Relación Familia Escuela
Enviado por pitu84 • 9 de Noviembre de 2012 • 2.911 Palabras (12 Páginas) • 947 Visitas
Problemática:
El aprendizaje de los alumnos se ve obstaculizado por la falta de canales de comunicación óptimos entre la familia y la escuela. ¿Qué medios podrían facilitar estos canales para optimizar la comunicación entre ambas partes?
Fundamentación:
Como futuras docentes, en el transcurso de nuestras prácticas pudimos observar que la presencia continua de algunos padres, tanto en el aula como en el resto de los espacios institucionales, afecta directamente el aprendizaje de los hijos/alumnos, ya que el comportamiento de los mismos se ve pertubado; dando lugar a actitudes que traen de sus hogares y que no deberian tener en la institucion.
Este fenómeno deja en evidencia la disconformidad y molestia de los distintos actores del ambito escolar, quienes sufren estos cambios por parte de los educandos.
Esta situación, nos impactó de tal manera que decidimos elegirla para desarrollarla como problemática para el Seminario de lo Institucional, en el marco de un trabajo de corte monográfico.
El mismo constará de la recopilación y selección de material teórico de diversos autores que nos permitirán ampliar nuestra mirada sobre está problemática; facilitándonos las herramientas necesaria para la construcción de una propuesta superadora.
Historización
En la actualidad se puede observar como a través del tiempo fue cambiando el lugar que ocupa las familias en la escuela y la participacion de las mismas en la leyes que regularon el sistema educativo argentino, que dan cuenta de sucesivas transformaciones en la relación entre el Estado, la sociedad y la educación. Durante más de cien años tuvo vigencia la Ley 1.420, en la que no existía una concepción de participación de las familias en la escolaridad de los niños, y tampoco un lugar activo pensado más allá del cumplimiento de la obligatoriedad, como parte de una política hegemónica normalizadora de la población.
Con el correr de los años, hubo múltiples cambios y transformaciones tanto en las prácticas cotidianas como en las políticas educativas. Buena parte de esas transformaciones se plasmaron y consolidaron finalmente en la Ley Federal de Educación(1993). Al mismo tiempo, se incorporó una vieja demanda de la Iglesia Católica en la definición de la familia y su lugar respecto a lo educativo. Esta definición, continuará presente en la Ley de Educación Nacional (2006).
Estas transformaciones, posiblemente se produjeron por la influencia de nuevos discursos sobre la infancia, provenientes en particular de la psicología, la psicopedagogía y el psicoanálisis, que también conllevaron al surgimiento de nuevas significaciones respecto a las responsabilidades y obligaciones de los adultos (especialmente de los padres) en el desarrollo de los niños, confluyendo en la creciente centralidad que ha adquirido la familia y su participación, en la escuela.
Con esta breve historización pretendemos señalar la complejidad en la cual se inserta la relacion familia-escuela dentro de un marco legal y reflexionar con mayor profundidad frente a la creciente insistencia con la que se promueve este lugar de las familias y la participación Una mirada que historice sus significados, y ponga en juego un abanico más amplio de prácticas y sentidos según son construidos por los sujetos en la cotidianeidad social, permitiría en todo caso generar un debate más profundo sobre aquello que se busca y lo que no, apelando a la participación.
La participación
Actualmente se intenta otorgarle a la participación de la familia un papel importante en la organización de las instituciones educativas para el logro de objetivos. Como afirma Santos Guerra (2001), el derecho a la participación nace de nuestra doble condición de personas y ciudadanos. 1
Ambas partes escuela y familia parecen poner constantemente en cuestión la capacidad educadora, la credibilidad y la eficacia de su contraparte.
Las políticas educativas actuales parecen reflejar una mirada negativa y descalificadora de la familia, considerada actualmente inoperante, en crisis y destrozada, es decir, incapaz de cumplir sus funciones y por lo tanto legítimamente privada de su derecho de participar de manera activa y adulta en la comunidad escolar. De ella sólo se espera colaboración no participación.
Hay que comprender dice Gimeno Sacristán (1998) y hacer ver “ que no es la colaboración de la familia la que nos amenaza, sino, precisamente, la que nos permite contaminarles racionalmente nuestros proyectos”.
Debemos tener presente que el niño comienza su trayectoria educativa en la familia que luego la escuela complementa.Es tarea de la misma intentar un acercamiento a las diversas familias para suscribir nuevos acuerdos y establecer modalidades de participación, que no priven a los niños de esta colaboración tan necesaria. Para ello estas dos instituciones deben plantearse al niño como verdadero protagonista de su quehacer educativo, creando espacios de comunicación y participación que brinden una coherencia para la cotidianeidad del mismo.
De la coordinación y armonía entre familia y escuela va a depender el desarrollo de personalidades sanas y equilibradas.
El verdadero desafío es aprender a ser y a vivir en comunidad, esto exige hacer posible espacios de comunicación e intercambios que fomenten la participación y conduzcan a compromisos que enriquezcan la vida personal y colectiva de los implicados.
La familia juega un importante papel en este sentido, pero hay que ayudarla a tomar conciencia de ello. ¿Cómo? Dentro un clima de comunicación, donde ésta tenga un lugar esencial para la construcción del futuro ciudadano participativo; donde se establezcan pautas para la distribución y organización de tareas en función de las necesidades y posibilidades de cada miembro.
La experiencia temprana en la familia de formas de comunicación basadas en el diálogo y el consenso sustentarán actitudes democráticas de participación, colaboración y cooperación. En consecuencia, no se cruzaran los límites de ambas instituciones, generando así un clima de respeto mutuo donde los actores tendrán claras las acciones que podrán o no llevar a cabo.
La visión salesiana de la relación escuela-familia.
Siguiendo siempre los lineamientos presentados por el sistema preventivo, el cual sigue los pasos del optimismo salesiano y de una visión positiva
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