Bienaventuranzas
Enviado por • 5 de Noviembre de 2013 • 1.465 Palabras (6 Páginas) • 560 Visitas
Bienaventuranza (también llamada macarismo) es en la Biblia un género literario con más de un centenar de ejemplos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Tiene antecedentes en escritos de otros pueblos, en especial de Egipto. Se recurre a este género para expresar una «felicitación» a las personas que, por tener una dada cualidad o mantener una forma de conducta grata, están ligadas con «el Dios que da la vida».
Cuando en la Biblia se proclama una «bienaventuranza» o su opuesto, no se busca pronunciar ni una «bendición» que proporcione la felicidad, ni una «maldición» que produzca la infelicidad, sino exhortar, sobre la base de la propia experiencia de felicidad, a seguir los caminos que conducen a ella. Sin embargo, este género literario experimentó una evolución lenta a través del Antiguo y del Nuevo Testamento, que fue de los bienes meramente terrenales a los llamados «bienes eternos».1
Dentro del elevado número de sentencias que constituyen este género literario, quizá las más célebres sean las ocho con que comienza Jesús de Nazaret el sermón del monte (Mateo 5:3-11).Origen del término «bienaventurado»[editar · editar código]
Busto que representa a Esquilo, autor de «Los Persas», obra en que se aplica el término «μακαρίτης» a los muertos.
En la literatura griega, el término «bienaventurado» se reserva en una primera etapa a los dioses para expresar su condición de seres situados por encima de las penas y fatigas de esta tierra. Así se aplica el término «μάκαρ» («mákar»), más antiguo pero afín a «μακάριος» («makarios»). Por extensión, el término «μακαρίτης» (que significaría «bendito») es, desde su primera aparición en la obra «Los Persas» (n° 633), del dramaturgo griego Esquilo, aplicado de forma circunscripta a los muertos.2 Se dice que los muertos son «bienaventurados» o «benditos» en razón de que ya están exentos de dolor.
En griego antiguo, quizá la palabra principal para significar felicidad es «eudaimonia» (literalmente significa «espíritu bueno» o «dios bueno»), y a partir de ella se desprende una constelación de términos estrechamente relacionados, que incluye «eutychia» (suerte), «olbios» (bendecido, favorecido), y «makarios» (bendecido, feliz, dichoso). En una etapa más avanzada, «makarios» («μακάριος») constituye un epíteto que se aplica sólo a los hombres.3 El primer registro griego que se tiene del término «μακάριος» («makarios») se encuentra en las Odas Píticas 5,46 del poeta lírico Píndaro, y luego se vuelve común en Aristófanes y Eurípides. Parece implicar la idea general de «tener suerte» y de «ser afortunado». Así, a fines del siglo V a.C. y principios del siglo IV a.C., se aplica la palabra «μακαριος» a los hombres en la medida en que eran ricos y que, por lo tanto, quedaban sustraídos de las angustias y penalidades del diario vivir. En el mundo griego, el género literario llamado «macarismo» se usa para celebrar la felicidad alcanzada por una persona, señalando el motivo y la calidad.
En los textos veteotestamentarios, «ašrê» (o ashrêy, אשרי) es un término abstracto traducido como «bienaventurado», que se refiere siempre a personas y nunca a cosas o circunstancias.4 A diferencia de la literatura griega que otorga en principio el término «bienaventurados» a los dioses, los libros de la Biblia jamás aplican la palabra «ašrê» a Dios. Sin embargo, se pone la felicidad en relación a Dios porque se lo considera el dispensador de toda dicha.
Constitución de una «bienaventuranza»[editar · editar código]
En general, una bienaventuranza está constituida por una expresión inicial (del hebreo, ašrê... ; del griego, makarios... )5 que se puede traducir como «feliz», «dichoso», «bienaventurado» y que califica al poseedor de la cualidad como «digno de felicidad». En muchos casos se añade un segundo miembro a la expresión que puede estar en tiempo presente o en tiempo futuro.
Si está en tiempo presente, indica la razón por la cual esa cualidad lo hace feliz. Por ejemplo: «Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos [...] Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da a su tiempo el fruto, y jamás se amustia su follaje [...]» (Salmo 1:1-3).
Si está en tiempo futuro, indica las consecuencias que se siguen o que se seguirán de la posesión de la cualidad. Entre ellas se destacan las que utilizan la palabra «porque» como inicio de la segunda parte, y que se consideran literariamente más logradas. Por ejemplo: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mateo 5:7). Muchas
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