Cristo Nos Motiva.
Enviado por adrianventura • 9 de Octubre de 2012 • 1.652 Palabras (7 Páginas) • 316 Visitas
Maturín, sábado 6 de octubre del año 2012.
Texto: san Marcos 10:2-16.
Cristo nos alienta en la vida matrimonial.
En nuestro texto del evangelio de esta noche, leemos: (leerlo)
V:1…La localidad es “los términos de Judea y tras el Jordán” (v. 1) – seguramente Perea, territorio de Herodes de Antipas. Antes, Herodes se divorció de su esposa, Aretes, para casarse con Herodías, que había sido esposa de su hermano. Juan Bautista criticó este matrimonio y su crítica resultó en su decapitación (6:18-29). Seguramente los fariseos creen que si consiguen que Jesús condene el divorcio, Antipas y Herodías se ocuparán de deshacerse de su presencia problemática. Marcos ya nos ha dicho que Herodes sabe de Jesús y cree que es Juan Bautista resucitado (6:14-16).
“Y llegándose los Fariseos, le preguntaron, para tentarle…” (v. 2). Desde el principio, Marcos establece que los fariseos están tentando a Jesús. Utiliza esta misma palabra, al hablar de Satanás tentando o probando a Jesús en el desierto (1:12-13). Éste es solo uno de varios incidentes en que fariseos empiezan un conflicto con Jesús.
“era lícito al marido repudiar á su mujer” (v. 2). Los fariseos esperan que Jesús escoja un lado de la controversia, así alienándose de los que se encuentran al otro lado.
La escuela de Shammai interpreta el significado de Deuteronomio 24 diciendo que un hombre puede divorciarse de su esposa solo en caso de adulterio.
La escuela de Hillel interpreta el mismo pasaje diciendo que un hombre puede divorciarse de su mujer por casi cualquier fallo que le encuentre, “si le sirve un alimento que estuviese ligeramente quemado o si hablaba en casa tan alto que los vecinos pudiesen oírla”…. . Eran “fallos” para que a un hombre se le permitiese divorciarse de su esposa pero no viceversa. Según la cultura Judía. A las mujeres se les trata como propiedad del marido.
Aplicación: creo que en este tema; cada uno de nosotros lleva un “fariseo” por dentro, porque tratamos de tentar a Dios en el tema del matrimonio:
• No nos gusta el matrimonio.
• Vivir en concubinato.
• Despreciar la vida matrimonial…etc.
Jesús contestó, “¿Qué os mandó Moisés?” Ellos contestaron, “Moisés permitió escribir carta de divorcio, y repudiar” (vv. 3-4). Los fariseos se refieren a Deuteronomio 24, que dice:
“Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa torpe, le escribirá carta de repudio, y se la entregará en su mano, y despedirála de su casa. Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre. Y si la aborreciere aqueste último, y le escribiere carta de repudio, y se la entregare en su mano, y la despidiere de su casa; ó si muriere el postrer hombre que la tomó para sí por mujer, No podrá su primer marido, que la despidió, volverla á tomar para que sea su mujer, después que fue amancillada; porque es abominación delante de Jehová, y no has de pervertir la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad” (Deuteronomio 24:1-4).
veamos que este pasaje no da permiso a un hombre para divorciarse de su esposa, sino que simplemente describe (sin condenar) una situación en que el hombre ya lo ha hecho. El énfasis no se encuentra en darle permiso al marido para divorciarse, sino en prohibirle que se vuelva a casar con su primera esposa, que se ha casado con otro hombre. El certificado de divorcio le provee a la mujer divorciada con protección legal y el derecho de casarse de nuevo. También, fíjese que este pasaje no expresa ninguna condenación hacia el segundo matrimonio de la mujer divorciada.
“Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento” (v. 5). El divorcio es simplemente el menor de dos males – un escape para disminuir los efectos destructivos de un corazón endurecido. Una anulación difiere del divorcio solo en el sentido técnico, pero también es necesitado por un corazón endurecido. Sin embargo, Jesús no declara inválido el pasaje de Deuteronomio.
“Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios” (v. 6). Jesús pasa la conversación de Deuteronomio a Génesis – de Moisés a Dios – del divorcio al matrimonio – de lo que se permite a lo que se intenciona. No contradice que Deuteronomio permite el divorcio, pero dice que Moisés dio este permiso como concesión por nuestra “dureza de corazón” – nuestra naturaleza pecadora. Jesús no discute con Moisés, en vez, nos dirige a una autoridad aún más fundamental, citando Génesis 1:27 y 2:24 para aclarar la intención original de Dios – que hombre y mujer se conviertan en “una carne.”
“Por esto dejará el hombre á su padre y á su madre, y se juntará á su mujer. Y los que eran dos, serán hechos una carne: así que no son más dos, sino una carne” (vv. 7-8). La frase “una carne,” sugiere una unión sexual, pero claramente Jesús quiere decir que tal unión es parte de una relación aún más profunda
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