EL PENSAMIENTO JUDEOCRISTIANO
Enviado por SAGONZ187 • 20 de Marzo de 2014 • 2.041 Palabras (9 Páginas) • 1.674 Visitas
El pensamiento Judeocristiano
La construcción discursiva de la Biblia proyecta de manera revolucionaria en la historia una forma de flecha que parte desde las alianzas o pacto con los israelitas (Berit) en el cual éste ofrece una tierra prometida desde la cual el tiempo material, terrenal, no regresará. Esta diferencia radical con las otras religiosas fue llamada en el cristianismo, vida eterna.
Ser
Existe un yo
Porque hay un no-yo
del cual formas parte tu
que me mira.
Sin tu
No hay yo,
Y yo..
no sería nada
sin tu mirada.
Mírame
sé conmigo
y nuestras miradas
serán en el todo
transmisoras de bien.
Búscame
que contigo quiero ser
estar y hacernos bien.
Mirame
Búscame
hazte ser
hazme ser.
Los principios del judeocristianismo
El texto básico del judeocristianismo es la Biblia conservada en las tradiciónes judía y cristiana. éste consiste en dos partes: la Biblia Hebrea y el Nuevo Testamento.
La Biblia es la palabra inspirada por Dios, escrito por seres humanos. La Biblia se debe entender como un todo, sin escoger solamente las partes que sirven a nuestros intereses. Sin embargo, el proceso de transcripción y transmisión es falible. Por lo tanto no es posible siempre entender la Bibla de una manera literal, sino en su propio contexto histórico.
Es necesario tener en cuenta la iluminación del contexto histórico y del sentido de la Biblia que nos ofrecen los especialistas en textos bíblicos. Sin embargo la obra de los especialistas no nos puede servir de guía exclusiva, porque muchas de sus observaciones se basan tanto en especulación como en conocimientos. Hay que luchar con las escrituras separando sus verdades eternas de sus expresiones temporales, y tratar de entender estas verdades a través de la fe y con el corazón.
La Biblia Hebrea se debe entender por derecho propio y según el orden original de sus textos. La Biblia Hebrea nos cuenta la historia del descubrimiento de la relación íntima entre Dios y los seres humanos en la experiencia del pueblo hebreo. El término bíblico que se refiere a esta relación es en inglés "covenant"; es decir, pacto o promesa.
El Nuevo Testamento es la continuación y la culminación de la profecía hebrea. En la vida y las enseñanzas de Jesucristo aprendemos que la relación íntima de Dios con los seres humanos se extiende a cada uno en todas las naciones de la tierra. La misión profética de Jesús fue transmitir este mensaje al mundo. El Nuevo Testamento extiende el pacto de la Biblia Hebrea a toda la humanidad.
El judeocristianismo no es un sustituto del judaismo ni del cristianismo. Es una manera de ver los dos que pone énfasis en la continuidad de ambas tradiciones. De esta manera el judeocristianismo no está obligado a las doctrinas cristianas o judías. Se aplica de la misma manera si uno cree que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías, o el último de los profetas hebreos. Los cristianos no deben renunciar a su creencia en la divinidad de Jesús y tampoco deben los judíos aceptar tal creencia para apreciar o beneficiarse de este enfoque. El judeocristianismo es un enfoque que une a la gente y que acepta tanto a judíos como a cristianos - y a todos los demás también - exactamente como son.
La idea principal del judeocristianismo es el amor sin interés propio. El amor sin interés propio se puede definir como la conciencia de la individualidad del otro. El mensaje central de Jesús es enseñar este amor, que es la culminación natural de la profecía hebrea. Por su buena y completa disposición para aceptar su sufrimiento y por su fe en la redención a pesar de todo, Jesús llegó a ser el representante de todo el sufrimiento humano, y por su sufrimiento demostró su mensaje profético del amor redentor de Dios.
Dios no se puede definir ni entender a través del intelecto. Es posible describir a Dios como bondad absoluta. Como somos creados en la imagen de Dios poseemos un "sentido de bondad", esto es, la capacidad de percibir el bien y de diferenciar el bien del mal. Esta capacidad tiene sus límites; no es infalible y es especialmente difícil evaluar las formas contradictorias del bien. Por lo tanto es necesario ejercer esta capacidad cautelasomente y con la conciencia de sí mismo. No obstante este sentido de la bondad es nuestro medio más fidedigno de saber y la guía más fiable para la acción. Es posible hacer caso omiso de nuestro sentido de la bondad, suprimiéndolo o descartándolo a causa del miedo de enfrentarnos a la ambigüedad. Sin embargo tenemos la responsabilidad de cultivarlo lo mejor que podamos. “El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad” (Romanos 8:26): si nos dedicamos sinceramente a entender lo que es la bondad, algo más alla de nosotros nos ayuda.
No podemos comprender la bondad en su totalidad; sin embargo podemos percibir sus numerosas expresiones específicas como el amor, la belleza, la honradez, la integridad, la generosidad, la paciencia, la compasión, la verdad y la justicia. El bien más alto de todos es el amor sin interés propio; éste es el patrón para juzgar las otras formas del bien. El sentido de la bondad se puede desarrollar. Es importante vigilar cuidadosamente nuestros pensamientos; si no, podemos confundir nuestros propios deseos y prejuicios con el verdadero bien. Tenemos la capacidad de distinguir nuestros deseos de la bondad verdadera, y sabemos bien si están diciéndonos la verdad. El sentido de la bondad bien desarrollado es la base más sólida de la fe, especialmente para los que no han aprendido la fe cuando eran jóvenes. Si podemos interiorizar el bien el sentido de la bondad, conseguiremos la esperanza de una Presencia salvadora más alla de nosotros, la cual es la fuente del bien que percibimos.
Teniendo en cuenta todo esto podemos hablar del propósito de nuestra creación. Dios nos ha creado para que podamos revelar su bondad. Como dice el himno ben conocido "Alabaré": "Somos tus hijos, Dios padre eterno, tú nos has creado por amor." Podemos expresar la bondad en todas sus varias formas, y también elegir la bondad sobre todas las alternativas. La intención más alta y el bien más grande que podemos manifestar es aprender a amar sin interés propio. Por lo tanto
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