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De dónde nace la costumbre de ofrecer el diezmo


Enviado por   •  8 de Mayo de 2013  •  Documentos de Investigación  •  11.340 Palabras (46 Páginas)  •  729 Visitas

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*EL DIEZMO ¿QUÉ DICE LA BIBLIA?*

LO QUE LA BIBLIA DICE RESPECTO AL DIEZMO

Un análisis a la luz de las escrituras

“Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres” (Proverbios 3. 3-4)

ÍNDICE

• INTRODUCCIÓN

• ¿DE DÓNDE NACE LA COSTUMBRE DE OFRECER EL DIEZMO?

• ¿QUIÉNES OFRECIERON DIEZMOS?

• ¿QUÉ SE DIEZMABA?

• ¿QUIÉNES DEBÍAN DIEZMAR?

• ¿SI EL DIEZMO ERA PARA ISRAEL, UN TIPO DE OFRENDA, TENÍA OTRAS MANERAS DE OFRENDAR?

• EL DIEZMO ¿ES UN MANDAMIENTO PARA LA IGLESIA CÓMO LO FUE PARA ISRAEL?

• ¿SI EL DIEZMO ES UNA FORMA DE OFRENDA Y NO TODA OFRENDA ES EL DIEZMO, CUÁL ES PRINCIPIO Y CUÁL ES LEY?

• ¿QUÉ SE DEBE ENSEÑAR A LA IGLESIA, A DIEZMAR U OFRENDAR?

• ¿POR DÓNDE SE DEBE EMPEZAR A OFRENDAR?

• ¿QUÉ COSAS ORDENÓ EL SEÑOR A SU IGLESIA, Y PRÁCTICAMENTE NO SE GUARDAN EN LA ACTUALIDAD?

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• INTRODUCCIÓN:

Antes de abordar este delicado aspecto de la doctrina que trata acerca del diezmo, debemos entender que es un tema que no podemos evadir ya que, en los últimos tiempos este asunto ha adquirido un exagerado énfasis por sobre otros aspectos fundamentales del mensaje evangélico. Así que, en primer lugar, es necesario saber que debe ser considerado con mucha reverencia. Y en segundo lugar, escudriñando las Escrituras con especial atención atentos a lo que dice muy claramente, ya que por este motivo se ha generado una gran controversia en donde opinan defensores de su observancia en la actualidad, opositores a dicha práctica, e incluso gente del mundo que, sin conocer absolutamente del tema, también opinan inmiscuyéndose en algo del cual no forman parte. Debido a este fenómeno, es necesario que el genuino creyente, es el único que no puede tener dudas al respecto y sepa con certeza que dice la Biblia y actuar en consecuencia de acuerdo al compromiso con quien redimió su alma. Debe conocer las demandas específicas que el Señor ha determinado para su Iglesia.

Así es como ante tantas opiniones, es necesario su estudio de manera que pueda elaborar una conclusión firme mediante un análisis despojado de todo preconcepto y apropiarnos del espíritu con que nos convoca el texto del encabezamiento.

A través de la historia de la iglesia –desde sus comienzos–, los apóstoles tuvieron que luchar en dos frentes para poder llevar a cabo su ministerio evangélico. En ningún momento satanás ha querido aceptar que pueda llevarse a cabo aquel propósito divino del Señor que es redimir y edificar una Iglesia santa y gloriosa para Él. Por eso es que, no sólo se ha esmerado en atacarla desde afuera sino también desde adentro; y como no tiene cabida dentro de la Iglesia del Señor, ha ideado la forma para infiltrarse en las congregaciones de distintas denominaciones y usar miembros débiles, carnales e ignorantes de su Palabra con el propósito de contaminar y debilitar la pureza de Su doctrina.

Como el basamento de la Iglesia es LA ROCA inconmovible de los siglos, el Señor Jesucristo, y sus cimientos están perfectamente consolidados por medio del fundamento apostólico; es de esperarse que el maligno, como único recurso que le queda, trate de desviar y aun corromper a los que sobreedifican llevándolos sutilmente por caminos engañosos. ¡¡CUIDADO!!

Si en verdad creemos que pertenecemos a la Iglesia del Señor, “cada uno mire cómo sobreedifica” (1 Corintios 3.10)

¿De qué manera intenta satanás socavar, desde adentro, la Iglesia del Señor? Indudablemente, a través de falsas doctrinas. Hace dos mil años que el maligno viene aplicando la misma fórmula tratando de lograr su objetivo. Pero mientras quede un remante fiel, la Iglesia del Señor permanecerá en pie, inalterable por medio del Espíritu, hasta su venida.

El apóstol Pablo dice al respecto en santa indignación:

“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. (Gálatas 1. 6-7).

Presta mucha atención, el único evangelio eficaz, en el que debes creer, aceptar y sostener es elEVANGELIO DE LA GRACIA SOBERANA, no te dejes engañar. En la actualidad sigue siendo un problema los judaizantes dentro de la iglesia; todavía no han desaparecido. Desde aquellos primeros judíos convertidos al cristianismo que sostenían como “doctrina” que los gentiles convertidos del paganismo al cristianismo debían circuncidarse, guardar ciertos ritos religiosos, como así también algunas exigencias de la ley, hoy están aquellos que siguen confundiendo aspectos fundamentales de la doctrina. Por ejemplo, confunden Ley con Gracia, Israel con la Iglesia, el día de reposo con el día de adoración, el reino milenial con el estado eterno y lo que es “ofrenda” con “diezmo”. Por supuesto, todo esto es porque ignoran los distintos propósitos de Dios para con el hombre a través de los tiempos; es decir, confunden las distintas dispensaciones, los pactos y los períodos.

Esto es muy grave para aquellos que han asumido la responsabilidad de enseñar la Palabra de Dios.

Esta confusión, que pareciera haber pertenecido sólo al pasado, se manifiesta aún hoy dentro de nuestras iglesias; por un lado, como consecuencia de malas enseñanzas, bien intencionadas o no. Por otro, no menos grave, se debe a la inapetencia del creyente de las cosas espirituales; es decir, no anhelan “crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”.

Esta situación ha sido propicia para que en estos últimos tiempos prolifere una gran cantidad de“iglesias” que en el nombre del Señor, sostienen y predican que sus miembros –e incluso aquellos que no lo son-, deben ofrendar el diezmo de sus ingresos bajo el cargo de que el Señor les retirará sus bendiciones si no lo hacen. Esta prédica sistemática y persistente ha impactado de tal manera en el ánimo de tanta gente que, por temor e ignorancia, ofrenda sin la más mínima idea de lo que ese acto representa verdaderamente.

Por otro lado, se descuida el mandato de Cristo: predicar el evangelio y hacer discípulos. Hoy, salvo raras excepciones, no se predica el verdadero evangelio ni se instruye como es debido acerca de lo que el Señor ha demandado específicamente para su Iglesia.

Esta

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