Sigamos consolando nos y edificando nos unos a otros

“MIS padres pocas veces me animan; todo lo contrario, me critican constantemente. Sus palabras me duelen mucho. Dicen que soy inmadura, que nunca aprenderé y que estoy gorda. No dejo de llorar; prefiero no hablar con ellos. Siento que no valgo nada”. Así se expresó Cristina, una joven de 18 años. ¿Verdad que nadie quiere sentirse así?

¿Qué podemos hacer para no ser como esta joven o ir al otro extremo y llegar a ser como los padres de esta Joven?

¿Como recibimos ánimo?

Jesucristo dijo que las cosas que queremos que nos hagan, nosotros primero debemos hacerlas. Entonces, la clave está en aprender a dar ánimo, para recibir este ánimo.

Sin embargo, puede que quizás pensemos que no podemos dar ánimo, y les dejamos esa tarea a los hermanos que llevan la delantera dentro de la congregación.

Bueno, por una parte ellos si nos dan ánimo y Jehová los nombro para que desempeñen esa función, por ejemplo en 1 Tesalonicenses 5:11-13 dice…

Presidir, eso es lo que hacen los ancianos, en otras palabras dirigen excelentemente tanto su casa como la congregación, con el fin de que todos sus miembros estén en sujeción a Jehová, y esto lo hacen, no obligándonos, sino de una forma que nos sintamos alegres de formar parte de la congregación.

Pero el que Jehová les haya pedido que hagan eso, no quiere decir que son los únicos para dar ánimo.

Por ejemplo nosotros también podemos dar ánimo.

Piense en que si un anciano es animoso ¿Verdad que puede desempeñar la labor con más entusiasmo?, pero ¿quién le va a dar ánimo a un anciano?, ¿el mismo? No, en este caso nosotros tenemos que darle ánimo y ¿Cómo lo hacemos?

Demostrando aprecio por todo su duro trabajo.

Por ejemplo, cuando pronuncian discursos, debemos escuchar con atención y poner en práctica lo que nos dicen, ¿y qué pasa cuando nos piden comentarios? ¿Participamos?, ¿apoyamos las actividades teocráticas que organizan? ¿Somos agradecidos cuando nos dan consejo?. ¿Y hemos agradecido a sus familias por pasar menos tiempo con ellos?

¿A quién más podemos animar? 1 Tesalonicenses 5:14 dice …

Consolemos a quienes están deprimidos y apoyemos a quienes están débiles, por ejemplo nuestros hermanos débiles siempre van a querer que los estemos apoyando con paciencia y lo podemos hacer usando la Biblia para animarlos, invitándolos a predicar o dedicando tiempo a escucharlos.

Además, en vez de clasificar a los hermanos como fuertes o débiles, recordemos que todos tenemos puntos fuertes y débiles. Incluso el apóstol Pablo reconoció que tenía debilidades.

A los que tienen almas abatidas. Podemos decirles cuánto nos preocupamos por ellos y felicitarlos sinceramente por las buenas cosas que hacen.

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