Concilios Cristologicos
Enviado por catalinaalmonte • 30 de Junio de 2014 • 886 Palabras (4 Páginas) • 619 Visitas
LOS PRIMEROS CONCILIOS CRISTOLÓGICOS
El concilio de Nicea I (325)
El primer concilio ecuménico fue el punto de llegada de un proceso anterior en el que la Iglesia buscaba la formulación del dogma trinitario y algunos elementos disciplinarios que tuvieran validez universal.
Antes del concilio la Iglesia vivió la polémica trinitaria en cuyo contexto se inserta el arrianismo herejía que por no formular bien la encarnación del Hijo de Dios negaba su divinidad y eternidad al considerarlo como un semidios y demiurgo que se manifestaba en Jesucristo, porque es divino por participación y adicción al ser creado en el tiempo para servir como instrumento en la creación del universo; por estas afirmaciones también negaba el dogma trinitario. La presencia de esta herejía y las controversias que suscitó son fundamentales para entender la importancia del Concilio de Nicea convocado por el emperador Constantino hacia el 325.
Entre sus objetivos estaban: solucionar el problema arriano, buscar la pacificación general y la organización de la Iglesia, limar la diferencia en relación a la celebración de la pascua, entre otras. Entre los Padres conciliares brilla con luz propia el entonces diacono Atanasio, uno de los más firme defensores de la ortodoxia de Nicea contra el arrianismo. El problema del fondo en relación a la fe era la cuestión de términos “homoousios” aplicado a Jesús, es decir, que él era consubstancial con el Padre que fue aceptado por algunos obispos presentes, entre ellos Arrio.
El concilio de Constantinopla (381)
A este concilio se le debe que el resultado doctrinal de Nicea fuera asumido definitivamente como patrimonio común de las Iglesias en Oriente y Occidente; el primer punto que trató fue la organización de la Iglesia en Constantinopla, sometidas durante varios decenios a una línea oficial que comenzó a ser superada con la presencia de Gregorio Nacianceno. Después de tratar este asunto se abrió un paréntesis para afrontar la cuestión de los macedonios sobre la divinidad del Espíritu Santo que estaba siendo cuestionada por los pneumatómacos; en este contexto fue presentado un nuevo símbolo que seguía al de Nicea, pero agregaba elementos precisos para recalcar la consustancialidad del Espíritu Santo.
Se habla del credo niceno-constinopolitano que es una gran paradoja: es el documento más significativo y enigmático en cuento que ninguna fuente del concilio habla de él; de toda manera los dos elementos más representativos que diferencias este símbolo del niceno son: la clausula “cuyo reino no tendrá fin”, dirigida contra Marcelo de Ancira, y algunas afirmaciones sobre el Espíritu Santo: “Señor y dador de vida, precedente del Padre, adorado y glorificado junto con el Padre y del Hijo”.
El concilio de Éfeso (431)
El caldeado
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