El amor por Jesús ¿Me amas?

2.1. ¿Por qué amar a Jesucristo?

La primera y más simple razón para amar a Jesucristo, es porque él nos lo pide, como podemos constatar en el Evangelio de Juan, Jesús le pregunta a Simón Pedro: ¿Me amas? (Jn 21,16), como todas las grandes palabras de Jesucristo en el Evangelio, no se refiere sólo al que la escuchó por primera vez, en este caso Simón sino a todo el que lee el Evangelio.

Otro motivo es porque Él nos amó primero y hasta el punto de dar la vida por nosotros, el amor no se paga más que con amor. ‘’Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí’’ (Ga 2,20).

Se debe amar a Jesús porque Él mismo es digno de amor, es amable en sí mismo. Nuestro corazón necesita algo majestuoso para amar y si Jesús satisface toda la capacidad infinita de amar de Dios, ¿Cómo no colmará la nuestra?: Al mismo tiempo se oyó una voz del cielo que decía: «Este es mi Hijo, el Amado; en él me complazco (Mt 3,17).

Además debemos amar a Jesús porque el que lo ama es amado por el padre: El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él» (Jn 14,21).

Se debe amar a Jesús porque sólo quien lo ama lo conoce: el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él (Jn 14,21) Si bien no podemos amar lo que no se conoce, al tratarse de las cosas divinas, sucede lo contrario, sólo se conoce a lo que se ama. Sólo el Padre revela a Jesús y no lo hace a los curiosos, sino a los amantes.

Para concluir, debemos amar a Jesús porque sólo amándolo es posible observar su Palabra y poner en práctica sus mandamientos: Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos (Jn 14,15).

2.2. ¿Qué significa amar a Jesucristo?

En sentido práctico amar a Jesús significa hacer junto a Él, la voluntad del Padre, su amor no consiste sólo en palabras, sino en hacer como Él lo hizo, que nos amó primero con hechos, al extremo de morir, dar la vida por nosotros.

En un sentido menos habitual, conocemos dos mandamientos ‘’ Amarás al señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’’ y ‘’Amarás a tu prójimo como a ti mismo’’ y a partir de ello surgen preguntas como: ¿Cristo es el objeto supremo y el último del amor humano, o sólo el penúltimo?

¿Es sólo camino hacia el amor de Dios o también su término?, ante las cuales surge una gran incertidumbre acerca de qué manera se inserta el amor a Cristo, si se trata de la misma cosa o por otro modo se trata de un estadio superior.

La encarnación del Verbo ha revelado un nuevo rostro de Dios y un modo de amarlo, una nueva forma de amor a Dios.

Actualmente se han difundido entre los cristianos técnicas de oración y formas de espiritualidad de origen oriental, tomando en cuenta el punto de vista cristiano estas prácticas no son del todo malas, si se colocan en el camino que nos conduce a Cristo, sin embargo, se vuelven negativas en el momento en que nos inducen a dejar de lado la mediación de Jesús y se colocan después

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