CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA PRECARIZACIÓN DE LA RELACIONES DE AUTORIDAD EN LA ESCUELA
Enviado por Diego Bedoya • 17 de Marzo de 2016 • Documentos de Investigación • 3.495 Palabras (14 Páginas) • 485 Visitas
CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA PRECARIZACIÓN DE LA RELACIONES DE AUTORIDAD EN LA ESCUELA
Por DIEGO FERNANDO ZAMBRANO AZCARATE
La escuela reproduce en una especie de microcosmos, las contradicciones propias de la organización social de la que hace parte, en consecuencia, comprender fenómenos escolares como el matoneo, la precarización de las relaciones de autoridad entre docentes y estudiantes, pasa por comprender, en forma superficial al menos, esas contradicciones en la Estructura Social.
Es un hecho, que parte del problema reside en la crisis de la estructura social patriarcal autoritaria.
Es evidente que la organización de las sociedades modernas está basada en el predominio del hombre sobre la mujer, a esta artificiosa superioridad, que lo gobierna todo, se la conoce como estructura social patriarcal.
En la sociedad patriarcal el principio supremo es el Estado, la ley, la autoridad, la abstracción, por la cual el individuo debe subordinarse totalmente; está estructura social vinculada a formas de propiedad y de explotación concretas, es fuente de un sistema de valores (“ética”) absolutamente irracional, que en los últimos dos cientos años ha entrado en crisis.
El origen de la crisis radica, en que esta estructura se apoya fundamentalmente en la obediencia, que se considera su principal virtud, sin embargo, la Revoluciones Burguesas del siglo XVII y XVIII, las revoluciones proletarias del Siglo XX y la revolución de la mujer, han dinamitado la obediencia como presupuesto de la vida social, de allí la crisis.
El último motivo de la crisis tiene que ver con la falta de competencia de la sociedad patriarcal, para enfrentar los graves problemas de la modernidad: guerra nuclear, contaminación ambiental, la promoción de modelos de desarrollo capitalista que se dirigen a la destrucción del Medio ambiente y del hombre, y un largo etc. Esto prueba la incompetencia de la estructura social patriarcal que ninguna perfección tecnológica puede impedir.
Desde luego, al hablar de Estructura social Patriarcal, no la escindimos de las formas de producción económica de la que hace parte en unidad dialéctica.
En ese orden de ideas, podemos afirmar: Que la sociedad patriarcal de carácter autoritario ha entrado en crisis, la autoridad basada en la obediencia (“virtud”), ha desaparecido, en consecuencia ¿Cómo afecta esta crisis, las relaciones tradicionales de autoridad entre el maestro y sus estudiantes, la disciplina y las pretensiones de control que existen desde antaño y que se basaban en esta estructura? ¿Qué tipos de principios éticos conviene enseñar ahora, a fin de formar individuos autónomos, críticos y libres?
Este ensayo se fundamenta en una reflexión crítica a partir de una discusión teórica basada en la ética humanista de Erich Fromm, partiendo de tres de sus obras: El Corazón del Hombre, El ensayo sobre la Desobediencia y Ética y Psicoanálisis. A fin de identificar las formas tradicionales de autoridad, ejercidas por los maestros en el aula y en general en la escuela, con el objeto de sugerir nuevos principios de orden moral, que contribuyan a la construcción en el aula y la escuela, de nuevos espacios más humanos y democráticos.
LA DESOBEDIENCIA COMO VIRTUD
La obediencia, en el contexto de Estructuras Sociales autoritarias, representa una virtud y la desobediencia, un pecado, sin embargo, la historia del hombre empezó con un acto de desobediencia[1] y es posible que termine con un acto de obediencia[2].
La historia del hombre comienza precisamente con un acto de desobediencia, la vida de Adán y Eva en el Jardín del Edén, representa la condición pre-humana de toda la especie; en el Edén, el hombre aun no es humano, está dominado por la naturaleza y es uno con ella, en armonía pre-humana, solo cuando desobedece, comienza su historia y la lucha contra las fuerzas de la naturaleza por sobrevivir.
La desobediencia del hombre constituye el primer acto humano en la especie “homínido”, por cuanto es el primer acto racional, autónomo y libre que realiza, sin embargo, es un pecado, es un vicio, en la estructura social patriarcal; la obediencia en cambio es una virtud, una virtud que debe ser ciega para que pueda ser completa, por ejemplo, la que observa el soldado respecto de su general, el esclavo respecto de su amo, la esposa respecto de su marido, la mujer respecto al hombre, el trabajador respecto de su empleador, el individuo respecto a la sociedad a la que pertenece, etc. No obstante, ¿en qué se fundamenta esta virtud?
No es improbable que la historia de la especie humana, termine por un acto de obediencia: como en las películas de ciencia ficción, en las que un soldado, obedeciendo a sus superiores, presiona el botón que desencadena el Armagedón. Cuantos horrores se vivieron en la segunda Guerra Mundial, cuántas vidas humanas no fueron cegadas a causa de la obediencia ciega a un hombre loco, cuantos horrores no se causan hoy por la misma razón. En consecuencia, la obediencia a autoridades irracionales es una conducta enajenada, autómata y viciosa en términos humanos.
Empero, en un mundo vuelto de revés, el vicio (la obediencia a autoridades irracionales) es una virtud y la virtud (la desobediencia a autoridades irracionales) un vicio. En consecuencia es claro que la obediencia y la desobediencia son virtudes o vicios siempre que se originen como respuestas a autoridades racionales o irracionales.
ETICA HUMANISTA Vs. ETICA AUTORITARIA[3]
Erich Fromm en su obra Ética y Psicoanálisis, describe los rasgos principales de la ética autoritaria, en contraste con la ética humanista:
- La fuente de la autoridad irracional, es siempre el poder sobre la gente. Este poder puede ser físico o mental, puede ser real o solamente relativo respecto de la ansiedad y la impotencia de la persona sometida a esa autoridad.
- La Ética Autoritaria niega formalmente la capacidad del hombre para saber lo que es buen o malo; quien da la norma es siempre una autoridad que trasciende al individuo.
- Tal sistema no se basa en la razón ni en la sabiduría, sino en el temor a la autoridad y en el sentimiento de debilidad y dependencia del sujeto.
- Materialmente, o en relación con el contenido, la Ética Autoritaria resuelve la cuestión de lo que es bueno o malo considerando, en primer lugar, los intereses de la autoridad y no los del sujeto.
- Es un sistema de explotación del cual, sin embargo, el sujeto puede derivar considerables beneficios psíquicos o materiales.
Socialmente, esta ética autoritaria determina los juicios de valor de los niños primero y de los adultos después:
"Bueno" es aquello por lo cual uno es alabado; "malo" aquello por lo cual uno es reprendido o castigado por las autoridades sociales o por la mayoría de la gente. El temor a la desaprobación y la necesidad de aprobación parecen ser, en verdad, los más poderosos y casi exclusivos motivos del juicio ético. Esta intensa presión emocional impide al niño, y posteriormente al adulto, inquirir críticamente si lo "bueno" en un juicio significa bueno para él o para la autoridad. El mismo criterio de valor puede usarse en relación con el hombre. El patrón considera como bueno a un empleado si éste es útil para él. El maestro puede calificar de bueno a un alumno si éste es obediente, no le ocasiona molestias y le aumenta su reputación. De igual manera puede calificarse como bueno a un niño si éste es dócil y obediente. El niño "bueno" puede estar atemorizado e inseguro, queriendo solamente complacer a sus padres sometiéndose a su voluntad, mientras que el niño "malo" puede poseer una voluntad propia e intereses genuinos que, sin embargo, no son del agrado de sus padres. Pero como están en juego sus propios intereses, la autoridad ordena que la obediencia sea la máxima virtud y la desobediencia el pecado capital. La rebelión es el pecado imperdonable en la Ética Autoritaria, el poner en duda el derecho de la autoridad para establecer normas y su axioma de que las normas establecidas por la autoridad están a favor de los más preciados intereses de los sujetos. Pero como están en juego sus propios intereses, la autoridad ordena que la obediencia sea la máxima virtud y la desobediencia el pecado capital”[4].
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