El espejismo de Dios de Richard Dawkins.

El espejismo de Dios de Richard Dawkins

        La obra El espejismo de Dios es un ensayo del biólogo británico Richard Dawkins publicada originalmente en inglés en el 2006. En este amplio ensayo, que consta de un prefacio y diez capítulos, el autor realiza una fuerte crítica a la religión y hace una explícita propaganda a favor del ateísmo presentando una diversidad de argumentos, entre ellos: científicos, morales, “filosóficos”, históricos, etc. De algún modo, Dawkins pretende dar razones para convencer al lector que es casi seguro que Dios no existe^[1]. En su prefacio, Dawkins explica la intención del libro: “Tiene el propósito de mejorar la conciencia –mejorarla hasta el punto de considerar que ser ateo es una aspiración realista y, además, valiente y espléndida–. Se puede ser un ateo feliz, equilibrado, moral e intelectualmente realizado”^[2]. Este es el mensaje principal de su obra, aunque es complementada por otras tres intenciones: (1) mostrar que la selección natural de Darwin y otras teorías científicas ofrecen mejores explicaciones del universo que la hipótesis de un Dios “diseñador inteligente”; (2) evitar la etiqueta de los niños en tal o cual religión (e incluso eliminar la educación religiosa que considera abusiva), ya que estos no cuentan con la conciencia suficiente para posicionarse en estos temas; y finalmente, (3) invitar a los ateos a sentirse orgullosos de sus posturas y proclamarlas públicamente con plena libertad.

        El espejismo de Dios tiene una temática claramente atea, por lo que todo el libro se mueve en este “telón de fondo”. Pretender abarcar en este trabajo todos los argumentos que hace Dawkins a favor del ateísmo es casi imposible por la extensión de su obra, sin embargo me enfoco a continuación en presentar algunas de las ideas más significativas que muestran cómo se manifiesta el ateísmo en la obra.

         Se puede considerar que el ateísmo de Dawkins está basado principalmente en supuestos datos científicos y argumentaciones filosóficas que mueven a considerar que Dios no existe. Plantea que la existencia de Dios  es una hipótesis científica como cualquier otra y que debe ser sometida a prueba. Sin embargo, explica que no se ha logrado confirmar o negar científicamente la existencia de Dios. No obstante, asegura que la probabilidad que exista Dios es inmensamente menor a la probabilidad que no exista.

        Luego de hacer un análisis breve de algunos de los argumentos empleados como pruebas de la existencia de Dios (Cinco vías de Sto. Tomás de Aquino, el argumento de San Anselmo, el argumento de la belleza, el argumento de la experiencia de Dios y el argumento de la Revelación en las Escrituras), procede a plantear lo que es su principal argumento científico a favor del ateísmo: la selección natural darwinista. Dawkins parte del supuesto que los teístas postulan como una de las pruebas principales a favor de la existencia de Dios la complejidad del mundo biológico, donde se muestra una apariencia de un diseño, debido a la perfección y organización de la vida. Esta complejidad sería imposible, argumentan los teístas, explicarla a partir del azar o la casualidad por lo que se procede a afirmar que existe un

“diseñador inteligente” de todo lo existente al que se denomina ‘Dios’. El autor critica este postulado planteando que la idea de un diseñador inteligente implica la problemática de responder a la pregunta: ¿Quién ha creado al diseñador?

        Para Dawkins, el problema de la apariencia de complejidad del mundo biológico queda resuelta desde el mismo mundo biológico por medio de la evolución de Darwin a partir de la selección natural. Luego de haber explicado detalladamente (y con gran exactitud biológica) la teoría darwinista el autor concluye “las criaturas vivientes, con su espectacular improbabilidad estadística y su apariencia de diseño, han evolucionado desde unos inicios simples mediante lentas y graduales etapas. Ahora podemos decir que la ilusión del diseño en las criaturas vivientes es simplemente eso, una ilusión”^[3]. Con la explicación que proporciona el darwinismo no es necesario recurrir a Dios para explicar la complejidad del mundo a nivel biológico. El paso de la forma simple de vida hacia la complejidad biológica sería el resultado de un gran número de eventos, pequeños cambios, o mutaciones genéticas, y una inmensa cantidad de años. Dios no puede existir basándonos en el problema de la complejidad biológica.

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