LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA

                                           .. .     LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA

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   Los sacramentos fueron instituidos por Jesús, y "señales sensibles y eficaces de la gracia [...] mediante los cuales nos es concedida la vida divina". Simbólicamente, acompañan al cristiano durante toda su vida, comenzando con el bautismo y terminando con la unción de los enfermos. Jesús nos abre los siete sacramentos a través de su muerte en la cruz. Por eso en cada sacramento que recibimos Jesús en la iglesia, ya que este es el lugar adorado por Jesús para así revelarse en nosotros “donde dos o tres estén reunidos en mi nombre ahí estaré”. (Mat 18,20). … ..   .  .  . . .  . . .. . . . . . . . .  .  . . .   .. . . .. . . . .     . .   …..  … .. . . .. . . ..  .. ..  . . . ... .. … … … ….. …. ….  … … … ..   .  .  . . .  . . .. . . . . . . . .  .  . . .   .. . . .. . . . .     . .   …..  …

Están divididos en tres partes. Primero se encuentran los sacramentos de iniciación, los cuales sientan las bases de toda la vida cristiana (Pablo VI, Const. apost. Divinae consortium naturae; cf. Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos, Prenotandos 1-2), y son el bautismo, la confirmación y la  eucaristía. El bautismo es la base para la iniciación de una vida cristiana. Al ser bautizados se nos quita el pecado original y nos regeneramos como hijos de Dios. Para el bautizo se echa agua bendita sobre la cabeza de un niño, generalmente un bebé, aunque también es posible realizar este sacramento a una edad avanzada o incluso en la vejez. El agua se echa en la cabeza o en la nuca al mismo tiempo que se pronuncian las siguientes palabras: “Te bautizo en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo”. En la confirmación, las personas bautizadas se integran de forma plena como miembros de la comunidad. Como el mismo nombre lo dice es la confirmación y esto significa afirmar o consolidar, por lo que durante la confirmación el adolescente pasa a reafirmar el compromiso de sus padres al bautizarlo, pero esta vez por su propia voluntad, y no por imposición de los padres.

 En el sacramento de la eucaristía, cuyo nombre también significa "acción de dar gracias", se recibe el cuerpo y la sangre de Cristo. De esta manera hacemos la celebración del padre, del hijo y del Espíritu Santo. En la ceremonia no se hace la repartición de los panes como sucedió en la última cena, sino que se realiza la imposición de las manos del sacerdote sobre el pan y vino, y de esa forma se convierten en el cuerpo y sangre de Cristo. Para la vida cristiana la eucaristía es recordar la muerte y resurrección de Jesús porque él murió por nosotros, para salvarnos del pecado. Luego están los sacramentos de curación y son la confesión y la unción de los enfermos. En la confesión se declaran los pecados cometidos a un sacerdote, el cual está plenamente capacitado para dar la absolución de estos luego de la asignación de una penitencia. La unción de los enfermos es un acto litúrgico comunitario por el cual un presbítero signa con óleo sagrado a un fiel que se encuentra pasando por una enfermedad, en peligro de muerte o simplemente por su edad avanzada, preparándolo para poder pasar a la vida eterna  …

Finalmente, los sacramentos de servicio a la comunidad son la orden sacerdotal y el matrimonio. El sacramento de la orden sacerdotal se refiere a la consagración al ministerio del servicio a la Iglesia y a Dios, lo cual exige dedicación plena y libre disposición a Dios. El matrimonio se refiere a la unión entre un hombre y una mujer, y los convierte en instrumentos inmediatos de la acción divina y en transmisores de la corriente de vida que se encuentra en Dios. Mediante la celebración de estos sacramentos, así como la realización de los rituales, los católicos alimentan y fortifican su fe. Los sacramentos son indispensables para la salvación, puesto que confieren a los creyentes la gracia de Dios. Los sacramentos señalan nuestra relación con Jesús de una manera física. En pocas palabras, un sacramento es una expresión externa y visible de la gracia interior de Jesús. Cada rito sacramental comunica la participación del Espíritu Santo en nuestras vidas. Esta participación no es meramente una cuestión de pensamiento interno, sino que necesita de una acción. Por lo tanto, lo esencial de cualquier sacramento es la corporeidad externa del mismo. El "acto" del sacramento nos ayuda a reconocer que nuestra vida con Jesús tiene que ver con el "aquí y ahora". Los sacramentos son llevados a la existencia de carne y hueso y se convierten en parte de cómo vivimos nuestras vidas. El bautismo es un buen ejemplo de esto: Uno no puede simplemente decidir que está bautizado. Uno debe, físicamente, sentir el agua sobre su piel. O tomemos la llamada de Cristo a participar en la Comunión. Para participar en la Eucaristía, hay que coger físicamente el pan y el vino. La acción externa significa nuestra recepción de la gracia interior de Jesús. No podemos restar importancia al carácter físico del sacramento. La razón por la que la corporeidad del sacramento es importante es porque, en la propia acción, damos testimonio de nuestra fe. Entonces, ¿por qué son importantes los sacramentos para nuestra vida de fe? Muchos cristianos fieles experimentan momentos en los que dudan de su capacidad para experimentar la presencia de Cristo. Cuando nos encontramos en estos momentos, los sacramentos nos llaman; son la voz de Jesús, diciendo "Si quieres encontrarme, puedes encontrarme aquí". Los sacramentos nos aseguran que Cristo está con nosotros y nos concede su gracia.

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