GAUDETE ET EXSULTATE

GAUDETE ET EXSULTATE

En este ensayo tratare de llevar a fondo la concepción de “santidad” aunque viendo tantos conceptos que existen sobre este término puede a veces resultar confuso, sin embargo, tratare de explicarlo con todo lo que este conlleva y lo que considero necesario para entenderlo.

Muchas veces hemos escuchado el dicho “si Dios está conmigo, ¿Quién contra mí?” y considero que este es el dicho más cierto que puede existir en este mundo, Dios nos manda ángeles para cuidarnos, guiar nuestros pasos, nos protege, apoya y nos trae, Él es tan bueno que nos manda las personas correctas en nuestra vida para guiarnos y corregirnos cuando no estamos bien, para brindarnos el apoyo que necesitamos cuando creemos no poder más,  siempre (aunque no lo creamos) está junto a nosotros derramando bendiciones.

Ahora, Dios siempre se ha querido integrar, por decirlo así, con su pueblo, siempre nos atrae teniendo en cuenta la compleja red de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana: Dios quería entrar en una dinámica popular, en la dinámica de un pueblo, quiere como ver el amor de los padres hacia los hijos, como hombres y mujeres sacrifican muchas cosas de sus vidas para llevar comida y brindar amor, y como a pesar de los tiempos la gente sigue sonriendo, también se considera que la santidad es la cara más hermosa de la iglesia. Dios nos permite escoger nuestras propias decisiones, hacernos cargo de ellas y de guiar nuestra vida como queramos, él nos da esa libertad pero claramente hay que seguirlo, porque sí, es cierto que nos da las opciones de hacer lo que queramos con nuestra vida pero como todo, hay límites, el más alto es la muerte. La mayoría de nosotros creemos que para que alguien crea en Dios tiene que estar constantemente en la iglesia, orando y haciendo múltiples tareas que un “verdadero” creyente debe estar haciendo, pero lo cierto es que no es santo ni son los únicos creyentes  aquellos que siempre están en la iglesia, o son sacerdotes, pero realmente todos somos llamados a ser santos que vivimos con amor y ofrecemos a cada uno su propio testimonio en las ocupaciones de cada día, se trata también que a pesar de todas las dificultades seguir adelante, también se ve reflejada en las buenas obras que hacemos, el no pensar mucho por el que dirán, sino saber quiénes somos y a donde vamos, de esto y más se trata la santidad. Después de todo, la santidad es vivir en unión con Él los misterios de su vida. Consiste en la unión de la muerte y resurrección del Señor en un único y personal, en la muerte y resurrección con él constantemente, pero también puede significar para reproducir en sus vidas diferentes aspectos de la vida terrena de Jesús. No tengas miedo de la santidad. No le quitará su fuerza, vida y alegría. Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó y serás fiel a tu propio ser. Depender de Él nos libera de la esclavitud y nos lleva a reconocer nuestra dignidad. El gnosticismo es una de las peores ideologías, ya que, aunque enfatiza indebidamente el conocimiento o una determinada experiencia, considera que la visión de la realidad es la perfección. De esta manera, tal vez sin darse cuenta, esta ideología se perpetúa a sí misma y se vuelve aún más ciega. A veces se torna particularmente engañoso cuando se disfraza de espiritualidad incorpórea. De hecho, el gnosticismo "por su propia naturaleza quiere domesticar el misterio" De hecho, el poder que los gnósticos atribuyeron a la inteligencia, algunos comenzaron a atribuirlo a la voluntad humana, al esfuerzo personal. Así surgieron los pelagianos y los semi-paganos. Ya no era la inteligencia la que tomaba el lugar del misterio y la gracia, sino la voluntad. La palabra "feliz" o "bendito" se convierte en sinónimo de "santo", porque expresa que la persona fiel a Dios y que vive su Palabra alcanza, en el don de sí mismo, la verdadera bienaventuranza. Ahora, las ideologías nos mantienen separados, desafortunadamente gracias a ellos dividimos nuestro mundo en dos creando muchas discusiones y problemas que la mayoría de veces acaban mal cuando lo que deberían hacernos es unirnos, como los hermanos que somos.

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