Año Litúrgico
Enviado por juanka10 • 5 de Diciembre de 2012 • 1.429 Palabras (6 Páginas) • 1.723 Visitas
¿Que es el año Litúrgico?
El Año Litúrgico es un ciclo basado en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. Al repetirse cada año, nos ayuda a estar en unión con Él y a crecer en nuestra fe. En este ciclo también honramos a María, nuestra madre, y a todos los santos. El Año Litúrgico se divide en cinco tiempos litúrgicos principales.
La Iglesia, por una tradición apostólica, que trae su origen del mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón día del Señor o domingo. En este día los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recuerden la Pasión, la Resurrección y la gloria del Señor Jesús y den gracias a Dios, que los «hizo renacer a la viva esperanza por la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Por esto el domingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo. No se le antepongan otras solemnidades, a no ser que sean de veras de suma importancia, puesto que el domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico.
La Iglesia católica denomina Año litúrgico al período cíclico anual durante el cual celebra la historia de la salvación hecha por Cristo y al que se distribuye en festividades y ciclos: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y Tiempo Ordinario. No se tratan de fechas exactas, sino simplemente una sacralización del curso anual de las estaciones del año y una composición cíclica para que en un periodo de tiempo pueda englobarse dicha historia de salvación.
Asistir a Misa en domingo es ciertamente un deber, pero, ¡qué diferente sería si entendiéramos y recordáramos que cada domingo celebramos la Pascua del Señor! Ojalá sea el amor y la gratitud lo que nos mueva a asistir a Misa y no el sentirnos obligados a cumplir con nuestro deber.
Se llama Año Litúrgico o año cristiano al tiempo que media entre las primeras vísperas de Adviento y la hora nona de la última semana del tiempo ordinario, durante el cual la Iglesia celebra el entero misterio de Cristo, desde su nacimiento hasta su última y definitiva venida, llamada la Parusía. Por tanto, el año litúrgico es una realidad salvífica, es decir, recorriéndolo con fe y amor, Dios sale a nuestro paso ofreciéndonos la salvación a través de su Hijo Jesucristo, único Mediador entre Dios y los hombres.
El Año Litúrgico es el desarrollo de los diversos aspectos del único misterio pascual. Esto vale muy particularmente para el ciclo de las fiestas en torno al Misterio de la Encarnación (Anunciación, Navidad, Epifanía) que conmemoran el comienzo de nuestra salvación y nos comunican las primicias del misterio de Pascua.
El año litúrgico es la celebración continuada y progresiva de todo el plan de salvación, de forma que es al mismo tiempo evolución de las obras admirables de Dios, culto filial al Padre por medio del Hijo en el Espíritu, instrucción y santificación de la Iglesia; tramado que ofrece la más amplia temática a toda forma de año litúrgico, sobre todo en los tiempos fuertes del Adviento y Navidad, de la Cuaresma y de la Pascua, orientados a la celebración de la manifestación de la manifestación del Señor y de su misterio pascual.
El año litúrgico si es un ciclo, pero un ciclo en espiral, o subes o bajas, no te puedes quedar estacionado. El Adviento de este año 2011, nunca será igual al del 2010, estamos en otro estado espiritual, o más cercano a la santidad o más bajo. Es como un gigantesco tornillo de una perforadora celestial con el cual penetramos en el misterio de Cristo a lo largo del año.
El Año Litúrgico es la celebración y actualización del misterio de Cristo en el Tiempo, es decir, la conmemoración de las etapas más importantes del desarrollo del plan de salvación de Dios para el hombre. Es un camino de fe que nos mete progresivamente en el misterio de la salvación; que los cristianos recorremos para realizar en nosotros este plan divino de amor que apunta a que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad.
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