El Diario De Adan Y Eva
Enviado por Chease • 29 de Noviembre de 2012 • 11.353 Palabras (46 Páginas) • 1.683 Visitas
Introducción.
Los temas bíblicos de la creación del mundo y del hombre obsesionaron a Mark Twain durante toda su vida de escritor. Es constante la referencia en sus relatos, cartas y anotaciones a trabajos que estaba desarrollando, o proyectos que planeaba, con la intención de reunirlos en una magna obra dedicada a los escritos bíblicos. Mark Twain conocía muy bien la Biblia, como lo demuestra la gran influencia que tuvo en toda su obra, pero en estos relatos sobre el Antiguo Testamento encontramos también las huellas de su propia vida: El diario de Adán y Eva se convierte en un tierno y emocionado recuerdo de su mujer, Olivia Langdon, que había muerto un año antes de su redacción. En todos estos relatos está presente, como factor unificador, el vigoroso humor de Mark Twain, con su estilo sencillo, directo, ácido e irreverente, y la misma actitud franca y vital en defensa del ser humano cuyas debilidades y pretensiones ridiculiza. Escritos originalmente en dos piezas, que posteriormente Twain expandió, revisó y fundió, el diario de Adán y Eva es un claro ejemplo del sentido del humor de su autor y de sus observaciones sobre la naturaleza humana, retratando a Adán como un hombre cuya máxima ambición es dedicarse a no hacer nada, pero cuya curiosidad le domina una vez estimulada por su mujer, y a Eva como una mujer inquieta que quiere comprender todo aquello que le rodea y tiene la necesidad de compartirlo con cualquiera que le escuche, lo que inicialmente le limita a su indiferente compañero.
Prologo
El diario de Adán y Eva “Mark Twain”:
Con su ingenio y encanto habituales, Mark Twain, uno de los más grandes escritores de nuestro tiempo, presenta la historia del Jardín del Edén. He aquí los diarios de Adán, padre legendario, y Eva, madre de la raza humana. Las relaciones entre sexo femenino y masculino ¿han sido las mismas? Responde a esta pregunta presentándonos a Adán importunado por la curiosidad de su compañera que, con naturaleza inquisitiva, practicidad y sagaz modo de ver lo que le rodea, pone nombre a lugares, seres, y animales del jardín. Eva 'descubre', el fuego o humo y sentimientos como amor, dolor, y belleza de las cosas... También, el amor y atracción hacia su gandul y a veces tosco compañero que no tiene más remedio que llegar a una conclusión: 'allí donde estaba ella, estaba el paraíso. Rememora el mito del paraíso o jardín del Edén utilizando humor, sarcasmo, inteligencia incisiva y sutiles toques de patetismo para mostrarnos las ancestrales debilidades y modos de ser de la naturaleza humana. Un tema con un marcado contenido religioso y teológico sirve a Twain para imaginar esta crónica del primer amor humano, un amor que se repite en cada uno de los esposos de todos los tiempos. Aunque presentado bajo modo agradable, el relato no deja de tener un gran contenido ético, aplicable a la mayoría de las parejas.
Desarrollo
LUNES
Esta nueva criatura de pelo largo anda siempre en mí camino. Siempre está rondándome y siguiéndome por todas partes. Eso no me gusta; no estoy acostumbrado a la compañía. Ojalá se quedara con los otros animales… Hoy está nublado, viento del Este; creo que tendremos lluvia… ¿Tendremos? ¿De dónde saqué esta palabra? Ahora recuerdo – la nueva criatura la usa-.
MARTES
Estuve examinando la gran catarata. Es lo más admirable del lugar, creo yo. La nueva criatura la llama Cataratas del Niágara, por qué, por cierto no lo sé. Dice que parece las Cataratas del Niágara. Esa no es una razón; es mera terquedad y estupidez. No tengo posibilidad de ponerle nombre a nada. La nueva criatura nombra todo lo que aparece, antes de que yo pueda emitir queja alguna. Y siempre con el mismo pretexto: se parece a. Está el dodo, por ejemplo. Dice que apenas uno lo mira se ve inmediatamente que “parece un dodo”. Va a tener que conservar el nombre sin duda. Me fastidia tener que enojarme por eso, aunque, de todos modos no sirve para nada. ¡Dodo! No se parece a un dodo más que yo.
MIERCOLES Me construí un refugio para la lluvia, pero no pude disfrutarlo en paz. La nueva criatura lo invadió. Cuando traté de sacarla empezó a derramar agua por los agujeros por los que mira y a secarla con el revés de sus patas, emitiendo un sonido como el de los otros animales cuando están angustiados. Ojalá no hablara; está siempre hablando. Eso suena como una afrenta hacia la pobre criatura, como un desprecio.
En realidad no quise decir eso. Nunca antes escuché la voz humana y cualquier sonido nuevo y extraño que invada el solemne silencio de estas soledades de ensueño ofende mi oído como una nota desafinada. Y este sonido es tan cercano a mí; justo sobre mi hombro, justo en mi oído, primero de un lado y después del otro, y yo estoy acostumbrado solamente a los sonidos distantes.
VIERNES
El proceso de denominación continúa audazmente, sin que yo pueda hacer nada. Yo tenía un muy buen nombre para el Estado, y era bonito y musical: JARDÍN DEL EDÉN. En privado, lo sigo llamando así, pero en público ya no. La nueva criatura dice que es todo bosque y rocas y escenografía, y que por lo tanto no se parece a un jardín. Dice que parece un parque. En consecuencia, sin consultarme, lo re-nombró: PARQUE DE LAS CATARATAS DEL NIÁGARA. Esto es demasiado arbitrario, me parece a mí. Y ya hay un cartel: “No Pise El Césped”. Mi vida no es tan feliz como lo era antes.
SÁBADO
La nueva criatura come demasiada fruta. Probablemente se nos va a acabar. “Nos” otra vez -esa es su palabra; mía también ahora, de tanto escucharla-. Mucha niebla esta mañana. Yo no salgo cuando hay niebla. La nueva criatura, sí. Sale con cualquier clima y después entra pisoteando con sus pies embarrados. Y habla. Solía ser tan tranquilo y placentero este lugar.
DOMINGO
Tregua. Este día se está poniendo cada vez más exasperante. El pasado noviembre fue seleccionado y puesto aparte como día de descanso. Antes, yo ya tenía seis de ellos a la semana. Esta mañana encontré a la nueva criatura tratando de arrancar manzanas de aquel árbol prohibido.
LUNES
La nueva criatura dice que su nombre es Eva. Está bien, no tengo objeciones. Dice que es para que la llame cuando quiero que venga. Entonces le dije que eso era superfluo. La palabra evidentemente me granjeó su respeto. Y por cierto es una palabra buena, grandiosa y digna de ser repetida. Dice que no es un Él, que es un Ella. Esto es dudoso, probablemente. Sin embargo, para mí es lo mismo. Que sea ella no me importa, mientras se las arregle sola y no hable.
VIERNES
Empezó a suplicarme que no me zambullera
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