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El Verbo Se Hizo Carne


Enviado por   •  4 de Enero de 2014  •  5.253 Palabras (22 Páginas)  •  407 Visitas

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El Verbo se hizo carne

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En el atardecer de un domingo del 31 de octubre de 1895, W. W. Prescott predicó un sermón en el encuentro campestre de Armadale, en Victoria, Australia. E. White oyó su predicación, así como las que fue presentando sucesivamente, y quedó impresionada, expresando su gratitud por el mensaje de Prescott en términos entusiastas, en diversas cartas enviadas a diferentes destinatarios, así como públicamente, en un artículo en Review & Herald.

Puesto que el White Estate no ha publicado todavía todas esas cartas, es imposible dar la referencia exacta de cada una de ellas.

Reproduciremos aquí diversos fragmentos de las mismas, así como una parte del artículo citado en la Review & Herald:

Acabo de oír el discurso dado por el profesor Prescott. Fue un poderoso llamamiento a nuestro pueblo... Maggie Hare ha tomado por escrito los discursos del profesor Prescott y los míos, a fin de publicarlos. Temo que sus sermones no parezcan los mismos, cuando no sea él mismo quien los dé a viva voz, pues sus palabras son pronunciadas en demostración del Espíritu y con poder, con el rostro iluminado por la luz celestial. La presencia del Señor está día tras día en nuestras reuniones (Manuscrito 19, 1895).

El Señor ha visitado a Prescott de una forma especial y le ha dado un mensaje especial para el pueblo... la verdad está fluyendo a su través en ricas corrientes; dice la gente que la Biblia es ahora para ella una nueva revelación (Manuscrito 47, 1895).

Aquellos que desde el encuentro de Minneapolis han tenido el privilegio de escuchar las palabras pronunciadas por los mensajeros de Dios, A. T. Jones, E. J. Waggoner y W. W. Prescott... Ha estado brillando la luz del cielo. La trompeta ha dado un sonido certero... Ha estado brillando luz sobre la justificación por la fe, y la justicia imputada de Cristo.

El Señor ha enviado a Prescott, no es un vaso vacío, sino lleno del tesoro celestial. Ha presentado verdades en un estilo sencillo y claro, rico en alimento.

W. W. Prescott ha estado llevando las palabras ardientes de verdad, tal como las oí de alguien en 1844; la inspiración del Espíritu Santo está sobre él. Prescott nunca había tenido un poder tal al predicar la verdad (Carta W 32, 1895).

Prescott ha gozado del derramamiento del Espíritu Santo desde su venida aquí; distinguimos la voz del Buen Pastor. La verdad procedió de sus labios de una forma en la que nunca antes la había oído el pueblo; los oyentes dicen que ese hombre está inspirado.

Prescott ha hablado muchas veces en el encuentro campestre de Armadale, bajo la inspiración del Espíritu Santo (Carta W 84, 1895).

La gente pedía reproducciones escritas de los mensajes de Prescott; se comportaron como un rebaño medio muerto de hambre, mendigando por las copias de esos mensajes. Quieren leer y estudiar cada uno de los puntos presentados.

La mente de Prescott ha sido fructífera en la verdad; que Dios pueda guiarnos a toda verdad.

Por la tarde [del 31 de octubre], el profesor Prescott dio una muy preciosa lección, valiosa como el oro. La carpa estaba llena, y muchos permanecían de pie en el exterior. Todos parecían fascinados por la palabra, a medida que él presentaba la verdad en líneas tan nuevas para los que no eran de nuestra fe. La verdad quedó separada del error, y el Espíritu divino la hizo brillar como a las joyas preciosas. Se mostró que la obediencia perfecta a todos los mandamientos de Dios es esencial para la salvación de las almas. La obediencia a las leyes del reino de Dios revela lo divino en lo humano, santificando el carácter.

El Señor está obrando poderosamente mediante sus siervos que están proclamando la verdad, y ha dado al hermano Prescott un mensaje especial para el pueblo. El poder y el Espíritu de la verdad proceden de labios humanos en demostración del Espíritu y poder de Dios (The Australian Camp-meeting, Review & Herald, 7 enero 1896).

El Señor ha visitado al hermano Prescott de forma destacable, y le ha dado el Espíritu Santo para que lo dé a su pueblo... Los que están en la verdad dicen, "este hombre habla bajo la inspiración del Espíritu de Dios"... Estamos seguros de que el Señor lo ha dotado con su Espíritu Santo y la verdad está siendo derramada de sus labios, en ricas corrientes (The Melbourne Camp Meeting, Manuscript Releases Vol. 21, p. 388).

Reproducimos a continuación el sermón que dio W. W. Prescott la noche de aquel domingo (31 octubre 1895), en la reunión campestre de Armadale, cerca de Melbourne. Se lo puede encontrar en inglés, en The Bible Echo del 6 enero 1896, p. 4 y 5, vol. II, nº 1, y 13 enero 1896, p. 12, vol. II, nº 2.

El Verbo se hizo carne

(W. W. Prescott)

"En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios" (Juan 1:1). "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros" (vers. 14).

El tema de la redención será la ciencia y el canto por las edades eternas, y bien puede ocupar nuestras mentes durante nuestra breve morada aquí. No hay ninguna otra porción de ese gran tema que demande tanto de nuestras mentes a fin de poder apreciarlo, como el tema que vamos a estudiar esta noche: "el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros". Por Él "fueron hechas" todas las cosas. Ahora, Él mismo "fue hecho". El que tenía toda la gloria con el Padre, la deja a un lado, y es hecho carne. Deja a un lado su modo divino de existencia, y toma el del hombre; y Dios se manifiesta en la carne. Esa verdad es el fundamento mismo de toda verdad.

Una verdad reconfortante

El que Jesucristo se hiciera carne, el que Dios se manifestase en la carne, es una de las verdades que más ánimo traen, una de las verdades más instructivas, una verdad en la que debiera gozarse la humanidad.

Esta tarde quisiera estudiar esta cuestión teniendo en vista nuestro presente beneficio personal. Concentremos al máximo nuestras mentes, pues comprender que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros requiere todas las energías de nuestra mente. Consideremos, primeramente, qué clase de carne fue, pues ahí está el fundamento mismo de la cuestión, en lo que tiene que ver personalmente con nosotros. "Por cuanto los hijos participan de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, a saber, al diablo. Y librar a los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre. Porque de cierto, no vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abrahán. Por eso, debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser compasivo y fiel Sumo Sacerdote

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