El desafío de los predilectos
Enviado por monaka • 16 de Octubre de 2012 • Tesis • 20.077 Palabras (81 Páginas) • 298 Visitas
El desafío de los predilectos
Escuchar la voz de Dios ante la situación de la juventud excluida
Leonel Burone, Uruguay
lburone@adinet.com.uy
Introducción
El botija había pasado desde los 6 hasta los 12 años prácticamente en la calle, porque su madre, según decía, “se calentaba y lo corría”. Las noches, las pasaba en una especie de pequeña carpa, muy chiquita, quizás de un metro y medio de largo, de alto le llegaba a la cintura..., apenas si entraba en ella. Construida con nylon y ropa vieja, estaba escondida detrás de unas enramadas al costado de la vía del tren.
Durante el día cuidaba autos y “mangueaba” por ahí. La gente de la vuelta lo apreciaba mucho, es que era muy simpático con ellos, tenía siempre la sonrisa dibujada..., ¡bruto comprador el gurí!. Llamaba la atención, como un muchachito tan golpeado por la vida se desenvolvía con tanta naturalidad, con tanta alegría...
Javier hace hoy ya dos años que está en un establecimiento del Instituto Nacional del Menor, internado bajo máximas medidas de seguridad..., sí, por cometer un acto de violencia contra dos chiquitos de 6 y 7 años que conmovió a toda la sociedad.
¿Qué pasó?, ¿dónde quedó aquella sonrisa, aquella alegría?, ¿de dónde salió tanta furia? “¡No!”, decía la gente de la zona, “¡ese gurí no pudo haber hecho eso!”.
Lo cierto y doloroso es que en estos dos años el chico no avanza mucho en su proceso, los funcionarios del lugar no descubren porqué, y cómo, en poco rato, puede variar de la mayor de las dulzuras a la mas fría de las violencias..., ¡nadie sabe porqué!.
Un viernes, hace un par de meses, le llevé una cruz, - “¡para que Dios esté cerca tuyo!”, le dije.
- “¡Dios ya está conmigo!”, me respondió, - “me dijo una vez una señora, cuando yo estaba en la calle, que Dios está en los que están mas mal de todos, ¡cómo yo!”...
La de Javier, es sólo una de las tantas historias que numerosos muchachos viven a lo largo y ancho de nuestro Continente. Son historias jóvenes azotadas por el dolor y el abandono, producto de la injusticia provocada por los mecanismos de exclusión aplicados por los sistemas económicos y sociales. Son los predilectos de Dios, ellos representan un verdadero desafío a una comunidad cristiana que quiere vivir radicalmente el seguimiento de Cristo.
El presente trabajo, quiere ser un intento en el cual, partiendo de la escucha de la voz de Dios que clama desde esas historias, iluminados por la Palabra, caminemos en la reflexión y en la búsqueda, hacia una respuesta cada vez más firme a esa voz que se nos impone como imperativo, a quienes queremos seguir a Cristo en la tarea del Reino.
En cuanto al itinerario a seguir: al inicio (primer capítulo), trataremos de plantear la temática a través de un breve análisis de la realidad del joven excluido, dando, luego de presentar dicha realidad, una mirada a su contexto más amplio, que es el de la pobreza estructural, para así abordar a continuación algunos aspectos de la problemática; deserción escolar, situación de calle y violencia. Luego (capítulo segundo), deteniéndonos en las Sagradas Escrituras, veremos cómo Dios, tanto en el A. T. como en el N. T., se manifiesta en contra de la injusticia y a favor de sus víctimas. El Dios de la Biblia es el Dios de los pobres y de los pequeños, no sólo por ser ellos sus predilectos, sino también porque en ellos se manifiesta presente.
El joven pobre es punto de encuentro de las dos grandes opciones que la Iglesia latinoamericana ha postulado en las últimas décadas. A partir de dichas opciones buscaremos (capítulo tercero), desde los documentos de las Asambleas generales del episcopado realizadas en Medellín, Puebla y Santo Domingo, acercarnos a la reflexión teológica y pastoral de ambas. Finalmente (capítulo cuarto), iluminados por la enseñanza de Jesús, intentaremos dejar planteados algunos posibles caminos a seguir como forma de respuesta a la problemática, desde nuestra perspectiva cristiana y eclesial, queriendo ser fieles a ese llamado que nos hace el Concilio Vaticano II, en su Constitución Dogmática sobre la Iglesia: “...Cristo fue enviado por el Padre para evangelizar a los pobres, y levantar a los oprimidos (Lc 4,18), para buscar y salvar lo que estaba perdido (Lc 19,10): de manera semejante la Iglesia abraza a todos los afligidos por la debilidad humana, más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente, se esfuerza en aliviar sus necesidades, y pretende servir en ellos a Cristo...” .
Indice
Introducción.
1. La Situación de riesgo de los jóvenes excluidos.
1.1- El contexto de los excluidos.
1.2- De la escuela a la calle.
1.3- Las máscaras de la violencia.
2- Un Dios que antepone al mas pequeño.
2.1- Dios escucha y salva a los oprimidos.
2.2- Felices los pobres.
3- En el encuentro de dos Grandes opciones.
3.1- La opción por los jóvenes.
3.2- La opción por los pobres.
3.2.1- ¿Qué es?, Y ¿quién la realiza?
3.2.2- ¿Quién es el Pobre?
3.2.3- El por qué de una opción por los Pobres.
4- Se trata de “ser prójimos”.
4.1- Al verle tuvo compasión.
4.1.2- Capaces de contemplar.
4.2- Se acercó.
4.3- Sanó sus heridas...
4.3.1- Ser profetas del cambio.
4.3.2- Apostar a la Educación.
4.3.3- Hacia un trabajo popular y comunitario.
A modo de conclusión.
Bibliografía.
Indice
La situación de riesgo
de los jóvenes excluidos
"Descubrir en los rostros sufrientes de los pobres el rostro del Señor es algo que desafía a todos los cristianos a una profunda conversión personal y eclesial. En la fe encontramos los rostros desfigurados por el hambre, consecuencia de la inflación, de la deuda externa y de las injusticias sociales; los rostros desilusionados por los políticos, que prometen pero no cumplen; los rostros humillados a causa de su propia cultura, que no es respetada y es incluso despreciada; los rostros aterrorizados por la violencia diaria e indiscriminada; rostros angustiados de los menores abandonados que caminan por nuestras calles y duermen bajo nuestros puentes, los rostros sufridos de las mujeres humilladas y postergadas, los rostros cansados de los migrantes, que no encuentran digna acogida; los rostros envejecidos por el tiempo y el trabajo de los que no tienen lo mínimo para sobrevivir dignamente".
“Minoridad
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