La ayuda mutua

Fue San Pablo quien utilizó la frase por primera vez para referirse a la relación socio económica entre las personas que viven la abundancia de bienes materiales y los que padecen la escases y la pobreza.

Es necesario reconocerlo, él no podía escribir de la igualdad y de la solidaridad sin recordar el supremo agradecimiento a Dios por su don inefable de la gracia. Nunca nosotros, los cristianos, podemos intentar alguna obra social, sino contamos con esa ayuda sobrenatural del poder del Omnipotente y Eterno Creador.

Por eso Pablo relaciona el proyecto socio económico con el verdadero culto. Este es el origen de la frase: "Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Jesucristo, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer el bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios" (Hebreos 13: 15, 16).

La conducta o filosofía de vida de San Pablo no fue una prédica hueca, el usar un púlpito para esbozar discursos elocuentes.. No, fue su estilo de vida. Fue, como se dice ahora, radicalmente socialista. Y nadie corre peligro de convertirse en un anatema (rechazado o reprobado). Todo lo contrario. En este tiempo de crisis un evangelio de la prosperidad se hace imprescindible.

El socialismo de San Pablo no fue atacar a los ricos. Claro está, ni Cristo ni los doce apóstoles lo hicieron. Pero Pablo no quiso recibir las fortunas que los ricos colocaban a sus pies. Como los demás apóstoles gastaban ese dinero en alimentar a los pobres, él observó el ocio y la apatía que surgió e implementó una fuente de empleo para solucionar el problema de la multitud que abandonaba todo por seguir la causa de Cristo y la causa del evangelio. Ver Hechos 18: 3; 20: 33-35; Marcos 10: 29, 30).

Pongamos en marcha un movimiento que rescate este valor humanitario. Es amar al prójimo como a uno. mismo. ¿Qué piensa usted?

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