Aniversario De La Llegada Del Corazon De Don Orione A La Argentina
Enviado por claudiapedemonte • 10 de Septiembre de 2011 • 514 Palabras (3 Páginas) • 810 Visitas
A 11 años de la llegada definitiva de la reliquia
de Don Orione a la Argentina
Como pasa con los hombres y mujeres que dan un giro distintivo a la historia, decimos que Luis Orione no se fue para siempre el día de su fallecimiento, aquel 12 de marzo de 1940.
La Revista Don Orione de aquella época contaba que hubo campanadas en muchos lugares anunciando su partida a la Casa del Padre. “El cuerpo yacente de Don Orione recorrió durante tres días hospitales y asilos, recibiendo el homenaje de sus predilectos –los despreciados por la sociedad– y la reverencia de las más altas jerarquías de la Iglesia y del Estado”, escribió Rómulo Garona Carbia.
Veinticinco años después que pronunciara sus últimas palabras, aquel que quiso llamarse a sí mismo “el cura de los que no van a misa”, volvió a despertar la admiración del mundo entero. En efecto, el 10 de marzo de 1965, día en que fueron exhumados sus restos, se descubrió algo extraordinario que quiso prolongar la presencia de Don Orione: su cuerpo había permanecido incorrupto.
Entonces el corazón de Don Orione fue colocado en un relicario, continuando una tradición de la Iglesia proveniente de los primeros siglos, cuando los cristianos eran perseguidos. En ese entonces, los restos (eso significa “reliquia” en latín) de los mártires se exponían como signo de su presencia victoriosa, como fuente de gracia e inspiración para imitar su heroísmo y santidad.
En sus viajes de 1921 y 1934, Don Orione supo cultivar un gran amor por nuestro país y su gente. Poco antes de retornar a Italia, en 1937, se despidió por LS3 Radio Ultra de Buenos Aires, diciendo que “en la Argentina he hallado para siempre mi segunda patria, y Dios mediante, volveré a ella vivo o muerto, pues quiero que mis restos descansen en el Pequeño Cottolengo Argentino de Claypole”.
Pasaron muchos años, y su reliquia recorrió geografías y corazones, como en aquella peregrinación por nuestro país entre 1984 y 1985. Hasta que su voluntad póstuma pudo concretarse, porque el eco fervoroso de los suyos lo hizo posible.
El 29 de agosto de 2000 no fue un día más para nuestra familia orionita. En aquella jornada cientos de jóvenes argentinos, tras haber participado en Roma del jubileo junto al Papa, acompañaron el retorno del Fundador a nuestro país, para quedarse definitivamente en el Cottolengo de Claypole, nada menos que el lugar desde donde pudo plasmar su sueño de un mundo con lugar para todos.
El “corazón sin fronteras” de Luis Orione, que tuvo la valentía, la fe y la esperanza necesaria para derribar lo viejo y construir una nueva realidad, permanece entre nosotros hoy como un testimonio vivo y comprometedor, señalando el camino del amor que es capaz de transformar al mundo, y la necesidad de entregar toda la vida para la salvación de la sociedad.
Allí está Don Orione convocando a muchos laicos y religiosos.
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