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ESTRUCTURA DE LA SANTA MISA Y LITURGÍA


Enviado por   •  3 de Octubre de 2012  •  1.994 Palabras (8 Páginas)  •  1.928 Visitas

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ESTRUCTURA DE LA SANTA MISA Y LITURGÍA

“Yo voy a Misa cuando siento necesidad de Dios. Estar allí sin gusto, no tiene sentido”

¿Tiene sentido esta frase que tantas veces se escucha?

Hay una respuesta de sentido común para los que dejan de ir a Misa porque "no sienten ganas" o están más a gusto en la cama o en la cancha de fútbol. ¿Por qué no dejan de ir al trabajo o a la es¬cuela cuando "no tienen ganas" y se van a diver¬tir? Simplemente, porque el gusto no puede ser el criterio decisivo de lo que hacemos. Hay deberes que son más importantes que los gustos y los cumplimos aunque nos cuesten, convencidos de que el sacrificio que hacemos valdrá la pena.

Pero esta es una respuesta todavía bastante pobre para los que saben encontrar en la Misa dominical sólo una mera obligación. Hacer las cosas por puro deber, a contrapelo, no es el ideal.

Una persona madura actúa por propia CONVICCIÓN. Y para obrar consciente y res¬ponsablemente tenemos que saber por qué hace¬mos las cosas, en este caso: ¿Por qué vamos a Misa?

NOS REUNIMOS COMO FAMILIA DE DIOS

La celebración de la Santa Misa es antes que nada una REUNIÓN

Una familia que no se reúne se desintegra. Muere como familia. Los cristianos somos la gran Familia de Dios. Si no nos reuniéramos, mo¬riríamos como Pueblo de Dios.

San Lucas dice que los primeros cristianos "se reunían con frecuencia para escuchar la ense¬ñanza de los Apóstoles y participaban en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones" (Hechos 2,42). La fe cristiana se vive y se transmite en comunidad, en Iglesia. Reunir-nos es ya una manifestación de nuestra fe. Da¬mos testimonio de que es Jesús quien nos reúne. Cuando juntos oramos, cantamos, escuchamos la Palabra de Dios, compartimos el Cuerpo y la Sangre de Jesús, nos unimos al Señor y a nues¬tros hermanos. Nos hacemos Iglesia.

ESTRUCTURA DE LA SANTA MISA: La Santa Misa tiene dos grandes partes y cada una de las partes tiene sus momentos

Entrada: recibimos al Sacerdote que celebrará la Eucaristía

CELEBRACIÓN DE LA PALABRA:

Momento de Perdón: preparamos el corazón para recibir lo que Dios nos quiere decir, reconociendo nuestras faltas y pidiendo a Dios que entre en nuestro corazón para ser mejores personas cada día.

Gloria: oración de alabanza a Dios por todo lo que realiza en nuestra vida (se reza los domingos o solemnidades)

1ra lectura (del Antiguo Testamento)

Salmo (tomado del Libro de los Salmos)

2da lectura (tomada del Nuevo Testamento –cartas de San Pablo u otro apóstol-) sólo se lee esta lectura los domingos o solemnidades.

Aleluya: significa “alegría”, esta oración la cantamos todo el año, excepto en tiempo de Cuaresma.

Evangelio (este texto es tomado de alguno de los cuatro evangelistas –Marcos, Mateo, Lucas o Juan-)

Homilía (el Sacerdote nos explica o aplica a nuestra vida lo que la Palabra de Dios nos quiere decir)

Oración de los Fieles, Peticiones o Preces: a estas oraciones vamos respondiendo una antífona que puede ser “Escucha, Señor, nuestra oración” u otra. Con esta oración pedimos por la Iglesia, por nuestro país, y nuestras necesidades comunitarias y personales.

CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA:

Presentación de las ofrendas: ofrecemos los dones del pan y vino.

Santo: cantamos o rezamos esta oración de alabanza a Dios, reconociendo su Santidad.

Plegaria Eucarística: es el momento en que el Sacerdote ofrece a Dios Padre los dones del Pan y Vino para que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, aquí repetimos los gestos que realizó Jesús en la Última Cena junto a sus discípulos, es el momento más importante, “hacemos memoria de los gestos y palabras de Jesús”.

Padre Nuestro: rezamos la oración que nos enseñó Jesús para dirigirnos al Padre.

Momento de la Paz: somos invitados, como hermanos, a desearnos la Paz unos a otros.

Momento de la oración: Cordero de Dios: Jesús se entregó por nosotros, a Él le pedimos que tenga piedad de nosotros y que nos regale paz.

Comunión: nos acercamos cantando a recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesús con el corazón agradecido por este gran don que Dios nos ha hecho en su querido Hijo.

Meditación: momento de encuentro personal con Jesús que está en nuestro corazón luego de haber comulgado. Cantamos o meditamos alguna oración.

Envío: la Santa Misa concluye pero nuestro accionar como Hijos de Dios comienza, somos enviados como discípulos de Jesús a anunciar su palabra y amor. Nuestra vida, lo que hacemos y decimos, dicen lo que somos y en que creemos.

NOS HABLA DIOS

Toda la primera mitad de la Santa Misa -la Ce¬lebración de la Palabra de Dios- nos hace cono¬cer la fe cristiana siendo Dios mismo quien nos instruye. "Cuando se leen en la Iglesia las Sa¬gradas Escrituras, es Dios mismo quien ha¬bla a su pueblo, y Cristo, presente en su Pala¬bra, quien anuncia el Evangelio." (Misal Roma¬no).

La homilía (la predicación) trata de explicar y aplicar esa Palabra eterna al hoy y aquí de nues¬tra situación.

COMEMOS EL PAN DE VIDA

Toda vida que ha de desarrollarse, necesita de alimento, también nuestra vida interior, la vida, que recibimos en el Bautismo.

Para esta vida interior, el verdadero alimento es el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Y este alimen¬to lo recibimos en la Santa Comunión, aceptando la invitación de Jesús: "Tomad y comed..." Come¬mos el Pan de Vida, ya que Jesús nos prometió: i"El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene Vida eterna" (Jn 6,54).

Jesús nos quiere decir: Para vivir, vos me ne¬cesitas con tanta urgencia como el pan de cada día!

COMPARTIMOS LA MESA FRATERNAL

La Eucaristía es una verdadera comida. Toda comida sirve para estrechar los vínculos de her¬mandad entre los participantes.

Con mayor razón la Santa Misa es el gran "signo de la unidad".

¿QUE ES LA LITURGIA?

La Liturgia es:

• acción de Cristo y de la Iglesia, su Cuerpo;

• celebración gozosa de nuestra Salvación;

• encuentro con Dios y los hermanos;

• fiesta de comunión eclesial;

• fuerza en el peregrinar;

• compromiso de nuestra vida cristiana, a fin de ayudar a realizar el Reino, según el plan de Dios (Puebla 918);

• el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo (SC 7);

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