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El papel de la religion en el siglo XXI


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2017  •  Ensayo  •  626 Palabras (3 Páginas)  •  156 Visitas

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Estoy dispuesto a dejarlo todo

Dispuesto finalmente a alejarme de este lugar oloroso, no es de mi sorpresa que el hedor de este lugar revoque la melancolía inmediatamente. Este lugar siempre ha tenido un olor característico, un recuerdo constante de la humedad escondiéndose en todos los rincones, aunque ahora el tiempo se ha apropiado del lugar, ya no busca los rincones, ya no se esconde, ahora se puede ver cubriendo meticulosamente cada espacio, pero sin embargo no pierde esa propiedad de casa, no se ve como una casa abandonada ni siquiera fea por más desprecio que le tenga a este lugar no puedo negar que la fachada es bonita. Especialmente mi cuarto, mi cuarto sigue estando de la misma forma en la que lo dejé hace años, con esa bienvenida característica de un joven queriendo ser adulto, el dulce olor a testosterona en su máximo esplendor, tan fuerte he sido que han pasado 17 años y mi esencia permanece especialmente con esos carteles con culos pegados sobre las paredes, que simulan ser mujeres, mejor dicho, que simulan ser humanas. Revisé mi closet y para mi sorpresa ahí estaba mi caja, la abrí y encontré en ella, la dichosa carta, la carta que a todos nos obligaron a hacer en la secundaria: “Mi carta a mi yo adulto”

        Querido Yo del futuro

        Hola, espero que estés cumpliendo nuestro sueño

De algo estoy seguro y es de que efectivamente lo cumplirás, ya conoces el plan, una puta casa enorme, una chica pechugona y un precioso Mustang. Vivir el sueño, sino que más puede desear un hombre.

Tengo que admitir que mi inmadurez es estúpidamente irrealista, pensé por un tiempo que yo era un chico de secundaria bastante maduro para su edad, ahora tengo confirmado que no era nada espectacular. Pero lo que más me arde no son mis tonterías sino en lo opuesto en lo que se ha materializado mi vida. A qué punto he llegado que me duelen los sueños de un puberto, ninguna de las cosas las he podido conseguir, está bien, desea una puta casa enorme, no la consigues, pero al menos una casa, no tampoco, pagas una renta que apenas puedes pagar, una chica pechugona, lo único que me acompaña es una mano que siempre transpira y suda que siempre siento pegajosa, un precioso Mustang, al menos pude conseguir un Chevy que me lleva a donde quiero. Un sueño medianamente conseguido, pero no significaba que fuera un perdedor. Era un niño que soñaba demasiado, atrapado en esta casa podrida, de ninguna manera podrían estos sueños conseguirse si el mundo conspiraba en mi desde el día que nací, desde el día en que mis dichosos padres decidieron criar a un niño sin saber ellos mismos que es cuidarse a sí mismos.

Por esto me despido de este lugar, solamente era una visita rápida, no vine a aclarar mi infancia mucho menos esperar darle un final dramático ni ninguna clase de cierre a mis padres. Proseguí a guardarme la carta en mi bolsillo y a juntar en una caja lo más relevante que veía pasaron 10 minutos; la caja estaba llena de mujeres pechugonas y juguetes antiguos. Tan pronto como salir del cuarto una fuerza se apodero de mi cuerpo, caminaba pero no sentía mis piernas, de alguna forma en mis adentros había algo que deseaba transportarme tenía la sensación de flotar, por pocos segundos sentí la embriaguez del impulso, esa indescriptible fuerza que lo desconecta de lo es, de esa pequeña mortalidad que todos cargamos, de ese peso del que no escapamos me deje ir y por esos segundos estuve a merced de mis piernas las cuales me llevaron al cuarto de mis padres.

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