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Cristologia


Enviado por   •  4 de Marzo de 2013  •  381 Palabras (2 Páginas)  •  345 Visitas

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INTRODUCCION

En el capitulo anterior hemos visto los principales argumentos históricos narrados en los

Evangelios que dan testimonio de la Divinidad de Jesús de Nazaret. En este capítulo

veremos diversas confirmaciones de tales testimonios. Podemos decir que pasamos de las

palabras a los hechos incuestionables, de las afirmaciones y atribuciones divinas de Jesús

y de sus discípulos a los criterios externos y objetivos que hacen creíbles tales

afirmaciones. El signo principal de la Divinidad de Jesús, su Resurrección gloriosa, será

analizado más adelante.

2. ALGUNOS «ACONTECIMIENTOS» EN LA VIDA DE JESUS

MANIFIESTAN SU CONDICION DIVINA

Las palabras y las actitudes divinas de Jesús están confirmadas por unos hechos o

acontecimientos históricos, que exigen su Divinidad y la demuestran; en otras palabras:

no hay modo de entender los hechos siguientes, atestiguados de modo inequívoco por las

fuentes históricas de los Evangelios, si se rechazase su personalidad divina:

2.1. La Encarnación

Lucas y Mateo concuerdan que Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo y que nació

de María Virgen; además, estos textos son complementarios entre sí para esclarecer las

circunstancias de este acontecimiento extraordinario: Lucas respecto a María; y Mateo

respecto a José.

Según Lucas, el ángel dijo a María: «Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien

pondrás por nombre Jesús... El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la virtud del Altísimo te cubrirá

con su sombra; por eso el hijo engendrado será llamado Santo, Hijo de Dios» (Lc 1,26‐38).

Mateo confirma la narración de Lucas al decir el ángel a José: «No temas recibir en tu casa a

María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo» (Mt 1, 18‐25)36.

Además hay que decir que la Encarnación es el fundamento de los milagros de Jesús. Como

afirma Juan Pablo II, «se puede decir que la Encarnación es el "milagro de los milagros", el

"milagro" radical y permanente del orden nuevo de la creación. La entrada de Dios en la

dimensión de la creación se verifica en la realidad de la Encarnación de manera única y, a los

ojos de la fe, llega a ser "signo" incomparablemente superior a todos los demás "signos"‐

milagros de la presencia y del obrar divino en el mundo. Es más, todos estos otros "signos"

tienen su raíz en la realidad de la Encarnación, irradian su fuerza atractiva, y son testigos de

ella. Hacen repetir a los creyentes lo que escribe el evangelista Juan al final del Prólogo sobre

...

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