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En Pecado Constitutivo En El Ser Humano


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2014  •  8.062 Palabras (33 Páginas)  •  629 Visitas

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INTRODUCCION:

En el presente trabajo se busca analizar toda la problemática tan real pero tan confusa como lo es el pecado para el hombre situado ante Dios y sus semejantes. Esta realidad que lo acongoja y se convierte en la piedra en el zapato para el hombre que busca obtener la salvación ante su Dios. Para este análisis o reflexión se traerán aquí varios argumentos expuestos en diferentes fuentes o documentos que enriquecerán más los puntos de vista y la manera como se ha de afrontar tal problemática.

El hombre, al rebelarse contra Dios, pierde los beneficios (la vida!) que obtenía de su relación con Él. Se trata del aspecto "egocéntrico" que tiene que ver con el interés del hombre. Pero la ley fundamental del universo del que Dios es Creador no es la ley de la supervivencia, sino la ley del amor. Con esta rebeldía la humanidad entra en pecado, el cual lo podemos definir como una ofensa libremente cometida contra el amor humano y divino, que el hombre no puede reparar. El pecado contiene mucho de servidumbre e impotencia.

Veremos el pecado como una realidad constitutiva, desde su origen en el ser humano, y a la luz de lo que afirman las sagradas escrituras, tendríamos que decir que todo individuo plantado sobre la tierra es un ser constituido por el pecado, es la fase inicial del proceso de todo ser humano, la tendencia al mal. Muchos niegan luchar en contra del pecado, con lo cual la hermandad se contamina con la inmoralidad y las falsas doctrinas. Otros para no aceptar la responsabilidad de sus acciones, se amparan en la justicia de Dios y se confían de la misericordia infinita de Dios.

Es indudable que hay una fuerte e intrínseca relación entre el mal y el pecado. El mal implica una deficiencia en la perfección. El mal tiene sentido como mal precisamente porque es obra de la libertad. La libertad tiene sentido como tal libertad, porque es capaz de realizar el mal. Es en la libre elección como se puede hacer el bien o se puede hacer el mal.

La reflexión teológica ha sometido a constante análisis el tema del pecado y ha intentado deducir su elemento formal y sus aspectos característicos. Un de estas reflexiones las va a dar Benedicto XVI en su encíclica Dios es amor, en relación a lo incompleto que es el hombre y que por tanto su autosuficiencia que confiesa es tan solo una ilusión y que igual siempre termina pecando y necesitando de Dios. Se plantea aquí además cómo el hombre en su relación con Dios, con los demás y hasta con sigo mismo, se encuentra frente a una cantidad de leyes que muchas veces se convierten en una utopía o realidad inalcanzable. A la ley o sistema normativo se le da un extenso tratamiento en los Manuales tradicionales de Moral.

Por el otro lado presentaremos las consecuencias de una no sana interpretación del pecado. De seguir una interpretación del pecado original con elementos demasiado tradicionales, los cuales en su mayoría correspondieron a una época y realidad determinada, se podría caer en el riesgo de estancar la evolución de la moral en sus formulaciones y planteamientos. Y en el último apartado, se quiere exponer la manera como Dios da la justificación a todo hombre que incurre en el pecado. Una nueva oportunidad entendida también como la redención ofrecida por su infinita misericordia, entendida como gracia constitutiva.

1. Definición de pecado.

“Las palabras más usadas en las Escrituras en el sentido de pecar, la hebrea bata y la griega  tienen el significado originario de (faltar), pero a menudo en el contexto se transforman en violar, faltar contra uno, faltar contra Dios. El pecado encuentra por eso su forma más típica en la idolatría, que es el primer pecado prohibido en el decálogo (Ex 20, 3 = Dt 5, 7)”.

El hombre, al rebelarse contra Dios, pierde los beneficios (la vida!) que obtenía de su relación con Él. Se trata del aspecto "egocéntrico" que tiene que ver con el interés del hombre. Pero la ley fundamental del universo del que Dios es Creador no es la ley de la supervivencia, sino la ley del amor. Lo esencial, lo que define al pecado, no es lo que el hombre pierde, sino lo que significa en sí mismo el pecado, de cara a Dios. La esencia del pecado es lo que representa en relación con el principio fundamental del gobierno de Dios y de su carácter, que es el amor. La ley no es más que una expresión de ese carácter, y el pecado es rebelión, contra esa ley de amor.

“El pecado es, pues, una ofensa libremente cometida contra el amor humano y divino, que el hombre no puede reparar. El pecado contiene mucho de servidumbre e impotencia; pero es también una provocación constante a la propia superación. El pecado daña al hombre, es la negación del amor a los otros y al otro (Dios). Todo pecado real tiene algo de esta negación”.

En este sentido entonces, el pecado no se puede entender solo como un delito u ofensa contra el hombre, sino también como una falta enorme a Dios creador y dador de vida. El pecado es locura en la cabeza y odio en el corazón, el pecado es asesinato, es rebelión contra Dios. Y la rebelión es un acto o actitud. No necesariamente un acto externo, visible. El pecado es transgresión de la ley que dice "Amarás al Señor tu Dios sobre todas las cosas... y a tu prójimo como a ti mismo". (1 Juan 3:4).

“El pecado es, desde luego, algo incomprensible, imposible de concebir. Sin embargo comprobamos que existe. Algo en nuestra experiencia cristiana nos dice que el pecado no es más que un curso irregular de los acontecimientos, fuera de nuestro alcance. Es algo obstruso; un pecado que se pudiera comprender, seria una contradicción en si mismo. El pecado es carencia de sentido, oscuridad. El pecado es tiniebla, es desorden y una desarmonía”.

He aquí entonces, que el pecado por su gran complicidad, es como un circulo vicioso que amarra al hombre del cual le es difícil salir. Solo cuando el hombre lo enfrente con sinceridad y acepte su debilidad en la posibilidad de caer en él, podrá superarlo y entrar en una vida de plena armonía. Con lo cual, hará parte del encuentro armónico con Dios y con los demás hombres.

2. El pecado original como pecado constitutivo.

Antes de comenzar con este punto en toda su amplitud, quisiera dar una pequeña definición a la luz de la doctrina de la Iglesia de lo que se entiende por pecado original. “con la denominación de pecado original designamos el estado de pecado por el que el hombre está afectado desde su origen. Se puede describir este pecado con mas exactitud como pecado original pasivo (peccatum originale originatum), es decir, el hecho por el que todo hombre llega al mundo con el pecado original pasivo; este hecho puede designarse más exactamente con el nombre

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