EL PADRE QUE YO QUIERO SER

Cada niño tiene características diferentes, ideas que en muchas ocasiones, en diferentes temas no coincidan con nuestra forma de pensar; por supuesto es valido si no contradice ninguna enseñanza bíblica, el proceso de formación de moldear hijos íntegros, honestos, implica respetar los valores que ellos vayan teniendo.

Un padre en el que se puede confiar, es aquel que cumple lo que promete, que se gana la confianza porque es fiel, En ocasiones perdemos de vista la dimensión que tiene para nuestros hijos las promesas que realizamos, las promesas son apreciadas e importantes para nuestros hijos, no cumplirlas, es no tomarlos en serio, no dar importancia. Importante es cumplir las promesas a Dios, pues nuestros hijos verán en esto un ejemplo de integridad y cumplir las promesas que hacemos a los demás.

Dios es un padre que apoya y consuela, el poder reflejar la naturaleza de Dios , comenzara cuando en esos momentos que nuestros hijos requiera apoyo o consuelo, lo puedan recibir de cada uno de nosotros, comprender y aceptar nuestras limitaciones, no solucionando problemas pero si mostrado un genuino interés por los suyos, llorar y dolernos cuando sea necesario. Todo esto requiere de tiempo, y el dedicar momentos con nuestros hijos captando y siendo sensible a las necesidades que tenga.

Para ofrecer apoyo y consuelo necesitamos aprender a ser sensibles a sus necesidades que en muchas ocasiones serán reflejadas en las acciones que tome el niño. Más que regaños o sermones acompañados de grandes consejos los niños se benefician del consuelo y apoyo que se muestre y la disciplina será más eficaz.

Debemos fomentar actitudes de confianza del niño hacia los padres, de que no importando los problemas se puede confiar en los padres, es decir el padre se convierte en un refugio en donde se pueden curar las heridas para seguir adelante. El percibir que la seguridad esta ala alcance a través del papá, el niño se sentirá más seguro en los ámbitos en donde se desarrolle. Esto implica ser un refugio aún en esos momentos de crisis y que los hijos sepan que estaremos con ellos.

Antes de corregir, regañar o aconsejar, un padre debe ser sensible y aprender escuchar, el hablar con amor nos permite llevarlo a enfrentar situaciones problemáticas con una actitud correcta para resolverlos, por lo tanto abstenerse de hablar con sarcasmos, condenación es importante para no tener una comunicación destructiva y malsana. Importante es que en los momentos de crisis los niños puedan ver en una persona cercana adulta y de buena influencia, un apoyo a los que se pueda recurrir en tiempos difíciles, evitara que se refugien en alcohol o alguna droga.

Pudiéramos pensar que ser amigos de nuestros hijos, representa un signo de debilidad, pero es al contrario, son una serie de prejuicios que se deben romper, y cosas nuevas que se

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