El Mito De Las Maldiciones Generacionales
Enviado por ismaelbriceno • 28 de Septiembre de 2012 • 3.230 Palabras (13 Páginas) • 730 Visitas
El Mito De Las Maldiciones Generacionales. (Primera Parte)
La enseñanza principal de esta herejía está enfocada en que las cosas malas que nos suceden son consecuencias de los pecados de nuestros antepasados: enfermedades hereditarias (Diabetes, Obesidad, Hipertensión Arterial, Cáncer, etc.), intentos de suicidio, divorcios, infelicidad, miseria, ruina, desviaciones sexuales, idolatría, etc.
Según esta teoría las cosas adversas que nos suceden se deben a maldiciones que nos llegaron por pertenecer a un grupo familiar cuyo árbol genealógico fue infectado por la iniquidad.
Los que enseñan acerca de la maldición generacional dicen que los delitos de una persona fueran genéticamente trasferidos a todos sus descendientes. La gente no sólo hereda la naturaleza pecaminosa de sus antecesores (la tendencia que todos tenemos de rebelarnos contra Dios), sino que también adquieren la maldad acumulada de sus antecesores.
Como resultado, Dios los culpa, no sólo por sus propios pecados, sino también por los pecados de sus antecesores. Además, Satanás tiene derecho a seguir manteniendo un reclamo legal contra los creyentes que no han tratado de una forma eficaz con sus maldiciones generacionales, resultando en fracaso, violencia, impotencia, profanidad, obesidad, pobreza, vergüenza, enfermedad, aflicción, temor, y aun muerte física.
Los proponentes de la maldición generacional luego dirigen su enseñanza a su próximo paso lógico. Ellos concluyen que la sangre de Cristo fue derramada por los pecados de cada persona, pero que deben dar un paso adicional para quitar la trasgresión que hayan heredado de sus antecesores.
Se requiere este paso adicional para que una persona sea liberada de las ataduras que la mantienen cautiva al pecado de sus antepasados. Este procedimiento involucra una elaborada ceremonia que consiste en investigar y enumerar los pecados de sus antecesores hasta la cuarta generación, confesando los pecados por ellos, recitando oraciones y declaraciones recomendadas, rompiendo personalmente esas supuestas maldiciones.
Concepto erróneo de iniquidad:
Casi todos los maestros de la maldición generacional basan su enseñanza en alguna combinación de Éxodo 20:5,6; 34:6,7; Números 14:18; y Deuteronomio 5:9,10. Cada uno de estos textos contiene las palabras: “visitar la maldad (o iniquidad) de los padres sobre los hijos…hasta la tercera y cuarta generación.
La palabra clave de esta falsa enseñanza se encuentra en la palabra “iniquidad”. Según ellos, este término es una referencia a pecados graves que atan a personas aun después de convertirse. Estas iniquidades son identificadas como ataduras heredadas de los antepasados.
La palabra hebrea “Avvon” que es traducida como “iniquidad “, no es equivalente a “pecado”. Según El Diccionario hebreo Talmúdico de Strong: *5753 y *5771: “iniquidad” significa: malos hábitos” sinónimo de “mala conducta”
Lo que tenemos que tener claro es que el término en hebreo que se utilizó en Éxodo 20:5 para referirse a la maldad es el mismo que se usó en 34:7 para hacer referencia a la iniquidad.
Dicha iniquidad mencionada en estos textos se refiere a problemas de conducta que se aprende y no es algo genético que se hereda, evidentemente la conducta externa de los padres tiene influencia sobre los hijos, el ejemplo bueno o malo de los padres afecta a los hijos, pero esa está muy lejos de decir que son pecados que son heredados, lo que si es transferible desde el punto de vista genético son las enfermedades lo cual ha sido demostrado por la ciencia, como médico le aseguro que una sesión de exorcismo por maldición generacional no lo va a librar de la herencia de la Diabetes por ejemplo si usted no lleva un estilo de vida sano.
Entonces la palabra iniquidad y maldad mencionados en estos textos bíblicos se refieren a la influencia parenteral sobre sus hijos y no a la maldición generacional.
Concepto erróneo de maldición:
Otro concepto errado es el concepto de maldición que estos predicadores manejan está relacionado con los poderes mágicos de la superstición pagana, equivalente a un hechizo o un encantamiento que llevado al ridículo es similar al embrujamiento que convirtió al hermoso príncipe en un sapo. Este tipo de mito no existe.
La gente involucrada en la brujería, la santería o el vudú manejan estos conceptos mientras clavan agujas en un muñeco, le suenan la maraca al enfermo o bailan alrededor del “cliente” sacudiendo la pobre gallina.
La palabra “maldición” tampoco aparece en ningún lado en estos textos bíblicos. Ellos quisieran ver la palabra “maldición” en lugar de “maldad”, pero ni el lenguaje ni el contexto les permite forzar el concepto dentro del pasaje. La palabra de Éxodo 20:25 es ‘âwon (generalmente traducida al español como iniquidad, maldad,), mientras que maldición es ârar.
Como vemos, tanto el castigo como la maldición sobre las generaciones venideras están ausentes del pasaje. Otro error de los maestros de la maldición hereditaria es ignorar totalmente el resto del pasaje, donde se enfatiza la misericordia de Dios sobre los que le aman y guardan sus mandamientos. Esto, automáticamente cancela cualquier pretensión de que un cristiano esté marcado por una maldición ancestral y deba ser liberado de ella.
En la Biblia vemos que sólo Dios tiene el derecho y el poder de invocar una maldición (Deuteronomio 28:15-68), aunque en ciertas ocasiones concede a los humanos el derecho de pronunciarla, pero siempre con su aval (Génesis: 27:29). Si bien cualquiera puede proferir una maldición con sus labios, de ahí a que se cumplan hay un largo trecho.
El Proverbio 26:2 establece que una maldición dañina dirigida hacia una víctima inocente es totalmente inefectiva. El único que maldice de verdad, vale la pena repetirlo, es Dios.
La maldición de Dios, aunque el término suene feo por la fuerza de la costumbre, es una revelación de Su justicia que afirma Su derecho a exigir completa obediencia de los humanos.
El único que realmente se reserva el derecho y poder de maldecir es Dios. Pero una maldición de parte de Dios es totalmente diferente al concepto pagano-mágico de la palabra. El primer uso de la palabra hebrea ârar ocurre en Génesis 3:17 (maldita será la tierra). Es un pronunciamiento de juicio sobre aquellos que quebrantaron un pacto.
Maldición, en el contexto bíblico, es una expresión de la justicia de Dios que se aplica sobre alguien o algo como consecuencia de una decisión personal e intencional de desobediencia contra Dios, y que el hombre toma haciendo uso de su libre albedrío. Dios, entonces, pone distancia entre El y el pecado
No hay evidencias bíblicas ni históricas respecto a la maldición
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