CURSO EN LÍNEA DE FORMACIÓN PARA EL REPENSAMIENTO PARA COLABORADORES DE LA RECTORÍA, VICERRECTORÍA ACADÉMICA Y VICERRECTORÍA DE FORMACIÓN INTEGRAL
Enviado por Lucia Bolio • 11 de Julio de 2017 • Documentos de Investigación • 9.402 Palabras (38 Páginas) • 349 Visitas
UNIVERSIDAD ANÁHUAC MAYAB
PROCESO DE REPENSAMIENTO DE LA UNIVERSIDAD
CURSO EN LÍNEA DE FORMACIÓN PARA EL REPENSAMIENTO PARA COLABORADORES DE LA RECTORÍA, VICERRECTORÍA ACADÉMICA Y VICERRECTORÍA DE FORMACIÓN INTEGRAL
LECTURA: NUESTRO PARADIGMA ANTROPOLÓGICO.
[pic 1]
De cara a esta primera lectura, casi adivino algunas preguntas suspicaces de los lectores: ¿Otto, para qué recetarnos un paradigma antropológico y después otros dos: el epistemológico y el ético?, ¿crees que no sabemos que somos humanos, que no conocemos la realidad y que no distinguimos el bien del mal?
Yo hubiese formulado la misma pregunta antes de leer el artículo ¿Nostalgia, mimetismo o nuevo Humanismo? del P. Florencio Sánchez, L.C. (quien es pionero del repensamiento en la U. Fco. de Vitoria, en el libro, de título casi igual, Universidad Católica: ¿Nostalgia, mimetismo o nuevo Humanismo?, publicado en España en 2009, en el que el P. Florencio afirma que “En el fondo de toda asignatura existe, en mayor o menor grado, una antropología implícita o explícita. Esa visión del hombre marca profundamente todos los contenidos que se imparten.
“(…) Junto con esa antropología, en el fondo de toda asignatura existe, en mayor o menor grado, una epistemología específica. Esa epistemología condiciona los contenidos, porque se posiciona ante la cuestión de la verdad y de la posibilidad de conocerla.
“(…) En el fondo de toda asignatura existen, en mayor o menor grado, unos planteamientos éticos. Esa ética es la que apunta a los fines últimos de la ciencia que se imparte y sus consecuencias tecnológicas, sin olvidar la ética de la búsqueda de la verdad”.
De modo que la pregunta que reclama el esfuerzo del Repensamiento no es sobre si carecemos de un paradigma antropológico, espistemológico o ético, sino ¿cuáles son nuestros paradigmas personales como administradores y académicos? y, también, ¿podemos manejar paradigmas alternativos los colaboradores de la UAM?
La primera pregunta no puedo responderla desde este curso en línea pues tendría que someterles a la prueba del polígrafo para saber sus respuestas sinceras y no leer las “políticamente correctas”. Y la segunda tiene una respuesta rápida: no, no conviene que como colaboradores de la UAM manejemos paradigmas distintos pues confundirá a nuestros alumnos que en una clase se les diga que el hombre es un ser solidario y, en otra, que es un ser individualista; que un profesor diga que sólo el conocimiento empírico llega a la verdad y otro diga que la Revelación expresa verdades aunque no sean empíricamente comprobables; ni que haya cursos que enseñen que el bien y el mal son relativos a las circunstancias culturales mientras que en otros cursos se proponga un criterio universal para distinguir el bien del mal.
Hay que evitar eso. Por lo tanto, el Repensamiento como lo concibe el P. Florencio supone una unificación teórica y para ello, revisaremos 3 paradigmas. Hay mucho qué decir aquí pero no lo diré todo ya que el objetivo es compartirles nuestros paradigmas y no entrar en la discusión, riquísima, de la comparación con otros paradigmas que serán mencionados meramente. Ojalá que el interés por los 3 temas, les anime a investigar personalmente más sobre sus asuntos respectivos. Debo destacar que el planteamiento del P. Florencio (quien aunque vive y enseña en Madrid, es mexicano) invoca los 3 temas torales clásicos de la Filosofía: el problema del Ser (centrado aquí sólo en la cuestión antropológica: el ser humano), el problema del Conocer y el problema del Actuar u Obrar.
Para repensar nuestra universidad hay que conocer y entender cuál es el paradigma antropológico al que se acogen las instituciones de la RUA. Ya les dije en la Introducción, que es el Humanismo Personalista cristiano pues reconoce la condición de “persona” en todos los miembros de la especie humana, y sólo a ellos. Alguno de ustedes se preguntará si eso no lo hacen todos los paradigmas antropológicos y hasta los humanismos ateos. Pues no, al menos no con la dimensión teológica presente en el nuestro: el hombre es un ser creado como “persona” y no un animal que ha llegado, por una evolución ciega, a la condición personal que actualmente tiene. El Personalismo cristiano (nuestro paradigma antropológico) reivindica haber sido creados con la imagen y semejanza, parcial ciertamente, de Dios en Su intención creadora.[pic 2]
Esta es la parte donde alguno de ustedes arqueará las cejas y pensará ¿de veras va a meterse Otto en este delicadísimo asunto de Creación versus Evolución? Sí quiero hacerlo pues se trata de intentar establecer el diálogo entre fe y razón, entre religión y ciencia, y hay trabajo avanzado por personas que manejan el “delicadísimo asunto” mejor que yo.
La palabra “evolución” irrita y preocupa a muchos cristianos pues la consideran opuesta y excluyente de la Creación Divina. Pero no lo es.
¿No lo es, realmente?
Pues no y chequen esto. En 1996 el entonces Sumo Pontífice Juan Pablo II pronunció un discurso ante la Pontificia Academia de las Ciencias. ¿Qué es esta academia? Es una entidad eclesial que en la página electrónica del Vaticano [http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_academies/acdscien/index_sp.htm], se describe como un agrupación “de alcance internacional, multi-racial en su composición, y no-sectaria en la elección de sus miembros. El trabajo de la Academia incluye seis grandes áreas: ciencias básicas, ciencias y tecnología de los problemas globales, ciencia de los problemas del mundo en desarrollo, política científica, bioética, epistemología”). Es muy antigua pues fue fundada en 1603 como la Academia de los Linces (por la agudeza visual de esos felinos y Galileo Galilei formó parte de ella). A esta academia pertenecen científicos ateos también y ante ellos, Juan Pablo II reconoció que hay "argumentos significativos” en favor de la teoría de la Evolución. [pic 3]
Veamos unos párrafos de ese discurso (que recomiendo que lean completo en Internet para que constaten que no estoy manipulando la información con mis puntos suspensivos). Dice Juan Pablo II:
“(…) la encíclica Humani generis [publicada por el Papa Pío XII en 1950] consideraba la doctrina del «evolucionismo» como una hipótesis seria, digna de una investigación y de una reflexión profundas, al igual que la hipótesis opuesta. (…) Hoy [1996], casi medio siglo después de la publicación de la encíclica, nuevos conocimientos llevan a pensar que la teoría de la evolución es más que una hipótesis. En efecto, es notable que esta teoría se haya impuesto paulatinamente al espíritu de los investigadores, a causa de una serie de descubrimientos hechos en diversas disciplinas del saber. La convergencia, de ningún modo buscada o provocada, de los resultados de trabajos realizados independientemente unos de otros, constituye de suyo un argumento significativo en favor de esta teoría.
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