideologías (1922-1939): En medio de las dos guerras mundiales.
Cuarenta años después, cuando el desarrollo de la sociedad industrial había llevado ya a una enorme y siempre creciente concentración de fuerzas y de poder en el mundo económico-social y encendido una cruel lucha de clases, Pío XI sintió el deber y la responsabilidad de promover un mayor conocimiento, una más exacta interpretación y una urgente aplicación de la ley moral reguladora de las relaciones humanas en ese campo, con el fin de superar el conflicto de clases y llegar a un nuevo orden social basado en la justicia y en la caridad. Dada esta atención al nuevo contexto histórico, su encíclica Quadragessimo Anno aporta novedades:
- Ofrece una panorámica conjunta de la sociedad industrial y de la producción
- Subraya la necesidad de que tanto el capital como el trabajo contribuyan a la producción y a la organización económica
- Establece las condiciones para el restablecimiento del orden social
- Busca un nuevo enfoque de los problemas surgidos, para afrontar los "grandes cambios" ocasionados por el nuevo desarrollo de la economía y del socialismo
- No duda en tomar posición sobre los intentos, realizados en aquellos años, por superar con el sistema corporativista la antinomia social mostrándose favorable a los principios de solidaridad y de colaboración que lo inspiraban, pero advirtiendo que la falta de respeto a la libertad de asociación y de acción podría comprometer el éxito deseado.
- Pío XII y la configuración del mundo contemporáneo (1939-1958):
En su largo pontificado, Pío XII no escribió ninguna encíclica social. Pero en total continuidad con la doctrina de sus predecesores intervino con autoridad, en los problemas sociales de su tiempo con numerosos discursos. Entre éstos son especialmente importantes los radiomensajes en los que precisó, formuló y reivindicó los principios ético-sociales orientados a promover la reconstrucción tras las ruinas de la segunda guerra mundial. Por su sensibilidad e inteligencia para captar los "signos de los tiempos", Pío XII puede ser considerado como el precursor inmediato del Concilio Vaticano II y de la enseñanza social de los Papas que le han sucedido. Los puntos de la doctrina social que mejor concretó y los problemas de su tiempo a los que mejor aplicó dicha doctrina fueron los siguientes:
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