Fiestas de Israel
Enviado por Jesús García • 9 de Noviembre de 2021 • Resumen • 2.817 Palabras (12 Páginas) • 150 Visitas
El Día de la Expiación (Yom Kipur)
Esta celebración ha llegado a tener suma importancia dentro de la liturgia judía. La fiesta nació de la conjunción de dos ritos: la purificación del sumo sacerdote, la expulsión del chivo expiatorio, y se celebró siempre en la misma fecha, el día 10 de Tísrí (septiembre-octubre), el mes séptimo según lo precisa Lv 23, 27-32 y Nm 29, 7-11.
Yom Kipur, es el día de la expiación, del juicio Divino y de aflicción personal (Lv 23, 26-32), de modo que el individuo pueda ser purificado de sus pecados. El único día de ayuno decreta- do en la Biblia, es el momento para que uno enumere sus malas acciones y reflexione sobre las faltas cometidas. Se espera que el judío, en este día, ore por el perdón de los pecados entre el hombre y Dios, y corrija sus acciones erradas y pecados entre el hombre y su prójimo.
El nivel de solemnidad pública en Yom Kipur sobrepasa el de cualquier otra festividad. El país se detiene por completo durante 25 horas en ese día; los lugares de entretenimiento están cerrados, no hay transmisiones de radio ni de televisión - ni siquiera noticias; se suspende el transporte público e incluso las carreteras están completamente vacías.
En cuanto al ritual que se lleva a cabo, se puede encontrar en las Sagradas Escrituras, capítulo 16 del libro del Levítico[1]. Como se indicó anteriormente, y en este mismo pasaje bíblico, se pueden encontrar dos ritos que confluyen entre sí: el rito de expiación, y la preparación del macho cabrío para Azazel.
Sobre el primero, hay que decir que el sumo sacerdote ofrecía un toro como sacrificio por sus propios pecados y los de todo el sacerdocio aarónico. Luego pasaba al Santo de los Santos para incensar el Kapporet[2] del arca y rociarlo con la sangre del toro (Lv. 16, 11-14). Esta era la única ocasión en todo el año en que le estaba permitido entrar en el más sagrado de los recintos. Asimismo, sacrificaba un macho cabrío por los pecados del pueblo, y se tomaba un poco de su sangre para rociar el kapporet y untar el altar.
En cuanto al segundo, la comunidad presentaba dos machos cabríos y se echaban suertes para establecer cuál habría de ser su destino: uno era para YHWH y el otro para Azazel. El destinado para YHWH era sacrificado por los pecados del pueblo. Después, el sumo sacerdote imponía las manos al otro, el destinado para Azazel[3], al cual le transfería simbólicamente todos los pecados de la comunidad. Luego un hombre llevaba el macho cabrío al desierto, apartando así los pecados del pueblo (Lv 16, 8-10. 20-22). Automáticamente este individuo quedaba ritualmente impuro y tenía que lavarse y cambiar de vestidos antes de incorporarse de nuevo a la asamblea.
Ciertamente, la institución de la fiesta de expiación fue introducida en una fecha tardía, es decir, que no se hace alusión alguna en los textos preexílicos, y tampoco se conoce indicio en los libros de Esdras y Nehemías, a los cuales se ubican en los comienzos de la época posexílica. Quizá se tenga un rito semejante, pero de fondo no tiene nada que ver con el Día de la expiación, como nos lo presenta el libro del profeta Ezequiel,
En la visión en que Ezequiel contempla el nuevo templo se prevé también una ceremonia que deberá celebrarse los días primero y séptimo del primer mes. El día primero habrá de sacrificarse un toro, sirviendo su sangre para purificar el templo y el altar; el día séptimo tendrá lugar otro sacrificio semejante al anterior por los pecados indeliberados del pueblo (Ez 45,18-20). A pesar de las indudables semejanzas de fondo, no se trata aquí de un Día de la Expiación, que caía en el día 10 del séptimo mes; tampoco menciona Ezequiel la ceremonia del cabrito emisario. (Brown, R. et ál., 1972, p. 601)
Fiesta de la Hanukká (o de la Dedicación)
Hanukká trata de recordar la re-dedicación del templo de Jerusalén después de haber sido profanado por el rey Antíoco Epifanes. Judas Macabeo lo purificó y construyó un altar nuevo, según lo narra 1 Mac 4,36-59, y luego fue inaugurado el día del aniversario de la profanación, que se encuentra en 2 Mac 10,5. Hanukká se fue poniendo en relación con la fiesta de los Tabernáculos y por eso la celebración con luces, que se van aumentando en cantidad, durante ocho días. En el Talmud, lo de encender luces se pone en relación, más bien, con un milagro ocurrido con ocasión de la re-dedicación del templo en la época de los macabeos (Shabbat 21 b). Hanukká es una fiesta alegre en la que los judíos se hacen regalos entre sí.
El origen de esta fiesta hunde sus raíces en una hecho acaecido en la historia del pueblo de Israel, ubicado en la época del gobierno del tirano Antíoco Epifanes, el cual había profanado el templo y su altar, colocando en lugar de éste otro altar pagano; en este altar se ofreció por primera vez un sacrificio a Zeus Olímpico el 25 de Kisleu (diciembre) del año 167 a.C. Justamente tres años después, por la misma fecha, Judas Macabeo purificó el santuario, erigió un nuevo altar y lo consagró, y se tomó el acuerdo de conmemorar este acontecimiento todos los años, como se encuentra en 1 Mac 4, 59.
En cuanto al ritual, la fiesta duraba ocho días, empezando el 25 de Kisleu, y se caracterizaba por grandes muestras de regocijo, que en la actualidad se expresan intercambiando regalos. En el templo se ofrecían sacrificios; igualmente, se llevaban en procesión tirsos, ramos verdes y palmas, a la vez que se cantaban himnos apropiados a la solemnidad (2 Mac10,6-8; cf. 1 Mac 4,54). Seguramente, uno de estos himnos era el Salmo 30 que se titula «Canto para la dedicación del templo», pero el más importante de ellos era el Hallel que se componía de los Salmos 113-118. Un rasgo característico de esta fiesta eran las luces, lo que inspiró a Josefo darle el nombre de fiesta de las Luces. También sabemos por la Mishnah y los escritos rabínicos tardíos que se encendían luces en las fachadas de las casas, añadiendo una por cada día de la fiesta.
Curiosamente, no puede pasar inadvertida la semejanza que hay entre los ritos de la Hanukká y las Tiendas. Es posible que Judas Macabeo copiara intencionadamente el ritual de las Tiendas, en vista de las conexiones que éste tenía con la dedicación del templo salomónico (1 Re 8,2.65) y el altar posexílico (Esd 3,4). Ambas fiestas duraban ocho días, y en las dos se llevaban procesionalmente ramas de palma, e igualmente son muy características de esta fiesta las luminarias.
Fiesta de los Purim[4]
La fiesta nació para conmemorar una venganza, la de los judíos persas contra los enemigos que habían planificado su exterminación. El día anterior a la fiesta es un día de abstinencia. Durante la noche se enciende una lámpara en cada casa y todos van a la sinagoga. Los dos días siguientes son de alegría y se asiste a la sinagoga. Durante Purim los judíos se dan mutuamente regalos y se disfrazan, con lo que la fiesta ha tomado un aspecto de carnaval judío. El fondo actual de Purim es hacer reflexionar a los judíos acerca de la actitud de todo el mundo hacia el pueblo judío, y dar una lección acerca del antisemitismo y sobre la fe puesta en YHWH.
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